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“Confiamos en Dios”: familiares de víctimas de la explosión en Tlahuelilpan

Algunas personas rompen en llanto al pensar en lo que le sucedió a su familiar, otros se cubren el rostro para que evitar que se note su tristeza

Escrito en NACIÓN el

A los familiares de seis víctimas de la tragedia en Tlahuelilpan, Hidalgo, sólo les queda confiar en Dios.

La preocupación se siente en el ambiente de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Lomas Verdes del IMSS, donde permanecen hospitalizadas seis personas que resultaron con quemaduras graves tras la explosión de un ducto de Pemex en Tlahuelilpan, Hidalgo. 

Algunas personas rompen en llanto al pensar en lo que le sucedió a su familiar, otros se cubren el rostro para que evitar que se note su tristeza, mientras que algunos aparentan estar en calma, Todo lo que les queda es esperar. 

A las 11:30 de la mañana el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, y el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social, Germán Martínez Cázares, recorrieron el hospital para supervisar la atención que se brinda a los heridos. 

Aseguraron que las instituciones del sector salud están trabajando en conjunto y hacen todo lo que está en sus manos para salvar la vida de las víctimas. 

Aproximadamente a las 14:30 horas, Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del presidente Andrés Manuel López Obrador, también estuvo en el hospital, en donde se reunió con familiares de los lesionados y les aseguró que les darán todo el apoyo que necesiten. 

Mientras tanto, los seis heridos que se encuentran en ese lugar se reportan en estado grave, aunque sus seres queridos no pierden la esperanza de que se restablezcan. 

Abigail, esposa de Alejandro Hernández Cruz, de 22 años, dijo que aunque él tiene el 95% del cuerpo con quemaduras, tiene fe en que pueda regresar con ella y con su hija a Tlahuelilpan. 

Un caso similar es el de Leonor Gudiño, madre de Josué Neria Gudiño, de 24 años, quien tras el incendio vio a su hijo desnudo, por su intento de apagar el fuego de su cuerpo,  y con quemaduras en la cabeza, la cara y las manos. 

“Confiamos en Dios y yo creo que a nuestros hijos los estamos poniendo en sus manos, porque no hay nadie más que pueda restaurar sus vidas”, dijo Leonor, mientras el dolor se asomaba en su mirada.

Los familiares mencionaron que les están dando buena atención a las víctimas y también a ellos, puesto que por la tarde los llevaron al comedor para que pudieran ingerir alimentos. 

La incertidumbre por el estado de salud de los heridos por la tragedia ocurrida en Tlahuelilpan persiste, igual que la esperanza que tienen las familias de volver a abrazar a sus seres queridos.

Al final de cuentas, sólo les queda confiar en Dios.