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A una semana de caso Ovidio Guzmán, errores, dudas y contradicciones desnudan a la 4T

El caso evidenció errores, dudas y contradicciones en la estrategia de seguridad de la Cuarta Transformación

Escrito en NACIÓN el

Una semana ha pasado de la mayor crisis en materia de seguridad en el breve gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el fallido operativo en Culiacán, Sinaloa, que derivó en la captura y liberación de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.

El caso, mismo que ya es llamado en redes Culiacán Gate y que dejó un saldo de ocho muertos, evidenció errores, dudas y contradicciones en la estrategia de seguridad de la Cuarta Transformación.

LAS CONTRADICCIONES

El gabinete de seguridad fue el primero en responder ante la emergencia que se vivía en calles de Culiacán, sin embargo, lo hizo horas después de que la violencia fuera ley en el municipio sinaloense, además, lo hizo con una pésima comunicación.

En el mensaje, realizado pasadas las 20:00 horas, Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), relató que un convoy del Ejército y de la Guardia Nacional fue atacado durante un patrullaje de rutina, las fuerzas armadas repelieron la agresión y al asegurar el inmueble desde donde les disparaban, identificaron a Ovidio Guzmán López entre los atacantes.

Entonces, continuó Durazo, miembros de la delincuencia organizada rodearon con una fuerza mayor a la patrulla, a la vez que realizaron acciones violentas en la ciudad, por lo que se decidió suspender las acciones.


El mensaje de Alfonso Durazo no explicaba de forma clara sí Guzmán López había sido liberado o no y puso sobre la mesa una versión poco creíble, presentada de forma constante, de que la captura había sido por casualidad.

Al día siguiente, desde Oaxaca, el presidente derrumbaría la primera versión del gabinete de seguridad: no fue una casualidad, se trató de un operativo en contra de Ovidio, quien tenía sobre sus hombros una orden de aprehensión con fines de extradición.

Luego, en posterior conferencia de prensa, Durazo seguiría la versión del presidente de que, en efecto, se trató de un operativo y no de una detención casual, derivada de una agresión y flagrancia.     

Otra de las contradicciones fue el saber del presidente sobre las decisiones en Culiacán. Primero, Durazo aseguró que la decisión de liberar al hijo de “El Chapo” había sido del gabinete de seguridad, no del presidente, pues él se encontraba incomunicado en un avión rumbo a Oaxaca al momento de la orden.

El presidente, por su parte, continuó con este relató, en la conferencia mañanera del día siguiente respaldó la decisión y estuvo de acuerdo, es decir, no dio la orden él. Sin embargo, una semana después de los hechos, esta mañana, López Obrador aseguró que sí está comunicado, que tiene un teléfono satelital con el que se puede comunicar permanentemente.

La falta información sobre el caso, ha puesto a Andrés Manuel sobre las cuerdas, dijo desconocer que las autoridades federales realizarían un operativo en contra de Guzmán López; tampoco sabía que Ovidio tenía una orden de extradición; de igual manera expreso desconocer información sobre la supuesta captura y detención sobre otro de los hijo de “El Chapo” en el mismo operativo.

LOS ERRORES

Un operativo fallido es consecuencia de una serie de errores que el gobierno federal ha reconocido desde la primera conferencia de prensa que dieron.

Luis Crescencio Sandoval, titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), relató la versión “oficial” misma que escaló en error tras error.

Primero, los elementos de la Policía Ministerial Militar y de la Guardia Nacional realizaron el operativo careciendo del consenso de sus mandos superiores.

Por ello, refiere Crescencio Sandoval, se trató de un acto precipitado y deficiente a tal grado que incluso carecían de orden de cateo para ingresar al inmueble y sacar a Ovidio.

Los uniformados desestimaron el poder de fuego del crimen organizado, puesto que –mientras esperaban la orden de cateo– fueron rápidamente rodeados y superados en número.

