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Abortos, malformaciones y extorsión del narco; el costo del negocio del aguacate

El incremento de la demanda mundial del aguacate mexicano también ha dejado severos estragos en Michoacán, el estado que más produce

Escrito en NACIÓN el

En 15 años la demanda mundial del aguacate mexicano ha aumentado 30 veces, lo que ha dejado una derrama económica importante en el país, pero también deforestaciones y severos problemas en la salud de pobladores por el uso de insecticidas tóxicos. 

El aguacate mexicano ha ganado popularidad en Europa, Canadá, China, Japón y, principalmente, Estados Unidos, a donde se exporta cerca del 80% del fruto.

Para satisfacer la demanda, Michoacán produce 120 mil toneladas de aguacate al mes, por lo que es el principal exportador del mundo.

Sin embargo, el documental “Los aguacates del diablo”, elaborado por la cadena France 2 reveló que en cinco años productores y narcotraficantes han deforestado 170 mil hectáreas de pino en solo 5 años.

Los funcionarios han intentado detener este tipo de prácticas, pero saben que grupos criminales o familias armadas podrían enfrentarlos.

Jaime Chávez, miembro de la Secretaría de Medio Ambiente de Michoacán, asegura que lo ilegal no es sembrar árboles de aguacate, sino talar bosques para instalar los plantíos: mil canchas de futbol (700 hectáreas) por año.

 

La deforestación no es el único problema pues en las plantaciones se utilizan insecticidas elaborados a partir de organofosforados, una sustancia altamente tóxica para trabajadores y personas que habitan cerca de plantaciones.

Los trips, insectos pequeños que roñen los aguacates y los vuelven invendibles, son unas de las plagas que productores buscan combatir con los insecticidas. 

Los vendedores de plaguicidas de la región venden Perfekthion, ácido fosfórico, Naled 90, entre otras sustancias químicas, mismas que no son permitidas por el gobierno mexicano. De hecho, son prohibidas en Europa por las secuelas que tienen en la salud.

En la comunidad de Toreo el Bajo, del municipio de Uruapan, Michoacán, los árboles de aguacate son rociados varias veces a la semana en momentos en que menores de una secundaria juegan en el patio. Cuando esto pasa, ellos huyen a los salones para alejarse del olor que les provoca dolor de cabeza y nauseas.

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Maricela y Serena, dos maestras de la misma institución, sufrieron de abortos en los primeros cuatro meses de gestación: los fetos estaban desarrollando malformaciones en los riñones, tragaron líquido amniótico o dejaron de respirar.

El documental informó que médicos locales no pudieron determinar las causas de las malformaciones, pero señaló que existen diversos estudios en Europa que han demostrado que insecticidas afectan el crecimiento de los fetos. 

Además de las maestras, hay casos de menores de edad con malformaciones. 

Gaby tiene nueve años, no obstante, la cadena de televisión francesa señala que parece de tres años: la pequeña no creció por un serio problema que tiene en los intestinos que médicos no han podido tratar.

Su madre, Lidia, recuerda que cuando estuvo embarazada vivía junto a una plantación de aguacate y su pareja trabajaba en estos campos rociando los árboles sin alguna protección.

La menor también sufre de diabetes, entre otros padecimientos, e incluso podría morir en cualquier momento, según advirtió un médico a Lidia.

Al cuestionar a autoridades de la Secretaría de Salud de Michoacán sobre las afectaciones de pesticidas en menores, el entonces titular de la dependencia respondió que no existen estadísticas ni información suficiente.

La situación epidemiológica no es la misma en México que en Europa. El físico, los antecedentes genéticos de cada región son diferentes, hablamos de que en esta región la gente es más resistente, los mexicanos somos más resistentes a ciertas bacterias”, agregó el funcionario.

La cadena optó por tomar muestras del cabello de las dos maestras y cinco niños de la secundaria para analizarlas en Francia y los resultados fueron determinantes: todos tenían en su organismo al menos cinco sustancias tóxicas distintas. 

Una niña de 13 años, Jade, registró 11 sustancias diferentes que podían generarle daños neurológicos y problemas de reproducción, entre otros.

El problema se agrava por la presencia en la región del crimen organizado: los Caballeros Templarios cobran derecho de piso a los productores.

Quienes se niegan a pagar a los narcotraficantes terminan muertos, junto con sus familias.

cmo

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