Main logo

“Llegamos agotados”; entre terracería y dos horas de camino se estrena el AIFA

Por
Escrito en NACIÓN el

En transporte público o en automóvil, la llegada al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), desde cualquier punto de la Ciudad de México, es agotadora. A viajeros y visitantes les esperan más de dos horas de camino –apretados o entre terracería– para poder llegar.

Para empezar, desde el sur de la Ciudad de México, ningún taxi quiere tomar el pasaje. “Sabe qué, es que se me acaba de ocupar la unidad que le iba a enviar y, la mera verdad, no creo que llegue otra pronto”. Las aplicaciones no marcan ruta posible y recomiendan tomar transporte público.

Si un vuelo en el AIFA sale a las 14:53 horas, es preciso salir con al menos dos horas de anticipación, pero si se llega en transporte público o es la primera vez que se visita la zona de Tecámac, más vale salir con tres horas y media de anticipación.

Fue el caso de María Teresa Gutiérrez y su esposo Jorge Islas, quienes tardaron más de tres horas en llegar, iniciando porque no sabían qué transporte público tomar para llegar a la terminal aérea desde el centro de la Ciudad de México.

Originarios de Mazatlán, Sinaloa, llegaron desde el viernes pasado a la capital mexicana solo para presenciar el primer día de operaciones del AIFA en el municipio de Zumpango, en el Estado de México, a pesar de no tener familia en la ciudad.

"Estamos en un hotel. No tenemos a nadie aquí, pero dijimos ‘vamos a ver el aeropuerto que tanto dicen en la tele’ y como somos jubilados, pues nos vinimos a ver qué tal", dijeron a La Silla Rota.

"No sabíamos llegar. Medio nos dijeron que estaba de Ecatepec para arriba y por eso nos fuimos a Indios Verdes, pero ya ahí nos dijeron que nadie iba para allá, porque no hay carreteras".

Y es cierto. Si se llega por la carretera federal México-Pachuca y se toma la desviación a Tecámac –que marcan las aplicaciones de mapas– se llega al bulevar de Ozumbilla, que en más de 40 minutos entronca con el distribuidor principal del AIFA.

PERDERSE ENTRE TERRACERÍA

Este 21 de marzo, el día de la inauguración, varios taxis de aplicación y automóviles particulares tomaron las rutas marcadas por Waze y Google Maps, éstas marcaban una desviación antes de llegar al centro comercial Power Center Tecámac. El camino es pura terracería y el fin llega a la barda trasera del AIFA, donde antes había un acceso al estacionamiento de la entonces Base Aérea Militar No. 1 Santa Lucía.

El camino de terracería no tiene fin, hasta que se entronca con el pueblo de Tonanitla, a los límites con el municipio de Nextlalpan, y ahí los vecinos van direccionando a los automóviles extraviados hacia el retorno a Ozumbilla. Todo ese trayecto toma más de 40 minutos, que se convierte en otra hora, adicional a las dos que se invierten en la México-Pachuca, según lo pudo constatar el equipo de enviados de La Silla Rota.

Durante la inauguración oficial del AIFA, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, presumió que se había entregado la obra en tiempo y forma: “misión cumplida”.

Sin embargo, La Silla Rota pudo constatar que, en los alrededores y en los accesos al AIFA, aún se observa equipo de construcción como tractores, vehículos de volteo y personal laborando para terminar con las obras que se presumieron como completadas.

En las inmediaciones también se observaron máquinas para la colocación de concreto, sobre todo en zonas que se encuentran solo unos metros adelante de la entrada principal al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles.

En entrevista, habitantes de la zona, comentaron que, hasta el domingo en la noche, elementos continuaban pintando, remozando calles y tapando baches.

Algunos de los asistentes comentaron que aún faltan accesos rápidos, así como facturación en los comercios del aeropuerto, ya que, por el momento, ningún expendio da facturas o emite comprobantes fiscales.

