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Arriesgó su vida en Irak; EU lo deportó a México

Saúl Lara fue marine de los Estados Unidos durante 24 años y detenido en 2015 para ser deportado a México en enero pasado

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Escrito en NACIÓN el

Su rostro habla por sí solo, cada arruga y expresión reflejan las experiencias que le dejó la milicia de Estados Unidos. Su vida es más que una historia. Dice que la guerra y conflictos armados que presenció no le afectaron. Durante 24 años arriesgó su existencia por la paz estadounidense. 

Ahora está en la Ciudad de México, lucha contra la adversidad en un país que nunca conoció y pelea para recuperar su identidad. Su nombre es Saúl Lara. 

Cuando tenía cuatro años, su madre se lo llevó a Estados Unidos. Lo dejó con una tía y nunca volvió a saber de la mujer que le dio la vida. De su padre no tiene recuerdos. Creció y estudió la educación básica en San Francisco. La Universidad la cursó en Maryland, se especializó en aeronáutica. 

Ahora tiene 53 años, de los cuales 24 se los entregó a la Marina de Estados Unidos. Participó en distintos conflictos como en la toma de rehenes de Teheran en 1979, el golpe de Estado en Panamá, en los conflictos de Arabia Saudita e Irak, donde fue condecorado y nombrado Miembro Oficial de la Legión americana. 

A dos días de obtener su ciudadanía, en agosto de 2015 fue detenido por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE por sus siglas en inglés) por una falta administrativa que cometió en 1995, que aunque en ese momento no fue a la cárcel, quedó como registro. 

Durante 16 meses estuvo en centros de detención y en enero de 2017 fue deportado a México. Sin dinero, sin papeles y sin hablar español. Nunca había regresado al país. 

Desde niño cortó lazo con México y con ese pasado que siempre le pareció ajeno. Se interesó poco por la cultura. Sólo aprendió a hablar inglés. El español no lo necesitó, hasta ahora. 

Un día que estaba en la Universidad y antes de finalizar sus créditos. Elementos de las fuerzas armadas fueron a las instalaciones de la escuela donde estudiaba a invitar a los jóvenes que se unieran a sus filas. 

Como parte de los beneficios que ofrece el ejército de Estados Unidos a quienes aceptan enrolarse es la residencia, en caso de no contar con papeles. Esa oferta provocó que Saúl aceptara el servicio militar. 

Hizo pruebas y entró a la Marina. Iba a quedarse seis años, que es el tiempo para que le otorguen la residencia. Estuvo hasta 2003. 

A tres meses que comenzara su entrenamiento, en 1979, lo enviaron, junto con otras personas, a su primera misión: negociar la toma de 52 rehenes en la embajada de EU en Teheran. En noviembre de ese año, un grupo de iraníes invadieron la embajada y secuestraron a 60 estadounidenses, 52 de los cuales permanecieron cautivos por 444 días.

Saúl fue enviado para tratar de convencer a los terroristas de liberar el edificio estadunidense, sin embargo el equipo con el que viajó a Teherán no tuvo éxito y regresó a EU. El entonces presidente Ronald Reagan terminó el conflicto el 12 de junio de 1981.

“Claro que sentí miedo porque no sabía lo que me iba a encontrar. En cualquier momento alguien en la calle se podía hacer explotar”.

A partir de esa misión, lo enviaron a distintas embajadas a países con conflictos como Arabia Saudita o Panamá, después del golpe de Estado de Noriega. 

Su especialidad fue la demolición. Hacía todo tipo de trabajo, tanto de oficina como de campo. Cuando no estaba de enviado, permanecía en la base. Por su trabajo visitó casi todo el territorio estadounidense. Conoció 35 estados, de los 50 que tiene el país. 

En 1988 le dieron su residencia y un año después se convirtió en padre de dos varones gemelos. Por su trabajo convivió poco con ellos, ya que casi nunca estaba en casa. Cuando sus hijos tenían 14 años, su esposa le pidió el divorcio, cortó toda relación y contacto con él. 

Llegó el 11 de septiembre de 2001, día que cambió el rumbo de Saúl y también del mundo. Cuenta que cuando vio el ataque a las torres gemelas estaba en su casa, tenías días de reserva. Se quedó en shock, un sentimiento de incertidumbre y vacío lo recorrió. En ese momento intuyó que nada bueno ocurriría. 

En 2003, lo enviaron a la ciudad de Falluja en Irak a la guerra que George W. Bush emprendió como represalia de los ataques terroristas del 11-9. Estuvo seis meses divididos en dos periodos. Eso bastó para que lo condecoraran. Fue aceptado como Miembro Oficial de la Legión americana de Estados Unidos (The American Legion). Ese mismo año concluyó su servicio militar.

De 2003 hasta 2015, que fue cuando lo detuvo ICE, trabajó en distintas empresas de aeronáutica como mecánico de aviones.  

Un error le costó caro 

En 1995, Saul le prestó 70 mil dólares a un amigo mexicano, pasaron los meses y no le pagaba. Él le insistía y nada. Un día esta persona lo fue a visitar, discutieron porque se rehusaba a devolverle el dinero. Por coraje, Saul le impidió que se fuera de su departamento y lo retuvo durante dos horas. Esto bastó para que la esposa de ese hombre lo denunciara.

Le levantaron una falta administrativa y quedó como registro. Este incidente lo utilizaron los agentes de ICE para interceptarlo y detenerlo cuando un juez lo llamó para ver lo de su ciudadanía.  

Conoció un ‘ángel’ en México

Cuando estuvo en los centros de detención en EU, antes de que lo deportaran envío cartas al Congreso de EU y a la Marina, para pedir que no lo regresaran a México, pero nadie lo ayudó. En ese tiempo conoció a un mexicano, que también estaba detenido. Los dos se apoyaron. 

Saul fue deportado en Ciudad Acuña y fue recibido por Alicia Meraz, hermana del mexicano que conoció en los centros de detención. Esta familia tiene una asociación civil, Retos sin Fronteras, la cual brinda ayuda a migrantes que son obligados a regresar a México. 

Esta agrupación y en especial Alicia Meraz lo han ayudado a tramitar sus documentos y a no quedarse en la calle. Durante tres meses ella le dio asilo en su casa para que no se quedara en albergues. Gracias a Meraz y al apoyo de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades de la CDMX (Sederec), Saul ya cuenta con su credencial del INE, Curp y seguro de desempleo. Así como un cuarto en la Casa Ciudad de México, es un lugar que el gobierno capitalino acondicionó en la colonia Tabacalera para casos especiales de migrantes como el de Saúl. 

En cinco meses se logró que restableciera su vida, a pesar de las trabas que algunas dependencias federales ponen o a las adversidades que mexicanos se enfrentan por no tener papeles en su país natal. 

Con ayuda y presión de Meraz, el Senado y la Secretaría de Relaciones Exteriores lograron comprobar que Saúl estuvo en la Marina estadounidense y que cuenta con las licencias Federal Aviation Administration y Environmental Protection Agency para trabajar como mecánico en aeronáutica.   

Ahora ya cuenta con su seguro de desempleo, una casa temporal y toma clases de español.

“Ya no me interesa regresar a Estados Unidos y menos en el gobierno de (Donald) Trump, ahora lo que quiero es reiniciar mi vida en México”.