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Así ofició su liturgia Peña Nieto

La defensa del tapadismo priísta con el lenguaje tradicional surgió con el tema del procedimiento para elegir al candidato del PRI

Escrito en NACIÓN el

La convocatoria girada en los días previos subrayaba que el tema de la reunión sería un balance sobre las tareas de reconstrucción emprendidas por el gobierno federal con motivo de los sismos de septiembre. Pero podía esperarse que encarar a 60 periodistas abriría inevitablemente una agenda más amplia, que acabaría dominando dos de las tres horas consumidas por el encuentro.

Por segunda ocasión en lo que va de su administración, Enrique Peña Nieto enfrentó a editores y columnistas de los principales medios nacionales, lo mismo televisión que periódicos y estaciones de radio.

Acompañado por media docena de secretarios de Estado y otros tantos directores de dependencias ligadas a atender los desastres naturales, Peña Nieto dejó claro que, en materia de daños, el panorama es mucho más grave en Oaxaca, Chiapas o Morelos que en la capital del país, que sin duda ha concentrado mayor cobertura mediática. Incluso pidió a los asistentes visitar esas entidades y ver en directo el drama.

Peña Nieto “soltó el balón” a varios de sus colaboradores para breves intervenciones, incluso interrumpió al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, cuando intentó extenderse más allá del máximo de cuatro láminas que trajeron los demás.

Entre un mar de cifras, la única que intentó aportar emotividad fue Rosario Robles con un video que resultó flojo, propagandístico y al que le falló la pista musical que lo acompañaba.

El Presidente actualizó el monto de los daños: 48 mil millones de pesos, más los que se acumule. Quedó claro que las aportaciones federales serían cubiertas con nuevos recortes al ya ajustado presupuesto de este año y el próximo, más aportaciones de los estados y la colaboración de empresarios, estimada en 3 mil millones de pesos.

Después de una hora, la reunión fue ganada por la política. Y de una actitud seria, incluso cavilante, el anfitrión de Los Pinos dio paso a una faceta en la que no dejaba pasar tema, incisivo, incluso con bromas. En plenitud, pues.

Pasó rápido por las preguntas relacionadas con el TLC. Cuidadoso, dijo que mantiene un optimismo cauteloso de que las negociaciones saldrán adelante. Aclaró sin embargo que, “un acuerdo nos beneficiará a todos, y cancelación del acuerdo dañaría también a todas la partes”. Sostuvo que su gobierno tiene listo un “Plan B” ante la eventualidad de una cancelación del TLC, formado por otros pactos comerciales, el rescate del pacto con Asia-Pacífico “sin Estados Unidos”, acuerdos bilaterales con la Unión Americana y con Canadá.

El TLC fue fundamental para nuestra apertura al mundo hace 23 años, pero ahora tiene una importancia más relativa, pues ya estamos insertos en una economía global

Pero los asistentes se afanaban desde el principio del encuentro en buscar señales futuristas. Peña Nieto entró al salón López Mateos acompañado por el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, cuando sus demás compañeros de gabinete ya habían ocupado sus lugares en una enorme mesa cuadrada, con 20 lugares por lado.

Peña Nieto saludó de mano a cada uno de los asistentes y tras él, Meade, lo que fue tomado como un privilegio para uno de los dos más firmes aspirantes a la candidatura presidencial del PRI que según el mandatario, verá definirse entre finales de noviembre y la primera quincena de diciembre.

El Presidente escurrió la pregunta del columnista Francisco Garfias sobre si en esa mesa estaba el candidato del PRI, lo que era escuchado por Los Cuatro presuntos finalistas: Meade, Osorio, Nuño, Narro. Pero la respuesta, entre bromas y veras, fue:

“Prefiero no contestar eso”, aunque todo su lenguaje corporal parecía querer decir:

“Sí, aquí está”.

“Nuño se sonrojó, miren”, susurró uno de los periodistas, quien luego reparó en que el secretario de Educación exhibe un rostro enrojecido, presumiblemente por sus recorridos a pie de escuelas afectadas por los sismos.

La defensa del tapadismo priísta con el lenguaje tradicional surgió con el tema del procedimiento para elegir al candidato. El término que usó el Presidente campeaba ya en la retórica priísta antes de que el mandatario naciera: La liturgia, el conjunto de señales, ceremonias, significados de un hecho. “El PRI ha sido criticado, denostado por la forma en que elige candidato; quieren que lo hagamos al estilo de otros países, como en las primarias de Estados Unidos, pero mi partido tiene su liturgia, que todos debemos respetar. Ya no son tiempos, por ejemplo, de que los aspirantes no se muevan. Yo digo: que se muevan…siempre y cuando respeten la liturgia”.

Más tarde, al despedirse, Peña Nieto retomó el tema: “La Iglesia tiene dos mil años con su misma liturgia, y nadie puede decir que no le funcione…”.