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A 90 años, el PRI en su peor debacle

En su cumpleaños, el PRI va perdiendo color y adeptos; “haremos más con menos, todo depende de cómo sepamos administrar la escasez, reconoce Sauri Riancho; ''no lo den por muerto'', advierte Monreal e Ivonne Ortega opina que ''hay que volver al origen y empezar por lo básico''

Escrito en NACIÓN el

No. No es una buena tarde para esa mujer de tercera edad, la vendedora de pines con el logotipo de Partido Revolucionario Institucional, quien se colocó a la entrada de la sede nacional del partido para intentar atraer más clientela. “Es que las ventas no han ido bien”, relata con desánimo. Tras la reciente derrota electoral su mercancía perdió atractivo y las ganancias han sido raquíticas; tanto, que ahora su manutención depende de sus hijas. Es de llamar la atención que la mitad de los pines que exhibe en un cartón, son color dorado y no sobre el tradicional fondo tricolor del PRI y la bandera mexicana.

-Es porque a los jóvenes les gusta más este modelo, justifica.

-Pero no lleva los colores del partido, le rebato.

-Ellos dicen que un pin dorado resalta más sobre un traje.

Ella no es la única que ve números rojos en su día a día. El PRI nonagenario también los ve, pero en sus finanzas anuales; por eso el reporte que el partido entregó a su consejo propone solicitar un préstamo bancario de 250 millones de pesos si se quiere sacar a flote la renovación de su dirigencia en agosto. Y agrega que la reducción de sus prerrogativas más el pago de multas electorales, dejó apenas una bolsa de 590 mdp, menos de la mitad de los mil a mil 600 mdp que el partido solía recibir por financiamiento público anual promedio, entre 2003 y 2017, según datos del Instituto Nacional Electoral.

Al igual que los pines, el PRI va perdiendo color y adeptos, o al menos eso se mira en los cuatro módulos de afiliación instalados en la explanada del CEN. Lucen vacíos sin importar cuan atractivo pueda ser su mensaje para los asistentes de la 63 sesión ordinaria. “Apúntate aquí, por México #MeApuntoConElPRI”.

No es casualidad que, por este conjunto de razones, su nueva estrategia de imagen se enfoque a quienes desdeñó en 2018, imponiendo un candidato presidencial no surgido de sus filas. Por eso el perímetro de la sede nacional les dedicó la exposición “Nuestra militancia” donde decenas de fotografías buscan honrar y revivir en la memoria colectiva lo que varias décadas fueron: contingentes numerosos en actos masivos, militancia de hueso colorado vista bajo rostros desconocidos con el puño alzado, vestimenta verde-blanco-rojo y matracas. Observar cada imagen con detenimiento permite apreciar la ausencia de rostros políticos conocidos, aun cuando varias imágenes pertenecen a la campaña presidencial de Pepe Meade, el recién nombrado consejero de Grupo Industrial Alfa y director no ejecutivo independiente de banco HSBC.

De la postrevolución a Vicente Fox

En el CEN priista todos los eventos públicos claves ocurren en el auditorio Plutarco Elías Calles, nombrado así en honor del expresidente nacional y fundador del partido en 1929 con el nombre de Partido Nacional Revolucionario. El éxito de Calles radica en haber consolidado con el PNR -el primer partido político del país- fin ideológico de la revolución mexicana, para dar paso al México pacífico e institucional que a la fecha prevalece. Aunque en 1938 cambió su nombre a Partido Revolucionario Mexicano y en 1946 renació como PRI, la realidad es que éste se convirtió en la organización política más grande y sólida del país, cuna de 13 presidentes desde Pascual Ortiz Rubio hasta Enrique Peña Nieto.

Por eso en el 2000 la derrota del entonces partido hegemónico frente a un “ranchero con botas” como se le adjetivó al candidato panista Vicente Fox, fue un golpe inesperado aunque no imprevisto, pues la lenta debacle del PRI inició con la matanza estudiantil del 68’, el halconazo de1 71’, las devaluaciones económicas de 1982 y 1994, la falta de capacidad de reacción frente a los daños del sismo del 85’, el fraude electoral de 1988 y el magnicidio de Luis Donaldo Colosio. Por si eso fuera poco, la imagen del partido cayó considerablemente frente al electorado joven por sus métodos para mantenerse en el poder a cualquier precio.

