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Aspirantes a consejeros del INE convierten el Pleno en salón de clases

Lápiz en mano, aspirantes a uno de los cuatro lugares para consejero electoral nacional, ingresaron al salón de plenos de San Lázaro para presentar su examen

Escrito en NACIÓN el

Lápiz en mano, los aspirantes a uno de los cuatro lugares para consejero electoral nacional, ingresaron al salón de plenos de San Lázaro para presentar su examen escrito. Un examen que terminó de ser redactado y estructurado a la una de la madrugada en la sala de trabajo del Comité Técnico Electoral (CTE). De hecho, los siete integrantes del mismo (Blanca Heredia, Ana Laura Magaloni, Silvia Giorguli y Sara Lovera; Diego Valadés, José Roldán Xopa y John Ackerman), determinaron que el texto fuese resguardado en una caja fuerte y liberado hasta esta mañana para su impresión correspondiente.

La fila de espera para ingresar al salón de plenos, que el día de hoy se convirtió en salón de clases, fue larga, muy larga. Tanto, que llegó hasta la explanada principal; eso causó la curiosidad de Sara Lovera, quien salió a tomar fotografías de la misma. Ninguno de los aspirantes identificó que quien los fotografiaba, era una de sus evaluadoras. Y como no lo advirtieron, los aspirantes aprovecharon para conocerse durante la espera.

-Me siento como en mi examen de admisión a preparatoria, contó a LSR Gerardo Sánchez, funcionario del Tribunal Electoral.

-No traigo nada apuntado, todo está en la cabeza, dijo Lucio Alfonso Rubio Anteliz, proveniente del estado de Morelos.

-Me da emoción entrar al pleno para realizar un examen ¡Es algo histórico! Más allá de cómo nos vaya en el resultado aritmético, la experiencia vale la pena, narró Juan Manuel Barajas, integrante del OPLE (Organismo Público Electoral Local) de Veracruz.

-¿Qué emoción le causa sentarse en una curul para aplicar un examen? –preguntó LSR a otro de los aspirantes en fila, quien solicitó reservar su nombre-. ¿Poder?

El aspirante lo piensa unos segundos y corrige:

-O puede ser una maldición… –respondió entre risas-.  

El examen programado para las once horas inició con 140 minutos de retraso. Previo a su ingreso, los aspirantes recibieron instrucciones claras. “Por favor, vayan al baño que esta en los pasillos antes de su registro. Dentro del pleno no podrán tener celulares ¿de acuerdo? Ni relojes inteligentes, ni mochila ni nada; es muy importante que dejen sus cosas en resguardo antes de entrar. No se puede entrar con el celular pagado, hay que dejarlo”.

Fue así que solo ingresaron con una identificación oficial y la ficha que garantizó el resguardo de pertenencias.

La Mesa Directiva del recinto parlamentario se transformó –similar a un examen profesional-, en la mesa que albergó al jurado. De izquierda a derecha, Roldán Xopa no quitó la vista de encima a los aspirantes, igual que Ackerman y Lovera. Valadés se veía más relajado, sentado junto a Heredia. Mientras que Magaloni y Giorguli observaban a los examinados.

13:10 horas. Tras el reparto individual de exámenes, los aspirantes respondieron un promedio de 60 preguntas de opción múltiple (23 cuartillas), donde se les cuestionó diversos temas de análisis. “Ha sido un poco cansado, llegué desde las 9:30 y aunque iba a iniciar a las 11 horas, el examen empezó a las 13:17. Me tarde hora y media en responder y ahora estamos en receso para volver al segundo examen”, dijo Daniela Dávila consejera distrital del INE en Puebla

Marcos Manrique, funcionario de este órgano legislativo, señaló “el examen se basó en comprensión de lectura de textos, la capacidad de análisis, de interpretación. Eran textos académicos, legales, de gráficas, una sentencia… Como en un salón de clases, hubo gente rondando entre las curules para no copiar”.

Pero no todos estaban contentos; y no precisamente por el tipo de examen, sino por las condiciones en que lo hicieron. La molestia era general: retraso de tiempo, lentitud para entregar el examen, la incomunicación de no portar su celular, de no llevar consigo dinero para comprar un snack pues la mayoría ya tenía hambre.

“Hay una desorganización total, es inhumano y una vejación hacer una fila de dos horas y media para hacer un examen. Esto les rebasó”, expresó una de las asistentes que solicitó omitir su nombre. “Había errores en la impresión, nos dan lápiz para contestar la hoja de respuesta de lector óptico; y luego dicen que no, que con pluma para evitar modificaciones. No somos niños, sino adultos. Hubo errores de dedo en la numeración y/o redacción de algunas preguntas y eso puede significar para nosotros, un acierto más o un acierto menos ¿no?”, consideró otra aspirante.

Varios coincidieron en narrar a LSR un dato relevante: de los 370 convocados, un promedio de 50 no llegó y no por decisión propia ¿La razón? El hecho de que la Junta de Coordinación Política y el CTE hubieran publicado ayer el listado de aspirantes, después del mediodía, impidió que algunos pudieran alcanzar a comprar un boleto de avión en el último momento, ya fuera para volar ayer en la noche u hoy en la madrugada. O bien, el horario del vuelo no coincidía con el horario del examen; o bien, iban contra reloj para hacer un viaje express por carretera.

Por último, un ensayo

Tras un receso de una hora y un breve snack, a las cuatro de la tarde los examinados reingresaron al salón de plenos para escribir un ensayo. Al mismo tiempo, John Ackerman recibió dos buenas noticias: una, que el Tribunal Electoral desechó la impugnación del PRD que objetó su nombramiento como parte del CTE. Y dos, que el amparo promovido por el PAN por la misma razón, también fue desechado por el juez Franciso Gorka. Vía Whatsapp, LSR contactó al académico de la UNAM quien comentó por este mismo medio: “El caso nunca tuvo pies ni cabeza, desde un inicio era un asunto estrictamente político y mediático”. Y minutos después tuiteó desde su cuenta personal: “Fue puro golpeteo político y mediático de quienes temen a la democracia y la pluralidad”.