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Cártel inmobiliario de la CDMX: amiguismo e impunidad, los cimientos

Conformado por diferentes personas, entre ellas, dos estudiantes de la Facultad de Derecho: Uriel Oliva Sánchez y Miguel Ángel Mancera Espinosa

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Escrito en NACIÓN el

“Dios los hace y ellos se juntan”. Ese es el refrán que describe a dos estudiantes que compartieron aulas en la Facultad de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a finales de la década de 1980, y quienes décadas después destacan por las investigaciones relacionadas con el cártel inmobiliario más grande que se ha conocido en la Ciudad de México.

Ambos alumnos cambiaron los pasillos de la Máxima casa de estudios del país, por reuniones en casas y departamentos exclusivos en Acapulco, Guerrero, así como por fiestas donde los bocadillos y tragos exquisitos fueron parte de la tertulia donde charlaban del futuro prominente que les deparaba la vida.

La Silla Rota tuvo acceso a uno de los expedientes iniciados por la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) en el que se relata el comienzo del cártel inmobiliario más grande de la capital del país.

Conformado por diferentes personas, entre ellas, dos estudiantes de la Facultad de Derecho: Uriel Oliva Sánchez y Miguel Ángel Mancera Espinosa. Uno de ellos, actual senador del país y exjefe de Gobierno de la Ciudad de México, todos son indagados por formar parte de una agrupación ilícita dedicada a la construcción de inmuebles en la capital del país, Guerrero, así como en distintos estados, negocios que, según el testimonio de uno de los declarantes se extienden a la adquisición de inmuebles en el extranjero, así como a una riqueza inexplicable.

La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) ya presentó una denuncia en la FGJCDMX en contra de Uriel Oliva Sánchez y otras personas por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita y enriquecimiento ilícito.

Esta es la primera parte de la conformación del cártel Inmobiliario, una investigación a la que La Silla Rota le ha dado seguimiento desde 2018.

LOS AMIGOS DE LA FACULTAD

Al culminar la carrera en la Facultad de Derecho en la UNAM, los caminos de Uriel Oliva Sánchez y Miguel Ángel Mancera Espinosa se separaron. Uriel comenzó (1992) a poner en práctica los conocimientos adquiridos en las aulas al formar parte del grupo de abogados de la Notaría 6 a cargo de Fausto Rico Álvarez.  

Por esos años, la riqueza de Uriel Oliva Sánchez consistía en un automóvil y una casa que obtuvo a través de un préstamo por un monto de un millón de pesos (100 mil pesos actuales).

Dos años después (1994) de pertenecer al grupo de litigantes de la Notaría 6, al joven pasante le fue otorgada la patente de la Notaría 215 en la Ciudad de México. La concesión fue un anuncio de beneplácito para Uriel y su entonces familia. Sin embargo, el registro necesitaba una inversión, lo que lo llevó a pedir un préstamo al Banco Mexicano, hoy Santander por 150 mil pesos, así como a asociarse con Juan José Pastrana Ancona, titular de la Notaría 203.

Los frutos no tardaron en llegar al estudiante de derecho Uriel Oliva. En 1996, según una declaración en poder de la FGJCDMX, fechada en octubre de 2020, rentó una casa en la calle Herschel en la colonia Anzures, hoy alcaldía Miguel Hidalgo, donde instaló momentáneamente la Notaría.

En ese lugar conoció a Raúl Ruiz Olvera, entonces pasante de la carrera de derecho y pieza clave en la conformación del Cártel Inmobiliario.  Las relaciones de Raúl sumaron a Fausto Ernesto Galván Escobar, en ese año, representante de BAITA, una empresa inmobiliaria que tuvo su mayor crecimiento durante la administración de Miguel Ángel Mancera, cuando fue Jefe de Gobierno de la Ciudad de México. Años después Fausto Ernesto sería el apoderado legal de BAITA.

EL INICIO DEL CÁRTEL INMOBILIARIO

Los lazos de amistad entre Uriel Oliva Sánchez y Juan José Pastrana Ancona, el socio con el que rentó una casa en la colonia Anzures, incluyen reuniones y fiestas de fin de año de la Notaría 215, en las que era común ver a Uriel, Fausto Ernesto, a Alejandro Ruiz Herrera, hermano de Raúl, así como al dueño de BAITA, Simón Newman Landenzon.


