MEDIO AMBIENTE

Como el “mono sicario”, Profepa ha decomisado 98 monos bebés

Los monos araña son los más decomisados por la Profepa, al estar en peligro de extinción

Son los más traficados y son arrebatados a sus madres cuando son aún bebés recién nacidos
Monos araña.Son los más traficados y son arrebatados a sus madres cuando son aún bebés recién nacidos Créditos: Cuartoscuro
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El 16 de junio de 2022, un mono araña bebé fue parte de las víctimas de un enfrentamiento armado en Texcaltitlán, Estado de México. Se supo que el conocido como “mono sicario” era propiedad de uno de los delincuentes abatidos por elementos de seguridad federales.

La historia de este “mono sicario” saltó al panorama mediático por su apariencia: era un mono bebé, traía un pañal, pero también un chaleco antibalas, una camisa tipo militar y un gorro. Su muerte se dio porque recibió algunos disparos que iban dirigidos al hombre que lo traía colgado del cuello.

Desde 2015, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha realizado 70 operativos en los que ha recogido 98 monos cazados ilegalmente en distintos lugares del país.

Los decomisos se han dado igual en zonas cercanas a donde se ubica el hábitat de los monos, como Quintana Roo, Campeche, Veracruz, Yucatán o hasta Oaxaca; que en zonas alejadas, como la Ciudad de México, Aguascalientes, León, Puebla y hasta en Baja California.

En respuesta a una solicitud de información hecha por La Silla Rota, la Profepa detalló que el primate más decomisado en ese periodo ha sido el mono araña, pues ha logrado rescatar 72 en 55 operativos de decomiso.

Luego, fueron 18 ejemplares de mono aullador saraguato de manto, y ocho más de mono aullador en su modalidad de saraguato yucateco. Los tres son especies mexicanas, están protegidas por la ley, pero en la realidad están en peligro de extinción.

El 2021 fue el año con más decomisos, con 16 casos, luego le sigue el 2016, con 13 y 2019 con 12. El año con menos casos ha sido 2022, con 3, aunque el reporte es parcial, pues incluye hasta octubre de este año.

Son arrebatados a sus mamás

Aunque los decomisos pudieran parecer una cifra baja, sobre todo al dividirla entre los casi 8 años, el impacto ambiental que tiene el robo de crías de los monos es algo que ni siquiera se puede medir, explica a La Silla Rota el investigador Juan Carlos Olmos, quien tiene el tema estudiado desde hace años, ya que en 2006 publicó que entre 1995 y 2004, 203 monos de las mismas especies habían sido confiscadas.

“El daño ambiental se da porque son dispersores de semilla, comen una fruta, ingieren la semilla y cuando se desplazan 4 o 5 kilómetros y defecan, la semilla ya pasó por el tracto digestivo y donde cae, germina y ayuda a regenerar la selva, es una función de ellos y de los murciélagos”.

Olmos afirma que la mayoría de los monos decomisados son para venta como mascotas, ya que en México no se solicitan ejemplares para investigaciones. Entonces, los que se decomisan son de personas que los compraron cuando los monos eran pequeños y les llamaba la atención por su aspecto infantil y juguetón. Pero se trata de casos de monitos arrebatados a sus mamás.

“Para quitarle la cría, la única forma es darle un balazo a la mamá, con eso le quitas un individuo para dispersar semillas, 98 monos son los que encontraron, más los que se murieron, más las mamás que mataron para quitarles a sus monitos que vivían en la selva. Te podría hablar de más de 500 monos para que esos -los decomisados- llegaran aquí. El impacto al medio ambiente no se sabe, pero lo hay”.

Incluso el daño ambiental podría ser mayor, porque al paso del tiempo los monos aulladores saraguatos comienzan a tener problemas digestivos, ya que en la vida silvestre su alimentación está hecha a base de hojas, no lechuga o cilantro que les dan humanos, sino de especies de la selva.

“Cuando tienen problemas muchas veces no se les puede controlar y se mueren. Entonces sí los están matando muy jóvenes a las crías, por eso es que a las horas que los cuentas en los decomisos salen más monos araña”, plantea.

Hay compradores en todo el país

El también integrante de la Red de Periodistas Ambientales y quien como biólogo se ha dedicado a estudiar el tema de los monos y con un trabajo al respecto se tituló, describe cómo ocurre la compra de los primates, originarias de México, y como son paulatinamente abandonadas por los compradores.

Recuerda que no es nueva la transacción de animales, ni la fascinación que los humanos sienten por ellos, en particular de las crías y eso ha sido la perdición de monos y otras especies.

El biólogo menciona que los estados de los que salen más monos son Quintana Roo, Campeche, Chiapas y Tabasco. También podrían salir de Oaxaca, Veracruz y Yucatán, pero ahí las poblaciones son menores y no hay tantos individuos traficados.

Con base en eso, se entiende por qué hay decomisos en esos estados, pues para la gente de allá tienen más a la mano a los animales, a quienes los trafican e incluso donde los precios son menores, entre 3 mil pesos y 6 mil pesos.

