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Ackerman revisó personalmente perfil de cercana y dijo no conocerla

Miembros del Comité de Evaluación para consejeros del INE buscaron eliminar a Diana Talavera; pero Ackerman defendió el expediente 297, revelan a La Silla Rota

Escrito en NACIÓN el

John Ackerman revisó personalmente el expediente 297 de la aspirante a consejera electoral, Diana Talavera Flores quien presentó su registro en la Cámara de Diputados, dos días antes de que cerrara la convocatoria. En ningún momento el académico de la UNAM se excusó ante sus compañeros del Comité Técnico Electoral, de tener algún conflicto de interés con Talavera quien trabaja con su cuñado, Netzai Sandoval en el Instituto de Defensoría Pública, además de tener una historia cercana al PRD y Morena.

 

La Silla Rota obtuvo este y otros datos, de fuentes cercanas a la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, quien acompañó el proceso de selección con el Comité Técnico Electoral integrado por los académicos y juristas, Blanca Heredia, Ana Laura Magaloni, Silvia Giorguli y Sara Lovera; Diego Valadés, José Roldán Xopa y John Ackerman.

Las fuentes consultadas refieren que las diferencias Ackerman no son nuevas, por eso esta noche los otros seis integrantes del CTE informaron en un comunicado “lamentamos que el Doctor John Ackerman, en su intervención esta mañana ante la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, haya intentado descalificar el proceso… Quienes formamos parte del Comité afirmamos que la integración de las cuatro quintetas –dos de hombres y dos de mujeres-, fue el resultado de un trabajo de deliberación transparente, respetuoso y profesional, que tomó meses de revisión, consulta e investigación sobre cada perfil”. 

“Quienes integramos el Comité aportamos experiencia y conocimientos para lograr la mejor selección posible de quienes integrarían las quintetas. La búsqueda del consenso, y aún de la unanimidad, fue lo que nos guio”

¿Qué pasó entonces?

La información obtenida señala que en estos meses, en diversas reuniones del Comité, Ackerman  solía tener actitudes incomprensibles: subir los pies en la mesa, tamborilear los dedos cuando alguien exponía argumentos o planteamientos; arrebatar la palabra en discusiones de trabajo; mostrar actitudes desafiantes; increpar a algunos de los aspirantes de tener o no vínculos con partidos políticos; y trabas para concertar horas de reunión bajo advertencia de que sería antidemocrático que el resto de los integrantes se reuniera en su ausencia, entre otros. 

El punto de quiebre que rompió la unanimidad dentro del CTE fue la férrea defensa del esposo de la secretaria de la Función Pública, por incluir a Talavera Flores en la lista de diez mujeres aspirantes a dos cargos de consejera electoral. Fue ahí cuando uno de los miembros se percató de que Ackerman había revisado y evaluado personalmente, ese expediente en particular; durante las dos primeras etapas del proceso de selección referentes a cumplir con los requisitos legales que marcó la convocatoria, así como una primera evaluación de un perfil idóneo que garantizara autonomía e independencia. Pero el académico no manifestó en ningún momento la necesidad de excusarse de esa evaluación por existir un conflicto de interés. En su momento, a pregunta expresa de sus compañeros, Ackerman negó conocerla; aunque continuó defendiendo el expediente 297.

Diez lugares… y once candidatas

La lista de diez candidatas comenzó a integrarse con once perfiles aprobados por unanimidad del CTE, con base en la suma de sus evaluaciones. El problema fue a cuál de las once dejar fuera pues solo había lugar para diez. Los nombres comenzaron a integrarse del uno al ocho; pero al llegar a los lugares nueve y diez había que elegir entre tres aspirantes. Eran Jessica Rojas Alegría, Eunice Rendón y Diana Talavera Flores. A falta de unanimidad, la mayoría de los integrantes del CTE propuso -por cinco votos a favor y dos en contra- eliminar a Diana por obvias razones, y conservar los otros dos nombres; entonces Ackerman debatió y pasó de los argumentos técnicos a los cuestionamientos.

Las fuentes consultadas refieren que los integrantes de este consejo, reportaron a Mario Delgado (presidente de la Junta de Coordinación Política) que Ackerman afirmó que el expediente 297 era excelente y que quienes se oponían a sumarla en la lista de las diez, era porque Talavera Flores “era pueblo, además de ser una mujer sencilla”. Y continúo “lo que pasa ustedes quieren poner a sus amigos del CIDE, esto es un rollo de clases, por eso eliminan a una mujer humilde”. Luego cuestionó a las cuatro mujeres del comité (Heredia, Magaloni, Lovera y Giorgulio) “¿Y ustedes mujeres, por qué no votan por ella? ¿Por qué prefieren a una mujer que es más académica?”.

En un intento por destrabar el tema, la votación se repitió y Ackerman volvió a perder: cinco contra dos. Entonces se levantó de la mesa y se fue. El resto del comité terminó de completar la lista y se armaron las dos quintetas, en función de que cumplieran los requisitos legales y constitucionales. El orden de publicación de sus nombres se determinó con base en el número de folio de cada expediente, al no poder realizar una insaculación de manera presencial.

