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Así abrimos los archivos de espionaje en México

Los expedientes de la Dirección Federal de Seguridad estaban en resguardo del Archivo General de la Nación, ubicado en el Palacio de Lecumberri

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Escrito en NACIÓN el

En el 2001, Sergio Aguayo se comprometió a escribir un libro sobre el contenido de los expedientes de inteligencia que generó la Dirección Federal de Seguridad de la entonces Secretaría de Gobernación que operó hasta 1985 con la condición de que pudiera tener acceso a toda la información.

Los expedientes estaban en resguardo del Archivo General de la Nación ubicado en el Palacio de Lecumberri. Eran muchas cajas que estaban en una bodega y que contenían millones de fichas y fotografías. Derivado de esa investigación, el ex presidente Vicente Fox instruyó que se conservaran esos documentos y se abrieran al público. Con el tiempo se dificultó su consulta, relata a La Silla Rota, el analista político y escritor, Sergio Aguayo.    

Dieciocho años después, el jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto para abrir a consulta la próxima semana “los expedientes del Cisen y Policía Federal de Seguridad que estuvieron resguardados en el AGN”. Sin embargo, el mandatario federal no detalló qué periodos serán los que se puedan revisar. 

El escandaloso espionaje político del Cisen

Aguayo considera que si ese mismo archivo, que se desclasificó en 1998, es el que pondrá a consulta López Obrador, no habría gran sorpresa. Sin embargo, si abre la información del Cisen generada de 1985 a noviembre de 2018 “sería una cantidad enorme de datos, casi 33 años” y si podría ser de trascendencia. Aclara que son dos acervos diferentes. 

El también profesor del Colegio de México indica que los expedientes de la Dirección Federal de Seguridad se han abierto parcialmente. En los últimos años durante el gobierno de Enrique Peña Nieto hubo un retroceso en transparencia y se dificultó la consulta. “Empezaron a poner trabas”.

Con este nuevo decreto firmado por López Obrador se abrirían totalmente los archivos de la Federal de Seguridad que llegan hasta 1985, año que desapareció esa dirección adscrita a la entonces Secretaría de Gobernación. Esto no sería novedad. 

No obstante, Aguayo considera que lo que sí podría generar una serie sorpresas es que el actual gobierno desclasifique los archivos del Cisen, órgano distinto a la DFS que operó hasta 1985. Explica que después de que desapareció la Federal de Seguridad se creó el DISN, que es la Dirección de Investigación y Seguridad Nacional. Años más tarde se convirtió en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).  

¿Cómo se abrieron los archivos de la DFS?

Sergio Aguayo ya tenía un tiempo trabajando en archivos de Estados Unidos, México y Europa sobre el tema de la violencia política. En 1985, la Secretaría de Gobernación entregó al Archivo General de la Nación el Fondo Gobernación. El investigador empezó a consultarlo en 1987. En 1991 publicó el libro: En busca de la Seguridad Perdida. Aproximaciones a la Nacional Mexicana. 

Después de esa edición, siguió en el tema. No lo soltó. En 1998 solicitó al Cisen que se le diera acceso a los archivos de la Dirección Federal de Seguridad. 

“Me dieron acceso en 1999 y estuve trabajando en el Cisen de 1999 a 2001 aproximadamente. En ese trabajo confirmé que los archivos estaban completos, en buena medida porque la persona que los había creado cuando se funda la Federal de Seguridad: don Vicente Capella, seguía siendo el archivista. Él fue el guardián que permitió se preservaran esos archivos”. 

Comenta que don Capella era el único que sabía lo que contenían los archivos. “Tenía una memoria prodigiosa”. Además decidía si prestaba o no los expedientes para consulta. 

El libro, resultado de esa investigación, se tituló “La Charola: Una historia de los servicios de inteligencia en México”, editado en 2001 por Raya en el Agua y Grijalbo, el cual ha sido reimpreso por otras editoriales. 

En el 2000, el panista Vicente Fox ganó la presidencia de México y con él llegó al gobierno, Adolfo Aguilar Zínser como comisionado de Orden y Respeto en el Consejo de Seguridad Nacional. Fue un gran amigo de Aguayo. Entre otros, también ocuparon cargos, Santiago Creel Miranda como secretario de Gobernación y Eduardo Medina Mora como director del Cisen. 

“Yo les informé a Aguilar Zínser y a Creel que estaba trabajando en los archivos de la Federal de Seguridad y me extienden la autorización para que los siguiera consultando, que fue hasta 2001. En esta etapa también informaba a Lorenzo Meyer y a la editora del libro, que era Consuelo Sáizar, quien después fue directora del Fondo de Cultura Económica (FCE)”.

En abril de 2001, Aguayo relata que encontró un “archivo excepcional”. En él, la Federal de Seguridad reconocía que había detenido a Alicia de los Ríos Merino, una guerrillera de la Liga 23 de septiembre, quien hasta ese momento estaba en calidad de desaparecida. 

“La importancia de ese documento era que se confirmaba el primer caso en el cual de manera oficial se reconocía que un órgano del Estado había detenido a Alicia de los Ríos. Ahí me debatí si sacarlo en medios o esperarme a que publicara el libro. Decidí hacerlo público”

Toda esta situación transcurría en el primer semestre del gobierno de Fox Quesada. Al mismo tiempo, el entonces presidente de México le pidió a Aguilar Zínser que organizara dos comisiones de la verdad. Una sobre corrupción y otra sobre violaciones a los derechos humanos. 

Aguilar Zínser invitó a Clara Jusidman, José Antonio Crespo y Sergio Aguayo para que elaboraran el proyecto de esas comisiones de la verdad. Lo redactaron.

“Un 17 o 18 de julio de 2001 que fue un día entre semana nos reunimos en Los Pinos para ver ese tema. Recuerdo porque por en esos días también se había programado que saldría en primera plana de News Week y Reforma la noticia de que había tenido acceso a los archivos de la Federal de Seguridad y encontrado el caso de Alicia de Los Ríos Merino. Coincidió todo”. 

Antes de la reunión en Los Pinos, Aguayo le comunicó a Aguilar Zínser de que quería informarle al presidente Vicente Fox sobre el hallazgo del caso Alicia de los Ríos y sobre los expedientes de la Dirección Federal de Seguridad para que se preservaran. 

Aguayo relató a Fox Quesada que había trabajado en los archivos del Cisen y en esa labor descubrió que el acervo de la Federal de Seguridad estaba completo, por lo que recomendó que esos expedientes se conservaran. 

“Estábamos los tres parados: Adolfo, Fox y yo en un rincón de una de las salas de Los Pinos. El presidente dijo: ‘Adolfo, te encargo para que tu preserves esos archivos. Entonces Aguilar Zínser tomó las medidas que llevaron a que se pusiera a salvo los archivos y meses después los entregó Vicente Fox al Archivo General de la Nación, donde todavía siguen”.   

Aguayo considera que ese acervo se salvó porque, en primer lugar estaba completo, de ahí su importancia, y en segundo lugar porque Vicente Fox instruyó que se conservara y se abriera al público. “En ese sentido Fox, tiene su mérito. Es indudable”. 

 

djh