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Ante pandemia, vendedores ambulantes, bajo el yugo de sus líderes

Comerciantes informales se aferran a su modo de subsistencia y esperan instrucciones de sus líderes para confirmar que ya no podrá trabajar durante abril

Escrito en NACIÓN el

“No nos han dicho nada”, afirma el comerciante de ropa nueva. “No nos han dicho nada”, repite el de ropa usada. Y la misma frase dice la señora que vende lencería, el señor de los plásticos, el de los utensilios de cocina y aquel de los discos pirata. No es mentira. Todos coinciden en el relato de la misma escena: esta mañana su dirigente les reportó que continuarán trabajando con normalidad pese al anuncio hecho por el gobierno federal hace 24 horas, para que aquellos negocios con actividades no esenciales cierren, al no ser necesarios para sobrevivir durante estos meses de covid-19.

Orgullosos, nopales, jitomates, calabazas y limones presumen sus brillantes colores en los mesones de madera del tianguis de la calle Batalla de Calpulalpan, en Iztapalapa. Al lado, tristes, sobre una lona colocada en el suelo, pasan desapercibidos controles de tv, libros, barbies de segunda y una que otra herramienta usada. Sinceramente, a nadie le importa qué será de ellos.

Don Marco vende artículos de segunda; y según se auto describe, chacharea. Consciente de que su actividad no es esencial en esta pandemia de coronavirus, también espera instrucciones de su líder para confirmar que ya no podrá trabajar, al menos, durante el mes de abril que continuará la cuarentena.

-La semana pasada ya quitaron el mercado que estaba ahí, por metro Velódromo en la Venustiano Carranza.

-Y hoy informaron en la Gustavo A. Madero que se alcanzó un acuerdo con líderes para no instalarse este domingo, le comento. Su cara es de sorpresa; luego, brinca a la angustia.

-Chin… Mire, nos pusimos hoy, aunque el mercado está muerto. Y nadie nos dijo nada. Vendimos poquito, no nos fuimos en blanco, pero tampoco sacamos mucho. La poca gente que viene se va directo a los puestos de legumbres y comida. Con nosotros ni se paran, pero de algo tenemos que vivir.

-¿Usted tiene pensión de adulto mayor de las del presidente?

-Sí, pero veo difícil sobrevivir un mes con mil 250 pesos.

-¿Tiene ahorros?

-Unos poquitos, para írmela llevando. Para eso son los ahorros ¿no? Y bueno, este sería el momento.

“La alcaldía Iztapalapa hace un llamado a administradores de mercados públicos y populares… para que difundan… las recomendaciones emitidas por la Secretaría de Desarrollo Económico… con respecto a la NOM-251-SSAT-2009 aplicable en materia de prevención sanitaria”, dice el volante que todos los locatarios recibieron esta mañana de manos de empleados de esta autoridad. Y las recomendaciones fueron similares a las de la fase uno de la pandemia, pese a que nos encontramos en la fase dos. “Lavarse las manos… colocar gel antibacterial… estornudo de etiqueta… no permitir la manipulación de alimentos por ningún cliente… realizar limpieza profunda con desinfectantes sanitarios”, y otras ya conocidas. Pero nada más.

Por las dudas, don Abel -un adulto mayor, vendedor de ropa usada-, tiene en su puesto de metro y medio un bote con creolina pues está seguro que ese, sí mata al coronavirus. “Sé que vender ropa no es una actividad esencial, no pienso rehusarme. Solo estamos esperando que de un día a otro nos avisen que ya no podemos estar aquí y nos vamos ¿Qué más podemos hacer? Nada”, dice con resignación.

A unos metros, Jesús pela un costal de nopales en su puesto de verdura. “Nosotros somos abasto, así que nos quedamos”, cuenta. “Se van los otros, los de la ropa, plásticos, zapatos… Nosotros seguimos; en la Central de Abasto sigue llegando de todo, pero no en cantidades como antes y por eso el alza de precios. Si entra bastante, baja; si no, sube; y como la gente no sale a comprar porque se encerró, se vende menos. El champiñón está en 25 el cuarto, brócoli a 15 el kilo, el tomate en 23 así que adiós a las enchiladas y chilaquiles verdes”. Y vaticina: “no creo que los que no son comida o abasto, se quieran ir; al vernos se van a querer quedar también”.

Unos metros adelante cruza por este tianguis un par de funcionarios de la alcaldía. A pregunta expresa de LSR, informan “los tianguis no van a parar ni los mercados, nada que tenga que ver con comida. Pero el resto de los puestos sí deben parar; se supone que desde ayer después del anuncio. Si siguen poniéndose los van a multar. Eso es seguro”, advirtió. 

Sentenciados, quizás hasta un tanto desahuciados económicamente, la frase hace eco entre un puesto y otro. “No nos han dicho nada… No nos han dicho nada… No nos han dicho nada… Vamos a seguir laborando hasta que nos avisen”. Pero queda sobre entendido que no esperan que el anuncio venga de Clara Brugada; sino de su propio líder porque en este negocio, su voz es ley. Tan es así, que algunos de los comerciantes señalaron un dato importante: por cada día de mercado que lleven a cabo ahí, cada puesto debe hacer dos pagos: uno de seis pesos a la delegación para compensar el servicio de limpia y limpieza de calles después de levantar todo e irse. Y otro de cinco pesos al líder, por permitirles el lugar. Y aunque estas cifras de pago parecen irrisorias, el punto es que lideres y autoridades trabajan en binomio.

Al final de este tianguis se ubica otro puesto de actividad no esencial; es el vendedor de compactos pirata que expone su mercancía a todo lo que da. “Producciones García… Esto es… ¡Lo más chingón de Los Temerarios!”. Y mientras el cantante Adolfo Ángel canta voz en cuello, una comerciante de productos Tupperware -también innecesarios frente al coronavirus- resume su futuro así. “Total Güerita, si el próximo martes que venga ya no nos ve, es que ya nos quitaron por innecesarios”.

(María José Pardo)