LLEGAR EN TRANSPORTE PÚBLICO

Ya afuera del Metro, María Teresa y Jorge encontraron a un grupo de personas que también iban hacia la nueva terminal aérea y optaron por rentar un taxi en grupo para llegar… o perderse juntos. “Nos trajo un señor en un taxi, pero no sabía cómo llegar. Total que nos dejó en el Mexibus y ya por fin llegué después de como tres horas".

En total, el matrimonio sinaloense gastó más de 250 pesos, pero aseguran que ese gasto vale para presenciar la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, una obra que dijeron ver "preciosa".

"Me parece precioso, he visto en la mañanera los avances y está hermoso. Porque Texcoco está comprobado que se está hundiendo porque es un lago y lo que querían es estar ganando dinero".

Tras dos horas de camino llegaron a la estación Ojo de Agua, del Mexibús Línea 1, único autobús subsidiado que brinda servicio al interior del aeropuerto Felipe Ángeles, para contemplar sus accesos y parte de base militar.

"Está muy grande. El Mexibús pasó por muchos edificios de militares. Queríamos bajarnos para ver el museo del Mamut, pero está muy lleno y mejor nos vinimos aquí directo al aeropuerto para no perder más tiempo”.

LAS OPERACIONES AÉREAS

Mientras el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), en la alcaldía Venustiano Carranza, realiza un promedio de 890 operaciones diarias –solo en febrero pasado registró 24 mil 916 operaciones, de acuerdo con datos de la SCT–; el AIFA realizará un promedio de 20 operaciones diarias durante su primer mes de operación, hasta que más aerolíneas inicien operaciones con vuelos a otros países.

Actualmente, el único vuelo internacional disponible en el AIFA es a Caracas, Venezuela, operado por la aerolínea venezolana Conviasa. En la salida de esta primera ruta internacional, este lunes, se obsequiaron bocadillos típicos de aquel país y se contó con música tradicional mexicana.

Por su parte, Aeroméxico dio inicio a las operaciones de sus dos rutas nacionales: una a Mérida y otra a Villahermosa. En ambos vuelos inaugurales se realizó la ceremonia de “bañado del avión”, que consiste en pasarlo bajo un arco de agua. Incluso, al llegar a los destinos se realizó el mismo evento y se dio la bienvenida a los aviones con nueva ruta.

Contrario a las operaciones del AICM, en el AIFA todo el equipo de check-in es sin contacto, así que al acercar los códigos impresos en cada pase de abordar se abren las puertas que llevan a la sala de salidas, las identificaciones solo se muestran.

En el recorrido que hizo La Silla Rota, rumbo al vuelo hacia Mérida, Yucatán, constató que uno de los pasajeros tuvo problemas con ese sistema, pues olvidó su identificación en su automóvil y en el primer filtro –a cargo de elementos de la Guardia Nacional– se le permitió pasar mostrando solo una fotografía de su identificación, pero al abordar no le permitieron el acceso sin credencial física.

A pesar de la gran cantidad de visitantes que registró el AIFA en su inauguración, al entrar a las salas de salidas nacionales e internacionales eran pocos los pasajeros. Los grandes espacios que componen el aeropuerto lucían casi vacíos, pero a pesar de ello se registraron vendidos casi en su totalidad los vuelos.

Al interior hay bastantes locales vacíos, otros anuncian su próxima apertura, algunas empresas de inversión inmobiliaria obsequiaron bocadillos y algunas grandes cadenas de cafeterías obsequiaron termos y bebidas al 2x1. Varias cadenas de comida rápida, nacional e internacional, también iniciaron operaciones dentro del aeropuerto.

La salida de las aeronaves se ve adornada de las imponentes pistas bien iluminadas y el paisaje rural que acompaña a una parte de la zona oriente del Estado de México. Para algunos viajeros, el paisaje sin luces y un cielo completamente celeste vale la pena para viajar más de 55 kilómetros con rumbo a una de las obras emblemáticas de la 4T.