Al menos 4 mil 167 migrantes centroamericanos llegaron a un albergue de Guadalajara, Jalisco, procedentes de Irapuato, Guanajuato, y con el objetivo de avanzar por la cosa del Pacífico hacia el norte.
La caravana recorrió la carretera 90 León-Guadalajara y pasó por Abasolo, Guanajuato; La Piedad, Michoacán y Degollado, La Barca y Zapotlanejo, Jalisco.
Autobuses interurbanos de Guadalajara custodiados por la policía trasladaron a muchos migrantes desde la frontera del estado de Jalisco hasta el auditorio habilitado para recibirlos.
La policía municipal de la ciudad también transportó a varios viajeros en sus camionetas desde la frontera estatal a la cuidad.
Después de un mes de caravana, los migrantes se sienten cansados pero no desmoralizados.
José Tulio Rodriguez, un mesero de Siguatepeque, Honduras, que celebró su cumpleaños 30 en el estadio de Ciudad de México, asegura seguir “con fuerza, motivado a soñar con una mejor vida para mis hijas”.
“Uno lo que quiere es avanzar y llegar pronto a la respuesta que necesitamos”. Lo complicado de este tramo, aseguró, es que “las distancias de las ciudades son más largas” pero “gracias al pueblo mexicano no hemos sufrido”.
Rodríguez aspira a reunir dinero suficiente para poder operar a su hija de seis años, Alexa Cristal, de una hernia en el estómago. Lleva una mochila a la espalda, una colchoneta regalada bajo el brazo y por la tarde esperaba a que alguien lo llevara a Guadalajara mientras ondeaba una enorme bandera con un escrito que decía “la paz y dios con nosotros”.
Una vez en Guadalajara, los migrantes fueron entrando en el auditorio en dos filas: una para las mujeres, niños y familias donde personal del DIF los registraba.
JGM