Main logo

Cuando “Los Zetas” y el Cártel de Sinaloa gobernaban La Laguna

Ambos cárteles hicieron de la zona un infierno, autoridades federales y locales han logrado recuperar la paz en la zona, pero hay varias dudas al respecto

Escrito en NACIÓN el

“En Televisa, en Punto de Partida, no estamos dispuestos a salir esta noche, a fingir que no está pasando nada cuando sí está pasando”, fueron las palabras que Denise Maerker dijo en televisión nacional para, en un hecho sin precedentes, informar a los televidentes que no trasmitiría esa noche debido al secuestro de un grupo de periodistas que trabajaban para la televisora.

Los hechos ocurrieron en junio de 2010, cuando los periodistas investigaban vínculos entre el crimen organizado y autoridades en La Laguna.

La Laguna es una zona en la frontera de Coahuila y Durango, ambicionada por los cárteles debido a que es la conexión del Pacífico con Ciudad Juárez, Chihuahua; así como Nuevo Laredo y Reynosa, Tamaulipas; algunos de los principales puntos en el trasiego de drogas hacia Estados Unidos.

En aquellos años, La Laguna era una zona caliente, de disputa entre el Cártel de Sinaloa y “Los Zetas”. Los periodistas eran sólo unas víctimas más de esa guerra en la que autoridades eran cómplices.

Así lo explicó la propia Denise Maerker durante su participación en la presentación del libro “Reconquistando la Laguna” de Sergio Aguayo, Jacobo Dayán y Javier Garza Ramos.

“Cuando los reporteros salieron del penal de Gómez Palacio (municipio de Durango en límites con Coahuila), la secretaría de la Presidencia Municipal les dijo ‘cuídense, van por ustedes’, los reporteros no entendieron que a una cuadra de ahí los iban a secuestrar, el gobierno los puso”, reveló Denise Maerker.

Luego, relató la periodista, las sospechas de colusión de las autoridades se intensificaron cuando información de Presidencia sobre el hallazgo de cuerpos en La Laguna, que pudieran ser los reporteros, era rechazada por el entonces secretario de Seguridad Pública de Torreón, el general Bibiano Villa, quien se contactaba con Maerker y le decía que no eran, que a esos los habían matado “los otros” en un manejo de la información perturbador.

“Ni siquiera eran socios, las autoridades estaban al servicio del narcotráfico”, sentenció la conductora.

LA RECONQUISTA DE LA LAGUNA

Antes de 2007, La Laguna era controlada por el Cártel de Sinaloa en un tipo de status quo donde la sociedad civil no era blanco de las prácticas del narcotráfico. Luego, vino la incursión de “Los Zetas” quienes en su “modelo de negocio” afectaron a cada uno de los niveles de la sociedad a través de la violencia.

El Cártel de Sinaloa, desde Durango y bajo el beneplácito el gobierno de Ismael Hernández, y “Los Zetas”, en Coahuila en el mismo sentido, pero en la administración de Humberto Moreira, convirtieron en La Laguna en un infierno.

A partir de 2010 y 20111, en el cambio de gobierno de ambas entidades, sumado a una serie de factores involucrados, comenzó el proceso para rebatar La Laguna al narcotráfico, relatan Javier Garza Ramos y Sergio Aguayo, autores del libro quienes también participaron en la presentación.

Ambos enlistan a los actores protagonistas de esta reconquista de La Laguna: los empresarios, los colectivos de víctimas, los medios -quienes no se mantuvieron callados como en otras entidades, por ejemplo, Tamaulipas-, incluso la iglesia, la academia y claro está el Estado.

Mónica Serrano, investigadora del Colegio de México, puso como ejemplo la voluntad de las autoridades estatales y su coordinación con el gobierno federal para la depuración de las policías estatales.

“En Coahuila hay una depuración de la policía con exámenes de confianza que termina reduciendo el número de uniformados a menos de la mitad, en su lugar se aumentó la presencia del Ejército”, mencionó Serrano.

Así, detalla la investigadora del Colegio de México, la policía estatal se ganó la confianza de las Fuerzas Armadas, misma mostrada en el permiso que los agentes de Coahuila usen armas de mayor poder para “mantener a raya” a los cárteles que están armados hasta los dientes.  

Otro ejemplo de esta confianza en las fuerzas estatales fue el intento de incursión del Cártel de Noreste en Villa Unión, Coahuila, en diciembre pasado y que fue reprimido primero por la policía municipal y luego apoyados por la estatal.

EL CÁRTEL DE SINALOA Y LAS DUDAS

Pese a que la zona de La Laguna es un ejemplo en el combate al narcotráfico en el país, hay varias dudas alrededor.

La primera y la más preocupante es el peso del Cártel de Sinaloa en la región, pues la organización que terminó debilitada en La Laguna fue la de “Los Zetas” con la neutralización de sus líderes como Heriberto Lazcano, “El Lazca”; Miguel Ángel Treviño Morales, “El Z-40”; y Omar Treviño Morales, “El Z-42”.

Del lado de Sinaloa solo cayó Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, en 2014 y luego en 2016, y no necesariamente por su participación en la guerra de La Laguna.

“El Cártel de Sinaloa no ha sido desalojado de Coahuila”, aseguró Mónica Serrano, lo que significaría, entonces, solo un regreso al status quo.

Por su parte, Denise Maerker pone sobre la mesa que si la pacificación de La Laguna fue por la victoria de un cártel sobre otro como ha ocurrido en otras zonas del país.

En el mismo sentido, Sergio Aguayo cuestiona si hubo un acuerdo de las autoridades federales para combatir a “Los Zetas”, principales enemigos del Cártel de Sinaloa, pregunta que surge tras la detención de altos funcionarios ligados con este cártel como la de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón.

Esta duda incrementa luego que los autores del libro señalaran que hubo resistencia por parte de las autoridades de Durango para dar información sobre este proceso de “reconquista”. Cabe mencionar que la entidad duranguense era el bastión criminal del Cártel de Sinaloa en esta disputa.

Otra interrogante que Javier Garza pone sobre la mesa es si las autoridades estatales podrán resistir otra infiltración como la que en Coahuila sufrieron por parte de “Los Zetas”.

“Las fuerzas de seguridad son más fuertes que antes pero no sé que tanto para resistir otra infiltración”, sentenció Garza.

Una más de las dudas es si este modelo de pacificación puede implementarse en otras zonas del país.

Mónica Serrano señaló que no pude ser un modelo para todos los estados, pero que sí puede servir en zonas específicas como en algunas alcaldías de la Ciudad de México que colindan con el Estado de México.

Incluso, la investigadora del Colegio de México mencionó que se hizo algo parecido en el municipio mexiquense de Nezahualcóyotl.

LA JUSTICIA Y OTROS LOS PENDIENTES

La Reconquista de La Laguna tiene varios pendientes desde el ámbito gubernamental, aseguró Jacobo Dayán, uno de los autores de la obra, señalando principalmente la justicia a las víctimas.

Para Dayán no hay una exigencia de reparación del daño a las víctimas de esta violencia en ambas entidades.

Tampoco se ve una intención, dijo, de buscar a los desaparecidos, ni de combatir la impunidad, el interés solo es bajar los niveles de violencia.

Denise Maerker coincidió con Dayán: “Estamos ante un estado raquítico […] solo vapor combatir la violencia, no para entregar la justicia”.

La periodista recordó que hay familias enteras buscando a sus desaparecidos en fosas clandestinas pedazo a pedazo, mientras las autoridades forenses no se dan abasto para identificar dichos restos.