Una nueva corriente disidente surge dentro del PRI por inconformidades en el reparto de candidaturas al Congreso, y en protesta por la estrategia de campaña de su abanderado presidencial José Antonio Meade.
Encabezada por Ulises Ruiz y José Adolfo Murat Macías (exgobernador de Oaxaca y sobrino del exmandatario José Murat, así como primo del actual jefe del Ejecutivo estatal, Alejandro Murat, respectivamente), “Democracia Interna” hizo pública su inconformidad a través de una carta. Ellos y otros oaxaqueños fueron excluidos de las listas de candidatos plurinominales de su partido u ocupan lugares que no les garantizan acceder a una curul o a un escaño en el Congreso .
En la misiva reprochan el orden de las listas plurinominales al Congreso, que calificaron de obsequios a quienes hacen fortuna a cuestas del PRI y tienen secuestrado al partido, así como un desequilibrio regional de estados que sí son bastiones del tricolor, como lo es Oaxaca, por ejemplo.
En las designaciones plurinominales a San Lázaro únicamente se contempló en los primeros lugares a María Nassar Piñeiro, quien figura en el lugar 10 de la tercera circunscripción. Ella es hija de la exsecretaria de Gobierno del aliancista Gabino Cué, Irma Piñeyro, así como exdirectora del DIF Oaxaca y exaspirante a la presidencia municipal de la capital de la entidad.
Los seis oaxaqueños restantes en el listado tienen pocas posibilidades de aspirar a una curul, ya que parten de la posición 22 en adelante, mientras que en la lista nacional del Senado ni siquiera fueron contemplados para algún escaño.
La queja surge pese a que los priistas tenían un acuerdo de unidad cuando se designó a José Antonio Meade Kuribreña como su candidato, quien sólo era simpatizante y no militante del Revolucionario Institucional.
Además, de parte de los disidentes hay severas críticas sobre la estrategia electoral para conservar la Presidencia con Meade; calificaron como “torpes” a los ataques hacia Ricardo Anaya y pidieron destituir a Aurelio Nuño por ser un coordinador de campaña “que no sabe del PRI”.
Sin embargo, “Democracia Interna” también hizo autocrítica y aceptó que en el PRI “han desperdiciado las oportunidades, un partido que se resiste al cambio, que menosprecia la democracia y que no entiende ni atiende los reclamos de la militancia y de la ciudadanía”.
Para ellos aún hay tiempo de revisar las candidaturas y mandar un mensaje de inclusión con espacios a ciudadanos con prestigio que equilibren la balanza y refuercen al candidato ciudadano (Meade) que postularon, ya que el PRI enfrenta una credibilidad “que está por los suelos”.
La petición para José Antonio Meade es además contratar a profesionales que corrijan la estrategia, revisen su discurso y se enfoquen en compromisos para los 50 millones de mexicanos pobres, los empresarios nacionales y la revisioìn de reformas.
El antecedente democrático en el tricolor
En la década de los 80, cuando aún eran militantes del PRI Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez, Andrés Manuel López Obrador y Porfirio Muñoz Ledo, entre otros, surgió una Corriente Democratizadora que exigía reglas claras para designar a su candidato presidencial, es decir, acabar con el “dedazo”.
También pidieron que el priismo regresara a sus bases de principios nacionalistas y política socialdemócrata, que había dejado de lado por adoptar una cultura neoliberal y de oposición a los ideales de la izquierda que surgía.
La inconformidad de la Corriente Democratizadora derivó en movilizaciones en el entonces Distrito Federal, hasta que el grupo terminó rompiendo totalmente el PRI. Cuahtémoc Cárdenas fue postulado a la presidencia por el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) para la elección de 1988. Esa ruptura encabezada por Cárdenas y Muñoz Ledo conjuntó otros afanes democráticos de la izquierda mexicana y derivó en la creación del PRD.
jamp