MUJERES EN LA CIENCIA

Elsa Sánchez: Del pastoreo a la ciencia, la niña mazahua que se convirtió en doctora

A pesar de la violencia estructural que enfrentó por ser mujer indígina, Elsa Sánchez García logró superar los obstáculos de discriminación y pobreza para convertirse en doctora

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La pobreza, la enfermedad de su mamá y el ser madre soltera fueron parte de las situaciones que tuvo que enfrentar para que lograra su grado de doctora. Sin embargo, la disciplina, la esperanza y la inspiración para otras mujeres y niñas fueron una motivación para poder continuar con sus estudios

Elsa Sánchez García es una científica de origen mazahua, tiene 40 años, enfrentó la pobreza, el cáncer de su mamá y discriminación por ser una mujer y ser indígena. Gracias a su tenacidad, los consejos de su madre y la educación que le brindaron la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue parte fundamental para cumplir su sueño de doctorarse en Ciencias de la Tierra con orientación en Ciencias Atmosféricas, Espaciales y Planetarias, en la Escuela Nacional de Estudios Superiores, campus Morelia.

En entrevista con la Gaceta UNAM, Elsa cuenta cómo piensa impulsar a las mujeres y a las niñas de su comunidad a que ellas también pueden ser científicas, con mucho más esfuerzo que las personas blancas y no indígenas pero que no es imposible. 

Del pastoreo a la panadería

Sánchez García es originaria de Villa de Santa Ana Nichi, Estado de México; vive con su mamá, su hermana y su hija. Dicha comunidad y otras aledañas están ubicadas en una zona rural de la entidad mexiquense. Las familias son numerosas, su principal actividad económica es la agricultura, la ganadería y, en algunos casos, el comercio. Esto ha impactado en la formación educativa de la población.

“Las chicas y los chicos están centrados en estudiar sólo la primaria, la secundaria, y si acaso la prepa, después ya no tienen un campo de visión muy amplio”, lamenta.

Antes de descubrir su verdadera vocación quiso ser secretaria. Recuerda que su madre siempre la animaba a seguir estudiando, para que en su futuro pudieran abrirse otras puertas en la vida de Elsa Sánchez, más allá de la vida en el campo. 

“Mi mamá siempre me estuvo motivando, me decía: ‘estudia, estudia, estudia’. Si me mandaba a cuidar borregos –porque cuidaba borregos de niña– siempre me decía: ‘mientras estás cuidando llévate tu cuaderno y ahí haces la tarea’. Y así lo hacía”, relata.

La científica considera que “mi comunidad es de bajos recursos, pero también somos trabajadores y tenemos buena calidad humana. Somos gente noble que nos ayudamos los unos a los otros”.

Venir de una familia de bajos ingresos, ser de origen mazahua y el abandono de su padre  fueron los obstáculos que se encontró en su camino; sin embargo, el tiempo fue su aliado para encontrar la manera de romper con los estigmas y estereotipos por ser mujer indígena. 

Su mamá se enfermaba constantemente, y aunado a la falta de recursos debían decidir si darle prioridad a los medicamentos de su madre o que ella siguiera con sus estudios, pues la situación de pobreza en la que se encontraba su comunidad no era atendida por las autoridades correspondientes. 

Al salir de la preparatoria estuvo dos años sin estudiar. Se dedicó a trabajar para generar un poco de ingresos para ella y su familia. Fue empleada doméstica de la familia Nour Kuri Slim, a quienes describe como buenas personas, pues le dieron un gran apoyo para poder estudiar y trabajar al mismo tiempo. Como trabajadora del hogar descubrió que anhelaba un cambio de vida:

 “Aquél es un trabajo muy duro y pensé que no quería realizarlo toda la vida; entonces, decidí que tenía que estudiar sin importarme hasta dónde llegaría, pero deseaba al menos, estudiar una carrera”, compartió. 

Elsa terminó la licenciatura “a empujones y caídas”, pues la discriminación que vivió por ser mujer y ser indígena al no tener las mismas oportunidades de un hombre blanco con dinero, tuvo que esforzarse mucho más para continuar con sus estudios . Sin embargo, fue en ese tiempo cuando se enfrentó con uno de los problemas más dolorosos de su vida: su mamá se enfermó de cáncer. Este fue el motivo por el que tuvo que suspender su tesis durante un año, acompañó a su mamá en el proceso de las quimioterapias y consultas por la enfermedad.

Luego de un tiempo retomó su trabajo de titulación y terminó la licenciatura en Ciencias Físico Matemáticas en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, posteriormente trabajó dando clases en la Universidad Mexiquense del Bicentenario. Ahí se encontró con que sus alumnos querían obtener más conocimientos de ella. Y eso la motivó a que tenía que seguirse preparando:

“Yo les daba clases a los chicos de física y matemáticas, pero en algún momento ellos me preguntaron qué más podían aprender de mí. Entonces yo pensé que ya no tenía qué enseñarles y tenía que aprender más, para compartir con los jóvenes temas y cosas nuevas”.

De esta forma, la científica entró al posgrado en la UNAM, a la maestría en Ciencias de la Tierra. Al obtener el grado como maestra, estudió el doctorado en Ciencias de la Tierra con orientación en Ciencias Atmosféricas, Espaciales y Planetarias. Ahí se encontró con otra prueba de vida: se embarazó, pese a que no estaba en sus planes tener una familia en ese momento.

“Yo dije: primero termino el doctorado, después pienso en una familia, pero llegó mi niña justo en el segundo año de mi doctorado. Fue otro problema ya que me quedé como mamá soltera.”

Sánchez fue impulsada por su mamá, quien también le ayudaba con el cuidado de su hija, a la que el padre terminó abandonando. “En algún momento sí pensé en dejar el doctorado, pero mi asesor el doctor Ernesto Aguilar Rodríguez me dijo que no era viable, que me convenía terminarlo, para después encontrar un trabajo más estable y darle una mejor calidad de vida a mi niña”.

Una mujer que inspira

Cree que puede ser inspiración de otras mujeres, niñas y adolescentes para que se entusiasmen por estudiar ciencia. “Considero que entre todas las mujeres podemos generar una mejor ciencia, una mejor calidad de vida en nuestras comunidades rurales”.

Desde su punto de vista, el elemento clave para hacer realidad los sueños es esforzarse, dedicarle tiempo y ser realistas, pues en un mundo hecho por y para varones blancos con dinero, las mujeres racializadas y empobrecidas tienen que hacer muchísimo más esfuerzo para lograr completar su educación. 

“Si las chicas o chicos quieren ser doctores e ingenieros, obviamente tienen que empezar desde la prepa, estudiar matemáticas o ciencias de la salud, todos los temas relacionados, pero deben esforzarse en estudiar porque nadie les va a regalar nada”, dijo. 

Las mamás y los papás siempre son fundamentales en la motivación de las y los jóvenes, “tienen que estarlos impulsando, y después ellos pueden ver a otras figuras como sus maestros, algún amigo o conocido, de quienes también pueden inspirarse”.

Elsa Sánchez hizo una invitación a todos los niños, jóvenes y adultos a que si tienen un sueño, lo hagan realidad: “si somos adultos seguimos teniendo sueños, no importa qué edad tengamos, pero si son niños deben estudiar mucho y enfocarse en sus objetivos”. Si algún alumno, académico o persona civil quiere contactarla puede escribirle al siguiente correo electrónico: elsasg@igeofisica.unam.mx.