Ante este escenario y, al detonarse actos violentos por toda Culiacán, el gabinete de seguridad optó por liberar a Guzmán López.

LAS DUDAS

Pese a la máxima transparencia que el presidente presume en este caso en particular, existen varias dudas que, a una semana de los hechos, continúan sin aclararse.

¿El gobierno de Estados Unidos presionó para que se capturara a Ovidio? La pregunta nace ante la orden de aprehensión con fines de extradición que dio origen a su captura, más cuando el gobierno de Sinaloa refirió que no había una orden nacional en su contra.

La duda aumenta luego que el presidente guardara silencio y expresara una sonrisa ante la pregunta explicita realizada durante la conferencia de prensa del día siguiente a los hechos.

Cabe mencionar que el hijo de “El Chapo” está en la mira de las autoridades desde abril de 2008, el Departamento de Justicia lo acusa de distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana desde México y otros países a los Estados Unidos, mientras que el Departamento del Tesoro lo señala de lavar dinero, ambos crímenes para el cártel de Sinaloa.

Sin embargo, no fue hasta febrero pasado, luego que Guzmán Loera fuera declarado culpable durante su juicio en Nueva York, cuando el gobierno estadounidense hizo público el interés de ir detrás de Ovidio y de su hermano Joaquín.

¿Cómo fue la liberación de Ovidio? Muy poco se sabe sobre cómo se consumó la liberación de Guzmán López: si las autoridades dejaron el inmueble donde se encontraba, si lo entregaron a miembros del cártel de Sinaloa o simplemente lo dejaron ir.

En una fotografía aparece presuntamente Ovidio vestido de militar, con un gafete de Plan DN-III del Ejército, con los ojos tapados y abordo de una camioneta. De acuerdo con La Jornada, fuentes del gabinete federal detallaron que Ovidio fue entregado a sus cómplices en las condiciones que arroja la imagen.

Mientras, los soldados e integrantes de la Guardia Nacional se retiraron y se resguardaron en instalaciones de la novena Zona Militar.

¿Con quién habló Ovidio? Cuando se confirmó en primera instancia la captura de Ovidio Guzmán López, comenzaron a circular fotografías del capo criminal tomada supuestamente por las autoridades federales.

La primera, la que todos los medios usaron, era una del hijo de “El Chapo” de frente, con la cabeza alzada y mirando a la cámara; la segunda, el capo movido y solo una parte de su cara puede verse; y la tercera, una de Ovidio llamando por teléfono.

¿Con quién hablaba Guzmán López?, ¿La llamada y/o el personaje del otro lado de la bocina influyó en su liberación?

Sin embargo, de acuerdo con Univisión, las imágenes de Ovidio publicadas no fueron derivadas del operativo, ni se tomaron el día del caos. Fuentes de la familia de Guzmán López y del propio gobierno federal lo confirmaron a la reportera, detallando que fueron tomadas desde antes y utilizadas para identificar físicamente a Ovidio.

¿No más guerra? El argumento de la liberación de Ovidio era evitar una masacre, que ya no habrá más daños colaterales y que la guerra contra el narcotráfico había acabado, pero ¿así fue?

Este año pinta a todas luces para ser el más violento del que se tenga registro. De enero a septiembre 26 mil 638 personas han sido asesinadas en todo el país, según datos oficiales.

En tanto, unos días antes del caso Culiacán, militares fueron agredidos por un convoy de hombres armados que se habían topado de frente; un sólo soldado con ametralladora disparó contra los civiles, matando a 14 de ellos y muriendo en la “hazaña”, todo ello en Iguala, Guerrero.

Por otra parte, en la conferencia en Culiacán, Crescencio Sandoval aseguró que en la actual administración se han detenido 14 “miembros relevantes de la delincuencia” y 26 “colaboradores de diferente nivel”.

Es decir, pese a las palabras de López Obrador y su anhelada paz, las masacres por parte de las fuerzas del orden continúan y los “objetivos prioritarios”, aunque con otro nombre, siguen.