El Programa de Política de Drogas (PPD) del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), presentó un informe en el que detalla la presencia de 150 cárteles y agrupaciones criminales en territorio nacional.
La base de datos de presencia criminal en México 2020 (BACRIM 2020), incluye los nombres de cada una de las agrupaciones que se identificaron a través del estudio.
De acuerdo con los datos, en la Ciudad de México se documentó la presencia de 51 grupos criminales, entre ellos los cárteles de Jalisco Nueva Generación (CJNG), Beltrán Leyva, Caballeros Templarios, Guerreros Unidos, Sinaloa y la Familia Michoacana.
Los datos muestran que la capital del país concentra la mayor presencia de agrupaciones criminales, seguida de Guerrero, 15; Veracruz, 13; Morelos, 13; Chihuahua, 12, así como Estado de México y Sinaloa, cada entidad con 11, respectivamente.
El estudio identificó que las organizaciones criminales realizan actividades como “presencia no violenta (despensas, toques de queda), conflictos armados (entre grupos), interacción con fuerzas de seguridad (detenciones, enfrentamientos con fuerzas de seguridad), narcotráfico, extorsión, secuestro, entre otras”.
“Se identificaron 163 alianzas y 179 rivalidades en todo el país. 3.En la tipología de los grupos figuran: brazos armados, organizaciones criminales, células criminales (locales), entre otros”, menciona.
La investigación concluye que el crecimiento de los grupos criminales se incrementó durante la contingencia sanitaria, la cual fue aprovechada por las organizaciones para posicionarse en casi todo el territorio nacional.
El crimen organizado como las fuerzas de seguridad expandieron sus roles tradicionales en respuesta a la pandemia provocada por la COVID-19. En el caso del crimen organizado, éste no sólo se ajustó a los cambios provocados por la pandemia, sino que también aprovechó los nichos de oportunidad dando como resultado que estuviera presente en prácticamente todo el país
También, menciona que es necesario la presencia que tiene el Ejército en el combate al crimen organizado, así como la estrategia de seguridad que se está implementado en territorio nacional.
Dado que la crisis sanitaria y económica aún no perfila hacia un final y que cada vez la SEDENA tiene a su cargo un mayor número de funciones de carácter civil, parece relevante considerar esta reflexión para una asignación más eficiente de las actividades de las fuerzas de seguridad y de la estrategia de seguridad en general