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Ante el covid-19, migrantes en la incertidumbre

Mientras en Estados Unidos la cacería de migrantes se ha agudizado, en México los albergues están desbordados

Escrito en NACIÓN el

La propagación de la pandemia de coronavirus (covid-19) en México y Estados Unidos -país que registra más casos y muertes por el virus en el mundo- ha pues aún más difícil las situación para los migrantes. 

Mientras la patrulla fronteriza de Estados Unidos se ha vuelto más duros en la cacería de indocumentados, los albergues de México, principalmente en Tijuana y Ciudad Juárez, están desbordados. 

De acuerdo con el diario La Vanguardia, en ambos lados lados de la frontera esta situación provoca el temor que el coronavirus se expanda de forma masiva. 

“Si intentan entrar a los Estados Unidos de manera ilegal no se lo permitiremos. Serán inmediatamente retornados a México o a su país de origen. No esparzan el virus”, sentencia el agregado del departamento de seguridad de la embajada de Estados Unidos en México, Edgar Ramírez.

“Con el argumento de proteger la salud por el coronavirus están violando las leyes y son deportados sin ningún procedimiento legal”, dice Ana Lorena Delgadillo, exprocuradora de Atención al delito en el Gobierno mexicano y directora de Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho.

“Se están encerrando a personas en centros de detención insalubres y eso es una bomba que estallará en cualquier momento”, declara Carolina Jiménez, directora adjunta de investigación de Amnistía Internacional.

Cuando los inmigrantes son detenidos por las patrullas fronterizas los ponen a disposición de las autoridades mexicanas, donde les espera un futuro incierto.

En Tijuana, Baja California, innumerables migrantes se encuentran atrapados, esperando sin fin el proceso de trámite para ingresar a Estados Unidos, mientras escasea el trabajo y por lo tanto la comida y vivienda, escenario que se agudiza por la pandemia. 

Las oficinas migratorias cerradas, al igual que las maquilas tijuanenses. Así es difícil ganarse el sustento.

“Esta mañana hemos servido  mil 587 comidas”, comenta Claudia Portela, la directora del Desayunador salesiano Padre Chava. Sirvió sopa de elote y repollo con un trocito de carne.

Es comida para llevar, pues el coronavirus ha obligado a cerrar el comedor y parte de las instalaciones de esta institución benéfica. Claudia tiene dos temores: el virus como el hambre que pasan los inmigrantes.

“Llegan desesperados y con hambre. Con el coronavirus se han acabado los trabajos irregulares que permitían que muchos pudieran sacar un dinero para comer”. 

En el paso de El Chaparral, el más grande entre Estados Unidos y México, pasaban más de 50 mil vehículos y otras 25 mil personas a pie. Muchos iban a una jornada de trabajo mal pagado haciendo labores de construcción, de limpieza y el cuidado a personas mayores. 

Hoy, la frontera está parcialmente cerrada, sólo dejan pasar a los que acreditan que están empleados en trabajos considerados esenciales por la administración norteamericana.

Eso no sólo afecta al lado mexicano, en Estados Unidos ya no circulan los miles de mexicanos que habitualmente van de compra a San Diego afectando la economía local.

A lo largo de la frontera se calcula que hay unos 40 mil migrantes en espera de poder regularizar su estatus.

 

Con información de La Vanguardia 

(Rodrigo Gutiérrez)