Main logo

“Apúrate o te enterramos vivo”

Alexis desapareció después de que los coyotes que lo llevarían a EU lo drogaran y abandonaran en la frontera entre México y Estados Unidos

Escrito en NACIÓN el

La última llamada telefónica que tuvieron Alexis y Ana fue hace más de un mes. Él le dijo a su esposa que los coyotes lo habían abandonado en la frontera. “Chapi, me dejaron, me dejaron aquí y no me dejaron agua ni comida, tengo harta sed y hambre, no sé ni donde estoy”.

Alexis cumplió 31 años el 4 de agosto. Sin regalos y lejos de su familia. Su festejo no existió porque está desaparecido en la frontera desde el 4 de julio. Se extravió durante su trayecto por llegar a Estados Unidos como inmigrante, quiso volver al país que lo deportó hace 6 años.

Es salvadoreño, pero vivió en Estados Unidos durante 12 años, ahí conoció a Ana Maria, con quien tiene dos hijos pequeños de 6 y 4 años. Por problemas con el alcohol le negaron volver a tramitar su permiso para permanecer y trabajar en el país. Tuvo que volver a El Salvador porque lo deportaron, después viajó a México.

“El tomaba mucho, acá es un delito grave. Le dijeron que era un peligro para la comunidad y le quitaron el permiso”, dice su esposa Ana María en llamada telefónica desde California, Estados Unidos, donde vive con sus hijos y trabaja en una nevería.

Para regresar a Estados Unidos contrató a un coyote que lo ayudara a cruzar la frontera. Le pidieron pagar 3500 dólares (62 mil pesos) y llegar Reynosa, Tamaulipas, donde se vería con el grupo de personas que también buscaban llegar a Houston, Texas.

Antes de viajar,  Alexis tuvo que vender su auto para poder pagar los boletos de avión que lo llevaron de Tijuana a Monterrey y de ahí a Reynosa. Su trayecto duró un día y medio y fue a pie con un grupo de aproximadamente 10 personas.

“Llegó a Reynosa el 28 de junio. Primero lo pasaron a Mc Allen Texas, de ahí tenía que caminar otras 5 horas, pero como se lastimó la rodilla por una brecha que brincó, ya no podía caminar”, cuenta su esposa

La frontera entre México y Estados Unidos es desértica, el terreno es montañoso. Al ir corriendo, para evitar que las autoridades estadounidenses vieran que pasaba de manera ilegal la frontera, Alexis saltó una brecha que lo hizo caer de rodillas. Por el impacto se lastimó y  no podía moverse con la rapidez que le pedían los coyotes, lo cual resultaba un contratiempo para los demás migrantes.

“Apúrate o te vamos a enterrar vivo”, le gritaron los coyotes a Alexis. “Aunque sea arrastrando pero llévenme, no me dejen aquí, por favor”, les suplicó el hombre.  El suceso Alexis se lo relató a su esposa, con quien tuvo comunicación durante el trayecto en la frontera por medio de llamadas a celular.

Sin rastro

En el intento de llegar a Estados Unidos han desaparecido o muerto más de mil 200 migrantes latinoamericanos tan sólo del año 2014 a lo que va de 2017, de acuerdo con cifras de la Organización Internacional para los Migrantes (OIM).

En lo que va de este año hay un conteo aproximado de  243  migrantes que han desaparecido o muerto al intentar cruzar el borde entre México y Estados Unidos. El mes más letal fue junio, en el que se estima 40 personas desaparecieron, en los primeros días de agosto el conteo alcanzó las 4 víctimas.

Las cifras de la organización se van modificando en tiempo real de acuerdo con la información retomada de los reportes gubernamentales de autoridades migratorias.

A pesar de ello, se han presentado otras circunstancias como el camión de migrantes abandonado por el pollero enfrente de un Walmart en San Antonio Texas, donde fallecieron diez personas y 27 fueron rescatadas con signos de deshidratación.

El caso más reciente ocurrió el 16 de agosto en El Paso, Texas, cuando personal de la patrulla fronteriza encontró un camión con 17 inmigrantes encerrados.

Lo drogaron y abandonaron

“Si supieras todo lo que he pasado. Cuando llegue te voy a decir todo lo que me pasó”, le dijo Alexis a Ana por teléfono cuando platicaban sobre el recorrido en la frontera y el trato de los “coyotes”.

Ana María pagó para que su esposo cruzara la frontera. Dio un adelanto de 2 mil dólares para que llegara a EU y cuando su esposo estuviera en Houston tenía que pagar los mil 500 dólares restantes.

“El que hizo el trato fue mi esposo. A él un amigo le dio el número (telefónico) del coyote. Ya después el coyote me habló a mí para que me hiciera responsable de pagar”, recuerda Ana.

Depositó la primera parte del dinero en dos cuentas bancarias que pertenecían a personas distintas a los coyotes que conoció su esposo. Ellos se encargaban del negocio, mientras que otras personas hacían el trayecto en la frontera.

Ya estando en territorio estadounidense hubo una complicación. Al grupo de migrantes donde viajaba Alexis los retuvieron otras personas. Alexis le dijo a su esposa que los habían secuestrado y los coyotes que los guiaban habían desaparecido.

Lo obligaron a tomar una bebida que lo hizo marearse hasta que se quedó dormido.

“Le dijeron que se tomara una soda ya abierta. Él dijo que no quería soda, pero le dijeron ‘te la vas a tomar porque sino ahorita te va a cargar la no se qué’, y se la tuvo que tomar, dice que de repente se quedó dormido y ya cuando despertó lo habían dejado solo, tirado y sin agua ni comida”, relata su esposa.

Al despertar no había nadie de sus acompañantes, estaba perdido y sin alimento, sólo le dejaron su mochila y el teléfono con el que se comunicaba con Ana. Lo abandonaron en una zona cercana a Mc Allen Texas, pero deshabitada.

A pesar de que Ana se comunicó con los coyotes para saber qué había pasado con su esposo, uno de ellos le dio una versión distinta, le dijeron que al grupo lo había retenido el departamento de migración en Estados Unidos. “Señora deme chance, porque a todo ese grupo lo agarraron, me entiende, lo agarraron a su esposo y luego agarraron al grupo, pero se tardan. Hable a migración, lo han de tener en McAllen Texas. A todos los agarraron están en migración”, se escucha en un audio que le mandó el coyote a Ana por WhatsApp.

En la última llamada telefónica que tuvieron Alexis y su esposa él le contó que continuó el trayecto solo, pero sin saber hacia dónde ir. “Iba caminando pero arrastrando el pie, dijo que tenía mucha hambre y sueño porque todavía se sentía apendejado por lo que tomó”. Después de esa llamada Alexis no volvió a responder.