Misión cumplida pese a Ackerman

 El 28 de febrero durante la instalación del CTE en San Lázaro, sus siete integrantes y legisladores aplaudieron (pese al atropellado nombramiento de Ackerman por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos) el logro de haber conformado un grupo multidisciplinario y confiable, capaz de elegir de manera profesional los veinte mejores perfiles para ocupar cuatro puestos a consejero electoral en el INE, en lo que será las mayores elecciones de la historia en el 2021.

Cuatro meses y medio después, el comité técnico entregó resultados oficiales a la Jucopo. Durante la reunión virtual para la entrega de las cuatro quintetas, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Mario Delgado, celebró que el proceso de elección no fue “de cuotas ni cuates” como se planteó desde un inicio. Pero durante el acto protocolario virtual que duró cerca de 90 minutos, fue inevitable que Ackerman diera su versión de lo ocurrido, cuidando no mencionar en ningún momento el nombre de Diana Talavera Flores ni el expediente 297.

“Tengo la responsabilidad de informar que un servidor no está de acuerdo con las listas de candidatos que hoy se presentan ante la Jucopo. Son resultado de un proceso de deliberación centrado de manera que una parte del comité técnico (con honrosas excepciones) que impuso su visión particular… Quedaron fuera muchos de los mejores perfiles personas con una larga trayectoria por la lucha con la democracia y amplios conocimientos en la materia electoral, descartadas por fobias ideológicas y personales. En cambio, se incluyeron personas con trayectorias cuestionables y que incluso tienen conflictos de intereses con los propios integrantes del comité técnico”, declaró.

Al hablar de nombres, objetó los nombres de Javier Aparicio del CIDE, al señalar que su entrevista fue mala y acusó estar involucrado en las elecciones de 2017 en el Estado de México. Afirmó que Alma Eunice Rendón es prima hermana del consejero Ciro Murayama; que Zircey Bautista tenía vínculos con el PAN y PRD. Que Carla Humprey tenía vínculos con el PAN; y que Jessica Rojas fue operadora política del PRI. Y aseguró que esta última etapa del proceso de selección, “fue más un ejercicio político que técnico… Las entrevistas (de los aspirantes) tendrían que haberse transmitido en tiempo real, lamentó no haberlo exigido con mayor fuerza en su momento, eso hubiera permitido mayor participación ciudadana y echar más público luz pública sobre las trayectorias y mentiras de los aspirantes”.

En su momento, el resto del CTE afirmó que realizaron su trabajo de forma colegiada en todo momento, excepto al final de la integración de la lista de los veinte candidatos. “Agradezco el acompañamiento de la Jucopo ante la situación extraordinaria que tuvimos”, dijo la académica del Colegio de México, Silvia Giorguli.

“Encontrar soluciones de consenso nos fuerza a plantear posiciones argumentadas para convencer y persuadir”, señaló José Roldán Xopa.

“Estuvo en juego nuestra capacidad de escuchar, dialogar y lograr consensos, lo logramos”, celebró la periodista Sara Lovera.

“Las quintetas que presentamos fueron votadas por todos, Ackerman votó todas y cada una de las quintetas salvo los dos últimos nombres de las quintetas de mujeres con la que él no coincidió en la decisión del comité”, precisó Ana Laura Magaloni.

“Lamento que en fase final haya habido una desavenencia que nos impidió trabajar como iniciamos… No conviene al interés de la sociedad política mexicana ahondar en discrepancias, recelos y desconfianza”, señaló Diego Valadés.

“En el caso de la lista de mujeres, aprobamos por unanimidad, ocho nombres. Y dos se integraron por mayoría. Quiero saltar que la regla de votación para definir estos dos nombres se aprobó por unanimidad de los siete integrantes del comité técnico”, subrayó Blanca Heredia.

“Falso… Yo no voté… No estuve presente en la votación de los 20 ni la integración de las quintetas”, refutó Ackerman.

“Él faltó a la verdad”

Así lo señalaron los seis integrantes del CTE en el comunicado mencionado, al precisar que “hubo un diferendo –natural en un órgano llamado a deliberar-, sobre quienes deberían ocupar los últimos dos lugares de la lista de diez mujeres. El Dr. Ackerman sí participó en la designación de estas últimas dos personas, las cuales se decidieron mediante votación de los integrantes del Comité, resultando minoritaria la opción apoyada por él. Con posterioridad a esa votación, el Dr. Ackerman decidió abandonar los trabajos del Comité. Como resultado de ello, es cierto que en la integración específica de las quintetas ya no estuvo presente, por su propia decisión”. 

“Expresamos con toda claridad que atendiendo a la normativa que rige al Comité, no se presentó, como lo afirma el Dr. Ackerman, en ningún momento del proceso de evaluación, situación de conflicto de interés o que afectara la objetividad en el juicio de los integrantes del Comité”.

(María José Pardo)