“En esa época Uriel Oliva Sánchez fortaleció su relación con el representante de BAITA, Fausto Ernesto Galván Escobar, tanto así que fuimos invitados a sus segundas nupcias y diversos eventos sociales. Las comidas de fin de año de la Notaría 215 eran exclusivamente para los empleados y acudimos (…) y yo, así como…Me llamó mucho la atención que invitará a Fausto Ernesto Galván Escobar, Simón Neumann y Alejandro Ruiz Herrera, quien es hermano de Raúl Ruiz Herrera, así como empleados de BAITA”, menciona una declaración en poder de la FGJCDMX.

Simón Newman

La prosperidad llegó a Uriel como titular de la Notaría 215. En 1996 compró una casa en Axapusco 30, Hacienda de Valle Escondido, Atizapán de Zaragoza, en el Estado de México, lugar, inmueble que fue su hogar durante 20 años.

Durante ese año afianzó su amistad con Gerardo Edmundo Martínez Ferrugia, entonces “Director Responsable de Obra y Perito Ingeniero Civil”, quien después trabajaría en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Ciudad de México (Seduvi).

“En el año 1997, adquirió la casa marcada con el número 703 de la calle Horacio en la colonia Polanco, donde instaló su notaría. Desconozco como pagó este inmueble que no contaba con el uso de suelo adecuado, y además presumía que era una inversión muy costosa. Uriel Oliva Sánchez al tener problemas en conseguir el uso de suelo para oficinas, me señaló que su amigo Gerardo Edmundo Martínez Ferrugia, quien era director Responsable de Obra y Perito Ingeniero Civil había resuelto en áreas centrales.

EL REENCUENTRO CON MANCERA

“En el año 2000, Uriel Oliva Sánchez retomó su amistad con Miguel Ángel Mancera Espinosa, a quien conocía de la Facultad de Derecho de la UNAM. Miguel Ángel Mancera Espinosa también era amigo de Raúl Ruiz Herrera (el pasante de Uriel) y de su hermano Alejandro Herrera, quien trabajaba en la Notaría 233”.

El testimonio de una de las personas que la FGJCDMX integró a la carpeta de la investigación, menciona que la calidad de vida de la que gozaba Uriel Oliva, así como sus amigos, era muy superior a la que podían acceder como abogados.

“Todos ellos tenían aficiones por los deportes y Acapulco. A lo largo de este tiempo asistíamos a eventos sociales, así como a reuniones informales en la Ciudad de Acapulco. En esas reuniones discutían de política y de negocios que ellos pretendían llevar a cabo en un futuro. Los hermanos Raúl y Alejandro Ruiz Herrera señalaban que contaban con la confianza plena de Miguel Ángel Manera Espinoza”.

La prosperidad de Uriel Oliva Sánchez comenzó a ser evidente al comenzar el año 2000, gracias a las amistades que acuñó el abogado de la carrera de Derecho en la UNAM, así como por su incursión en la construcción de inmuebles, todo, gracias al ser el titular de la Notaría 251.

“En el año 2000, Uriel Oliva Sánchez empezó a participar en diversos desarrollos inmobiliarios de BAITA y otros que se construían. Su participación era adquiriendo algún departamento, mismo que después vendía en preventa y que a cambio y por reciprocidad el escrituraba esas operaciones desde la adquisición de los inmuebles, construcción de régimen de propiedad en condominio y escrituración de cada unidad, por lo que llevaba a cabo todos los trámites de escrituración que fueran requiriéndose, y de esa manera, ambas partes cooperaban”.

La inversión de dinero que comenzó Uriel Oliva Sánchez en el desarrollo inmobiliario, según el testimonio que un declarante proporcionó a la FGJCDMX en la carpeta de investigación, le permitió adquirir un condómino en un conjunto ubicado en Areira del Mar, ubicado en la carretera a Barra Vieja 502, Acapulco Guerrero, condominio donde Miguel Ángel Mancera adquirió un departamento, gracias a contratos en los que se dejaba en claro que todos eran “socios o copropietarios”.

Ese inmueble que tuvo en su poder, quien después sería candidato a Jefe de Gobierno, lo cedió a un “hermano o familiar antes de ser nombrado candidato a Jefe de Gobierno ya que dicha propiedad no debería aparecer como parte de su patrimonio”.

“En este conjunto Uriel Oliva Sánchez es propietario de un departamento, el depto. 302D. Simón Neumannn Landezon es propietario de un Penthouse, Raúl Ruiz Herrera también tiene un departamento, su hermano Alejandro Ruiz Herrera Ruiz, así como Miguel Ángel Mancera Espinosa”.



(djh)