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AMLO, un oportunista que busca destruir la democracia: The New Republic

De acuerdo con el artículo el mandatario mexicano es un político sin una ideología fija que, sin embargo, inspira una devoción de culto en sus seguidores

Escrito en NACIÓN el

Violencia, feminicidios, crisis migratoria y una economía que no despega, problemas que existieron antes de la nueva administración federal, pero que el primer año de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador van al alza, representado con ello una amenaza para la prosperidad de México y de la democracia, según un artículo publicado en The New Republic.

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Con la llegada de AMLO a la presidencia sus acciones al gobernar tienen semejanza con el estandarte del populismo, desde el venezolano Hugo Chávez, el brasileño Jair Bolsonaro hasta el propio Donald Trump.

López Obrador es un político sin una ideología fija, sin embargo, inspira una devoción de culto entre sus seguidores.

México probablemente se beneficiaría de un partido gobernante y de un presidente genuinamente progresista y democrático. En cambio, una figura autoritaria que promete soluciones fáciles y de corto plazo a desafíos inmensamente complejos está trabajando para desmantelar el progreso que el país ha logrado.

AMLO habla de manera simplista sobre la moral y los "conservadores" y "neoliberales" que, según él, buscan destruir a México y derrocar su presidencia. Sin embargo, su partido, Movimiento Nacional de Regeneración (Morena), es una galería de oportunistas sin escrúpulos que incluye cristianos evangélicos, aliados comerciales multimillonarios y orgullosos simpatizantes del régimen chavista en Venezuela. Cuando se enfrenta a pruebas que contradicen las suyas López Obrador amonesta a los periodistas por conspirar contra él y se jacta de sus otros datos, sorprendentemente similares a los "hechos alternativos" de la administración Trump.

Aunque el mandatario ha criticado públicamente el neoliberalismo, reciente su gobierno renegocio el TLC, ahora llamado T-MEC, con el cual él está cortejando abiertamente a aliados del sector privado.

Sumado a todos estos desencuentros, López Obrador se ha propuesto u obsesionado con revivir al gigante energético de México, Pemex empresa que durante años fue el estandarte de la economía, actualmente es la compañía más endeuda del mundo, ante el rápido agotamiento de las reservas y la caída de la producción.

Por es necesario que México invierta más en su economía y en su población, particularmente en sus ciudadanos más vulnerables, sin embargo, los gobiernos federal y estatal del país tienen poca capacidad para hacerlo. En 2018, el país aportó solo el 16.1 por ciento de su PIB en ingresos gubernamentales. El 56% de la fuerza laboral mexicana trabaja informalmente en sectores que no están sujetos a impuestos.

Además, México sigue siendo un país donde más del 40 por ciento de la población vive en la pobreza, y los corredores de poder político y otros intereses creados permanecen intocables por la ley.

Por ahora, las perspectivas económicas de México son sombrías si el proyecto económico de AMLO es un cuento de hadas, su visión política es inquietante, particularmente dada la larga y dolorosa historia del autoritarismo en México.

La democracia mexicana probablemente enfrentará su desafío más difícil en la próxima década. Las encuestas muestran que la fe pública en las instituciones es extremadamente baja. Los partidos de oposición de México son débiles, divididos y carecen de alternativas políticas claras.


(Karla Alva)