Dos horas después, la espera dio resultados. A las 10:30 de la noche del 29 de marzo de 2019, agentes encubiertos centraron su mirada en la entrada del Salón Tenampa. Minutos antes, una llamada interceptada por las áreas de inteligencia de la Fiscalía General de la República (FGR) alertaba: “el patrón está con su familia, irán a Garibaldi”.
Los elementos se trasladaron al lugar. A la distancia y pasando desapercibidos, entre la concurrencia, observaron que a las 00:10 un hombre de tez morena y escaso cabello salía del Tenampa, una de las cantinas de más tradición de la capital del país.
Al objetivo lo acompañaban Sergio “N”, Gabriela Estafany y un hombre más que no se le identificó.
Con sigilo, los agentes vieron que la persona a seguir abordó una camioneta Cadillac y se encaminó a un domicilio en la calle Crestón, en la Colonia Jardines del Pedregal, alcaldía Álvaro Obregón.
Durante las siguientes horas le dieron seguimiento hasta la Feria del Caballo, en Texcoco, Estado de México, así como a un restaurante en San Jerónimo en la Ciudad de México. En ambos lugares, los agentes lo fotografiaron a discreción.
Después del revisar de las imágenes y al cotejarlas con Plataforma México, identificaron plenamente al objetivo: Mario Alberto Cárdenas Medina, “El Beto”, líder del cártel del Golfo y sobrino de Osiel Cárdenas Guillén, exlíder de ese grupo criminal y fundador de “Los Zetas”.
Cuatro meses después “El Beto” fue capturado en el Estado de México, pero antes de ser aprehendido, las áreas de inteligencia del gobierno federal identificaron que el cártel del Golfo usó, por lo menos en el primer semestre de 2019, al Valle de México como su centro de operaciones para coordinar el trasiego de drogas, armas, el secuestro y tráfico de indocumentados, así como un cónclave para la cúpula de la organización.
La Silla Rota tuvo acceso a los reportes de inteligencia que llevaron a la identificación y detención de “El Beto”, quien a través de amparos ha tratado de evitar su vinculación a proceso por el delito de delincuencia organizada.
Esta es la historia de Mario Alberto Cárdenas Medina, el capo que utilizó a la Ciudad de México y el Estado de México como su centro de operaciones, el narcotraficante que echó “gallo” en Garibaldi.
LA VISITA A GARIBALDI Y A LA FERIA DEL CABALLO
El 22 de marzo de 2019 el gobierno mexicano recibió un reporte del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) en el que alerta sobre las actividades ilícitas del cártel del Golfo.
Registrado con el número HSI-2019-2545-SG, el documento relata que el municipio de Nuevo Laredo, Tamaulipas y la Ciudad de México, eran el centro de operaciones del grupo criminal para coordinar los secuestros, tráfico de personas, armas y drogas a través de enlaces en Ecuador y Colombia.
El informe incluía números telefónicos, así como dos nombres: Mario Alberto Cárdenas Medina, “El Beto”, “El Patrón” o “El Güero” y el de José Alfredo Cárdenas Martínez, “El Contador”.
Con la información las autoridades solicitaron a jueces la intervención de distintos números telefónicos. Las escuchas del 23 de marzo llevaron a conocer los nombres de Jorge, Daniel, Alfredo y Magaly. En los siguientes cinco días las autoridades no recabaron mayor información. Fue hasta el 29 de marzo que la espera dio resultados.
Cerca de las 21:00 las autoridades interceptaron la línea telefónica con terminación 4810 propiedad de Sergio “N”. En la breve comunicación le comentó a otra persona que el “patrón estaba con su familia, irán a Garibaldi”.
El breve reporte fue suficiente para que a la zona se trasladaron agentes encubiertos, quienes después de algunos minutos observaron al objetivo salir de una de las cantinas más antiguas de la capital del país y caminar entre los mariachis.
“El treinta de marzo de dos mil diecinueve, a las cero horas con diez minutos, observaron que del Tenampa salió una persona que coincide con las características de Mario Alberto Cárdenas Medina, así como dos sujetos; abordaron una camioneta tipo Cadillac y se trasladaron a la calle Crestón en la colonia Jardines del Pedregal de la alcaldía Álvaro Obregón en la Ciudad de México, sitio que fue vigilado”, menciona el reporte.