Francisco Labastida perdió frente a Vicente Fox con el 36 por ciento de los votos; no obstante, su financiamiento público no se afectó drásticamente durante la administración panista al lograr conservar en el primer trienio del siglo, como oposición, 700 mdp anuales promedio; bajando a 500 mdp anuales durante el segundo y tercer trienio respectivamente, que ya pertenecía entonces a la presidencia del panista Felipe Calderón. Todo, gracias al salvavidas que les representó tener entre 200 y 240 diputados del congreso nacional.

El PRI recuperó parte de su fuerza política hasta el cuarto trienio, al incrementar sus prerrogativas por un promedio de mil mdp anuales. Y así se encaminó de regreso a Los Pinos con el mexiquense Peña Nieto que obtuvo el 38.2 por ciento de los votos, que no fueron suficientes para mantener la aprobación ciudadana, por lo que perdieron, nuevamente, las elecciones frente a Andrés Manuel López Obrador pues su candidato Pepe Meade consiguió solo el 16.4 de los votos.

Fox y AMLO: dos derrotas opuestas

El PRI -como partido- puede intentar desviar la atención mediática de la grave situación que atraviesa, con su campaña “nuestra militancia” para enfocarse al tema de su refundación. Pero -como estratega- no puede engañarse a sí mismo y evitar hablar de un control de daños para salvaguardar lo poco que les queda. Por eso solo dos priistas agarraron al toro por los cuernos y pusieron palabras al tamaño de las derrotas históricas que sufrieron en 2000 y 2018, mientras que otro grupo connotado de priistas consultados evitó hablar del tema.

Hay que cuantificar esta última como una derrota más profunda que la del 2000”, reconoce el senador priista Jorge Carlos Ramírez Marín.

La entonces presidenta del partido durante la derrota foxista, Dulce María Sauri, lo explica con estas palabras. “En 2000 perdimos frente a nuestro adversario histórico, el PAN. Y ahora perdimos frente a quien fuimos nosotros: un priista de los setentas, ochentas” dice en referencia a López Obrador. “Económicamente el PRI llega en una situación económica precaria; hay dinero, pero no es suficiente para los retos que debemos enfrentar. Haremos más con menos, todo depende de cómo sepamos administrar la escasez por no hablar en el lenguaje de la cuarta transformación de la austeridad”, dice con sarcasmo. “El 2024 lo imagino como ir por una montaña muy empinada, empujando una roca enorme. Espero que tengamos mejor fortuna que Sísifo”, advierte.

Beatriz Paredes, cabeza del tricolor de 2007 a 2011, optó por mantenerse en lo políticamente correcto... y positivo. “Las derrotas con Fox y López Obrador son dos momentos históricamente distintos. Y hoy somos un partido con capacidad de recuperación”, dice mientras camina a paso veloz. Pero la realidad es que la recuperación discursiva no se refleja en la 63 sesión ordinaria del partido, donde el rojo PRI ya no es el color de moda. Por eso el senador Osorio Chong arriba enfundado en chaleco color marino; el excandidato presidencial Roberto Madrazo con corbata color Morena; Manlio Fabio Beltrones, Humberto Roque Villanueva, Emilio Gamboa y Manuel Añorve enfundados en trajes oscuros. Mientras que la estratégica vestimenta roja solo destaca en los aspirantes a la nueva dirigencia (la ex gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega; y el ex secretario de salud, José Narro) y la actual presidenta del partido, Claudia Ruiz Massieu.

Hay que volver al origen y empezar por lo básico: Ivonne Ortega

Para Ivonne Ortega, exgobernadora de Yucatán, el reto para el PRI en su 90 aniversario es recuperar la credibilidad, ya que después de la elección de 2018 el partido quedó reducido a su mínimo histórico, “lastimado por las decisiones de una cúpula que se alejó de la militancia y perdió de vista que al PRI lo hacen los militantes de base”.

El reto por lo tanto es volver al origen, a las bases, al territorio: ahí hay millones de priistas que han sudado la camiseta tricolor y que cada vez que se les ha requerido, han tocado las puertas y el corazón de la ciudadanía”, reconoce.

En su diagnóstico, Ortega resalta que entre la militancia un hartazgo hacia las decisiones centralizadas, cupulares.

