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Así se defendió Cienfuegos de acusaciones de la DEA

Conversaciones “rayan en la estupidez”, dijo en declaración; una por una, refutó las conversaciones con narcotraficantes

Escrito en NACIÓN el

En su declaración ante la Fiscalía General de la República (FGR), el exsecretario de la Defensa Nacional, el general Salvador Cienfuegos Zepeda se dijo inocente de los delitos que le imputó la Administración para el Control de Drogas (DEA).

El pasado 9 de enero, ante el ministerio público de la federación, refutó, una por una, las conversaciones que supuestamente compartió con narcotraficantes y por las que lo incriminaron por los delitos de lavado de dinero, narcotráfico y tráfico de armas.

Ahí aseguró que, en las conversaciones, hay afirmaciones que “rayan en la estupidez”, como una del 4 de enero de 2017, donde el personaje identificado como “Zepeda” asegura que “armará una revolución” con armas, algo parecido a “un golpe de estado”.

“En ella se advierte una burda maniobra para que le entregue 10 millones de pesos, dado que el motivo que expresa raya en la estupidez, como el hecho de que se va a llevar a cabo un ‘golpe de Estado’ para deponer al presidente de la República”, dijo Cienfuegos.

La defensa de Cienfuegos Zepeda consideró ridículo que los especialistas de la DEA hayan dado crédito a los mensajes “cuando es conocida de sobra, la lealtad de las Fuerzas Armadas hacia la institución presidencial”.

Otro hecho que refutó fue lo que supuestamente él le afirma a uno de los capos del Cártel de Nayarit, el 22 de junio de 2016, cuando le dice que tomará vacaciones por dos semanas, y pide que se le otorgue un monto de sobornos el día 30 de ese mismo mes.

“Es completamente falso, toda vez que durante los seis años que desempeñé el cargo de secretario, nunca vacacioné”, afirmó Cienfuegos en su declaración.

Lo mismo sucedió con los mensajes del 8 de agosto de 2016, donde asegura que enviará 300 elementos del Ejército para “montar una exposición”, a partir del 20 de agosto, y pide a los narcotraficantes “no asustarse” de la presencia de las Fuerzas Armadas en la entidad.

“Es falso su contenido porque, durante todo el año 2016, únicamente se montó la exposición ‘La Gran Fuerza de México’ en las ciudades de Piedras Negras, Coahuila; Tlalnepantla, Estado de México; y Hermosillo, Sonora”.

Cienfuegos Zepeda también argumentó que, como secretario de la Defensa, nunca fue su función la planeación o conducción de los cuerpos militares que realizaron operaciones de combate al narcotráfico, sino sólo emitir lineamientos generales.

“Es falso que, como secretario de la Defensa Nacional, yo haya ordenado o prohibido, en particular, que no se ejecutaran operaciones contra determinados delincuentes o grupos criminales […] soy totalmente inocente, por no tener ni haber tenido nunca ninguna relación, contubernio ni comunicación con los presuntos delincuentes”, afirmó.

Una inconsistencia que, según Cienfuegos, se resuelve en las mismas conversaciones, son las características de su aspecto físico, pues asegura que en la conversación se refieren a él como “bajito y blanco”, es decir, la persona a la que vieron los delincuentes.

En la conversación referida por Cienfuegos, del 24 de noviembre de 2016, uno de los capos asegura que a quien vio fue a un hombre “que se pone como tomate, colorado, cuando se enoja […] medio llenito, chaparrito, blanco”; mientras el otro le responde que el que debió ver es “alto, blanco, cacarizo”.

“Pues mire, el que yo vi es ese señor que se pone como tomate, colorado, cuando se enoja. Nadie me mintió, estaría yo muy tonto para no conocerlo, medio llenito está. El que yo vi es uno chaparrito, blanco, viejano, también como el tío”, señala el capo.

En su declaración, Cienfuegos aseguró que “si algo sobresale de (su) aspecto físico es la estatura y el color de tez morena”. “Soy todo lo contrario a ‘chaparrito y blanco’, de donde resulta evidente que este delincuente jamás sostuvo entrevista alguna conmigo”.

La defensa del exsecretario de la Defensa acusó que la DEA “no se percató o no quiso percatarse de este cúmulo de incongruencias” y que “la mayoría de dicha información es incongruente, imprecisa e insuficiente”.

“Quienes tuvieron la responsabilidad de ordenarla y presentarla como argumentos sólidos, no lo hicieron ya sea por falta de evidencia o de capacidad […] lo que confirma la carencia de pruebas que den solidez a sus imputaciones”, defendió el general en retiro.