El seguimiento de las siguientes horas llevó a los elementos federales a la Feria del Caballo, lugar donde Mario Alberto Cárdenas Medina acudió al concierto de Gerardo Ortiz. El capo pagó la cuenta de las personas que lo acompañaban y se retiró del lugar a las 04:00 a bordo de una camioneta Cadillac, la misma en la que al siguiente día se trasladó al restaurante Los Arcos, en San Jerónimo.
Ese lugar fue testigo del cónclave de dos líderes del cártel del Golfo: Mario Alberto Cárdenas Medina y Víctor Manuel Vázquez Mireles, “Don Meme” o “El Memeloco”, identificado como uno de los fundadores de la organización criminal. “Don Meme” fue detenido en marzo de 2003 y sentenciado a pasar 20 años en prisión en mayo de 2007. La condena no se ha cumplido, está libre.
En la mesa, de acuerdo con el informe de las áreas de inteligencia del gobierno federal, también estuvieron Martín Cardona López, “Piloto” y Sergio ”N”. La hora de ingreso y salida de cada uno de ellos, fue registrada en los reportes de inteligencia del gobierno federal.
LA CAÍDA DEL VECINO DE EL PEDREGAL
En las siguientes semanas las intervenciones telefónicas dieron datos claves sobre las actividades ilícitas del cártel en el Valle de México, así como en Tamaulipas. Las escuchas también incluyen una llamada registrada el 30 de abril de 2019, en la que Mario Alberto Cárdenas Medina habló a un hospital.
Los informes de inteligencia relatan que el cártel del Golfo contaba con bodegas en Satélite, en el municipio de Naucalpan, Estado de México. Una de ellas ubicada en la colonia Modelo. También con negocios fachada en las colonias Juan Escutia, alcaldía de Iztapalapa, Ciudad de México, así como una florería en Bosques de Primavera, en Atizapán de Zaragoza.
La información poco a poco permitió tejer las actividades ilícitas del cártel. Sin embargo, la joya de la corona para las autoridades fue conocer que Mario Alberto Cárdenas Medina estableció su centro de operaciones en una residencia ubicada en la calle la calle Crestón, en la Colonia Jardines del Pedregal, alcaldía Álvaro Obregón.
Desde ese lugar, pasó desapercibido durante el primer trimestre del año, hasta la madrugada del 30 de marzo de 2019, en la que los agentes le dieron seguimiento a la camioneta Cadillac en la que se trasladaba después de acudir a Garibaldi.
Los documentos mencionan que manejaba un bajo perfil y que uno de sus principales enlaces para coordinar y dar mensajes en el Valle de México era Sergio Lanzagorta Gómez Tagle. El expediente que las autoridades fueron integrando a partir de las escuchas, así como de la información recabada en campo, llevó a conocer que la organización cobra por el paso de cada “pollo” -migrante- una cuota de 800 dólares a los traficantes de personas en la frontera con Estados Unidos.
También, se describe la adecuación de vehículos “monstruo”, la compra-venta de municiones, balas, así como armas cortas y largas. Entre ellas “Cuerno de Chivo”, Berettas, Glock, 9 milímetros, AK-47, así como el tráfico de marihuana, cocaína y heroína.
Dos de abril de dos mil diecinueve, se mencionó la entrega de veinticinco mil pesos semanales a El Betito hijo de Mario Alberto Cárdenas Medina y envío de dinero a Mario Cárdenas Guillen, alias el M1, para el uso de puestas que iban de los mil, cien mil o cinco mil dólares
Mario Cárdenas Medina
El expediente de Mario Alberto Cárdenas Medina también incluye a escuchas de múltiples depósitos (pesos y dólares) a familiares del capo, pagos para la contratación de un grupo musical, el pago de 300 mil pesos en la joyería Cartier y una visita a la Arena México.
Estos datos y otros documentos fueron incluidos en el expediente que fue presentado ante un juez en el mes de mayo para conceder la orden de captura de “El Beto”.
En las siguientes semanas se le dio seguimiento para lograr de aseguramiento sin que se pusiera en riesgo a la población. La noche del 29 de junio de 2019 las autoridades le dieron seguimiento a un domicilio ubicado en el municipio de Naucalpan, Estado de México, donde fue capturado junto una persona más. A través de sus abogados ha buscado que se le otorguen amparos para su liberación, sin embargo, ninguno de ellos ha tenido los resultados que espera.
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Garibaldi, donde hace apenas un par de años se escenificó una balacera con tiradores vestidos de mariachis, fue el error que cometió el capo. Ahora “canta” en un penal.