Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) le quieren cambiar hasta el nombre, de acuerdo con el borrador de la Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación. Miembros de la comunidad científica consideran que podría ser un golpe a la ciencia básica y que se restringe la investigación al sugerir temas específicos.
La Silla Rota solicitó al Conacyt una postura sobre estas críticas a la nueva propuesta de Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación, pero no obtuvo una respuesta.
Este medio tuvo acceso al borrador del documento, en el que se plantea que el Conacyt cambiará a Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación (Conahcyt), al incluir a las humanidades en su nombre.
Fuentes de la comunidad científica consultadas por este medio señalaron que las principales preocupaciones de esta propuesta de ley son que se ponen candados a la libertad académica, que se sugieren temas específicos de investigación que se ciñen a los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces) y que se incluye una visión ideologizada del quehacer científico.
Los científicos señalaron también que si se aprobara el documento en las condiciones en las que se encuentra, la nueva Ley General de Ciencia, Tecnología e Innovación representaría un golpe a la ciencia básica.
En el artículo VI del documento se menciona el derecho a exigir que el Estado fomente la investigación humanística y científica, se destaca que en especial la que está relacionada con un listado de 23 temas como bienestar, igualdad y derechos humanos; economía, derechoa la salud, biotecnología, soberanía alimentaria, derecho a la educación, energía, prevención de riesgos naturales, democracia, violencias estructurales, memoria histórica y pensamiento indígena, entre otros.
Así como “cualquier otro que el Consejo de Estado para la Investigación Humanística y Científica, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, considere de interés público nacional o de atención indispensable para garantizar el desarrollo sostenible del país y el bienestar del pueblo de México, a partir de los estudios prospectivos que realice el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación”.
Al respecto, los investigadores consultados por La Silla Rota dijeron que una ley general no debería integrar temas específicos porque excluye otras temáticas que son relevantes y que forman parte de la agenda de la investigación básica.
Criticaron que algunos de los artículos son ambiguos o tienen carga ideológica, como el IV, en el que se menciona que “el derecho humano a la ciencia se ejercerá conforme a los principios de igualdad y no discriminación, inclusión, pluralidad y equidad epistémica, diálogo de saberes, solidaridad y beneficio social”.
Otro de los temas que preocupa a la comunidad científica es la desaparición de los órganos autónomos, lo que llevará a una gobernanza centralizada que dependerá del ahora Conhacyt. Además, tampoco se considera la posible autonomía de los centros de investigación.
Durante este año han habido varios choques entre la comunidad científica y el Conacyt, en especial por la extinción de los fideicomisos de ciencia, en los que se ha señalado que presuntamente había corrupción, pero no se ha comprobado.
Asimismo, se retiró el apoyo del Conacyt a integrantes del Sistema Nacional de Investigadores que pertenecen a universidades privadas y estudiantes de maestría han denunciado que a muchos de ellos no se les dio beca, como a los alumnos de Estudios Latinoamericanos de la UNAM.
Otro de los problemas que hubo este año fue con el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, que dejó de recibir recursos del Conacyt. La titular del Consejo, María Elena Álvarez-Buylla, señaló también presunto uso irregular de fondos. La utilización de estos recursos fue aclarada por la ex titular del Foro, Julia Tagüeña Parga.