Pero que haya tantos casos de decomisos en el Estado de México, nueve de los cuales fueron en Naucalpan, y en entidades tan alejadas de los lugares de origen de los monos, significa que ya hay un mercado dispuesto a pagar por ellos y no sólo se adquieren por el costo-oportunidad, en el que la persona que lo compra al pie de la carretera lo hace a un precio no tan alto y toma la decisión imprudentemente, quizá para complacer a la novia o a los niños.

“Se pagan los precios más altos. No es lo mismo comprarlo en una ranchería o al pie de la carretera donde lo va a tasar en valor del jornal, tres mil o en carro de lujo en 6 mil. Traerlo a la ciudad es un riesgo y se suma el costo de transporte. La gente muchas veces compra por costo-oportunidad, si no lo ve no lo busca”.

No son comprados razonablemente

Pero tanto en el caso de la compra en el caso o en la ciudad, ya sea mediante un proveedor que lo transporta y lo cuida, no se razona que lo que se adquiere es a un ser vivo que crece y cuya longevidad es larga. Son animales que salen de las selvas mexicanas y van a dar a la capital y al Estado de México y a otras entidades alejadas porque hay gente dispuesta a pagar por ellos.

“Una compra razonada no se hace, si supieran que viven 25 años, que los van a disfrutar como bebés hasta cinco o seis años, luego se vuelven inmanejables, llegan a pesar ocho kilos y 12 si son obesos, entonces pueden tener momentos de juego, pero también de agresión, eso los torna peligrosos por las mordidas que dan”.

Lo que ocurre entonces es que, al crecer, además de que pierden su gracia infantil e incluso se vuelven peligrosos e incontrolables y pueden romper cosas, entonces el mantenimiento es más caro que deshacerse de ellos y se entregan a la Profepa.

Con un destino incierto

Pero su destino es incierto. Porque como los zoológicos tienen a su vez ejemplares no los reciben.

“Quién va a querer monos arañas, si son los de mayor población, si un zoológico tiene 10, para qué quiere más. No tienen un destino certero, y ese es uno de los grandes problemas de que hayan cerrado los centros de decomiso, los Centros para la Conservación e Investigación de la Vida Silvestre. Siempre tuvieron la queja de que ahí los animales estaban en mal estado, pero así llegaban, abandonados, mutilados, en ocasiones moribundos”, critica.

Ahí se llevaba una bitácora y con una guía se determinaba la especie, al juntar una cantidad de ejemplares le daban viáticos a un técnico de la vida silvestre para liberar a animales de donde eran.

“Había aves de presa, que eran liberadas y se podía hacer con serpientes, iguanas, tortugas, pero no se puede hacer con felinos y primates. Por eso encontraron tantos en el santuario Black Jaguar White Tiger, porque no los quieren en centros de decomisos, en zoológicos y no los puedes liberar”.

En el caso de los primates cuando intentan liberarlos, como sienten apego, no se sueltan y pueden ser agresivos. Además, si se quedan en la selva su sobrevivencia no está garantizada, pues para hacerlo desde pequeños deben convivir con otros monos que les enseñan a adquirir alimento, agua, refugio y aprender a defenderse de depredadores.

“Los centros de rehabilitación son necesarios pero caros y al actual gobierno no le veo interés ni conocimiento”, concluye.

La Silla Rota buscó al área de Comunicación Social de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, pero hasta la publicación de este reportaje no hubo respuesta.

En el caso de la Secretaría del Medio Ambiente Capitalino, esta ha informado que 10 monos araña de los decomisados en el santuario WTBJ y 4 papiones, fueron recibidos en el zoológico de Chapultepec que llegaron en malas condiciones, con pronóstico reservado y sometidos a cuidados de los médicos veterinarios.

En peligro de extinción

De acuerdo con el libro Tráfico de animales, comercio ilegal en México, escrito en coautoría por Alejandro Melgoza, Enrique Alvarado y Andrés M. Estrada, los monos araña, mono aullador (o saraguato) y mono aullador negro son los más traficados, y por los saraguatos los precios oscilarían entre 10 mil a 15 mil pesos y por los monos araña, también en la misma lista, de 6 mil a 8 mil pesos.

El mono aullador es una de las especies en peligro de extinción, según la obra publicada por Ediciones B.

Según el libro, uno de los problemas que enfrenta la protección de animales, es que los inspectores reciben poca paga y equipo para cumplir su tarea y además enfrentan a grupos criminales.

“No es como ir a cerrar un local de mascotas”, dice un inspector de manera anónima.

De acuerdo con el estudio Vendidos sin piedad, de Ernesto Méndez y Alejandro Olivera, publicado por el Centro para la diversidad biológica y publicado este año, en el tráfico de especies animales también está involucrado el crimen organizado, y algunas de sus transacciones son tan fáciles que se pueden hacer en las redes sociales.

“Un mercado digital abierto, incluso en Facebook, que permite que la flora y la fauna se compre y venda ilegalmente de forma cotidiana sin límites ni regulaciones. Monos aulladores, cocodrilos, perezosos, grandes felinos y loros, entre otros, se comercializan en línea".

“El tráfico de la vida silvestre está fuera de control. Un sistema de gobierno laxo se ve abrumado por la magnitud del problema, con poca voluntad política para abordarlo”, se lee en el documento.