La exgobernadora destaca que para el priismo la democracia interna es un anhelo porque generalmente la selección de dirigentes y de candidaturas se hacía sin consultar a la base, aunque es un proceso contemplado en los estatutos.

“Hay que empezar de lo básico, y por simple que parezca, lo básico es la base. Desde esa base hay que construir y sin esa base no se podrá hacer nada. Todavía hay quienes ignoran al priismo militante y construyen escenarios desde el escritorio, desde una malentendida posición de ''poder'', pero si vas al territorio y le preguntas a los priistas ellos dicen con claridad: ya basta, decidamos por nosotros mismos y construyamos nuestro propio futuro sin cargadas, sin oficialismos, sin imposiciones y sin simulación”, comenta.

“Morena surgió del PRI”

Ortega resalta que del PRI han surgido diferentes expresiones políticas. Incluso Morena que hoy gobierna el país surgió en buena parte del PRI, y se dice con justa razón que es el “viejo PRI”, con ex priistas que en algún momento fueron dirigentes como el propio presidente Andrés Manuel López Obrador, Porfirio Muñoz Ledo o Manuel Bartlett Díaz; y a principios de la gestión de Enrique Peña Nieto, continúa Ortega, se habló de un “nuevo PRI”, cuyos integrantes están en la cárcel, procesados o con graves señalamientos de corrupción, empezando por el propio Peña Nieto.

¿Entonces de qué PRI hablamos los que queremos recuperar al partido, del 'viejo PRI' o del 'nuevo PRI? En mi opinión, el PRI de la militancia ni es 'viejo' ni es 'nuevo': es el PRI-PRI, de base, real y agraviado por las decisiones que nos han dejado en la situación actual. Picar piedra y partir de lo que hay para construir el futuro es difícil, lo sé por experiencia propia: me formé desde la oposición en el 2000 y he demostrado que sé ganar elecciones sin respaldo de un partido en el gobierno. Esa experiencia y esa convicción quiero ponerlas al servicio del partido y su militancia para salir adelante”.

Desde la zona de confort

Para cualquier partido ser minoría representa eso: una zona de confort. Y el PRI lo es hoy con 47 diputados y 17 senadores que buscan destacar mediáticamente al poner lupa a todo cuanto hace el nuevo gobierno y convocar a conferencia de prensa para manifestar su desaprobación. La campaña de radio (por su 90 aniversario) justifica su actuar: “nuestro propósito es que le vaya bien a México”.

Ruiz Massieu así lo expresó en su discurso de la 63 sesión ordinaria. “Rechazamos ser una oposición complaciente… inflexible o intransigente… Llegamos (al 90 aniversario) como un partido con la cara en alto… Hemos iniciado una nueva etapa de conciliación, apertura y democracia, porque así lo ha pedido la militancia de todo el país”. Y adelantó que irán con ellos en las próximas elecciones en Durango, Aguascalientes, Baja California, Quintana Roo, Tamaulipas y Puebla. ¿Cómo explicar entonces que, al anuncio de los nuevos consejeros que se integran al CEN, destacase el nombre de Peña Nieto, el presidente que los llevó a la derrota electoral al tomar decisiones al margen de la militancia?

En la explanada del partido, una batucada se prepara para tocar ritmos africanos y brasileños, para festejar la reestructuración del PRI. Marc Renton, uno de sus integrantes, confiesa que es la primera vez que regresan al CEN desde el 1 de julio. “Ya extrañábamos les eventos políticos ¡la vibra, la gente! La última vez que venimos se sentía el pesimismo, un ambiente pesado, difícil”.

Pero ¿con qué ojos miran los partidos este nuevo PRI? “Sin duda el PRI ha sido parte de la historia del país”, reconoce Mauricio Kuri, coordinador de la bancada panista en la cámara alta. “Espero que tenga la fortaleza para salir adelante porque necesitamos partidos fuertes y honorables”, dice.

“Yo tengo buenos amigos en el PRI”, afirma el coordinador de los senadores perredistas, Miguel Mancera. “Ellos hablan de un replanteamiento y rediseño, deseo que les vaya bien”.

Tajante, el coordinador morenista (y ex priista) Ricardo Monreal, habla brevemente del tema, colmillo político en mano. “No tengo ningún comentario ¡Que les vaya bien! El PRI tiene sus complejidades, espero que lo superen, sé que se van a levantar. Nunca hay que dar por muerto a nadie”.

 

fmma