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23 aplausos para López Obrador

La última muestra de aprobación fue para cuando al final de su discurso y de su día, AMLO aseguró: “antes muerto, que traidor”

Escrito en NACIÓN el

A las 10 de la mañana y en el Patio Central de Palacio Nacional no había un atisbo del sexenio pasado. Era un primer mensaje, austeridad hasta en el adelantado y reeditado Día del Presidente.

La solitaria mampara con motivo de los primeros cien días de gobierno de Andrés Manuel López Obrador estaba flanqueada con dos torres de bocinas que contrastaban con el llamado viejo régimen en el que la fastuosidad era digna de gobiernos faraónicos. Tampoco hubo pantallas gigantes donde la imagen presidencial se proyectaba incansable.

La mitad del Patio Central se encontraba vacío y sólo desde los pasillos superiores algunos trabajadores del recinto se asoman curiosos para observar una ceremonia que no está establecida en ninguna ley. Es lo más cercano al pueblo que asistirá a la ceremonia.

Sólo 500 sillas se instalaron del lado oriente y la fuente de Pegaso no le estorbó a nadie. Los asientos se repartieron en su mayoría para funcionarios del gobierno y elementos castrenses de varios rangos aunque algunas quedan vacías. Los invitados especiales –principalmente empresarios– fueron ubicados al centro y hasta enfrente, lo más cerca que se pueda del Ejecutivo Federal –sólo detrás de la hilera que ocupa su familia–. Quizás para ellos es el mensaje de hoy.

Ninguna lona cubrió el cielo de Palacio. Muy pronto los rayos de mediodía castigaron a fotógrafos y camarógrafo junto con los periodistas que a diferencia de otros tiempos no han tenido que cumplir con la proeza de cruzar tres filtros y arcos detectores que chirriaban ante el más mínimo metal o ante la más mínima de las malas intenciones.

Para asistir a la acción de este lunes en Palacio el único requisito para los medios era el de haber el de cumplido al 80 por ciento de las conferencias matutinas y el mismo récord de giras por el país.

A diferencia de las asambleas populares de fin de semana donde asiste el “pueblo sabio”, el evento de los 100 días es para los cercanos, para los gobernadores, para las fuerzas castrenses, para la familia y para empresarios entre los que se cuenta a Carlos Slim, presidente vitalicio de Grupo Carso y de quien Andrés Manuel nunca se ha distanciado.

“Yo no tengo ningún problema con el Ingeniero, nunca lo he tenido, ahí el único priista es su yerno”, dijo el tabasqueño durante los días de campaña por la Presidencia.

La llamada “mafia en el poder” no asistió. No estuvieron empresarios como Germán Larrea ni Alberto Bailleres. No hubo líderes de partidos políticos ni representantes de la oposición en las cámaras; la invitación al informe de gobierno fue rechazada –o de última hora no llegó– por líderes sindicales y por representantes de organizaciones civiles a quienes la logística de Presidencia tenía contemplados desde la semana pasada.

El desaire fue compartido también por los gobernadores de Coahuila, Chihuahua, Morelos, Nuevo León, Jalisco, Guanajuato, Campeche y Colima. 

Un toque de corneta anunció el arribo del presidente a las 10:10 de la mañana. El mandatario apareció en el arco que comunica al Patio Centra con el de Honor acompañado por su esposa, se dirigió a la escolta y saludó a la bandera, en el escenario fue acompañado por los líderes del senado Martí Batres y de Diputados Porfirio Muñoz Ledo, también por el presidente de la Suprema Corte de Justicia Arturo Zaldívar y por la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

Cinco minutos después de su aparición y sin mayores protocolos AMLO tomó la palabra para hacer un resumen laboral de las 14 giras en fin de semana, de las 71 conferencias matutinas Y de las 90 reuniones informativas en municipios de todo el país. Presumió además haber cumplido 62 de 100 compromisos enumerados en el zócalo el 1 de diciembre.

"La ley de extinción de dominio (…) se modificó el artículo 19 de la constitución para tipificar como delitos graves y sin derecho a fianza corrupción, robo de combustible y el fraude electoral (…) además ya se aprobó en el Congreso de la Unión y en la mayoría de las legislaturas locales la reforma constitucional para la creación de la guardia nacional”, describió como el cerco legal que enmarca su cuarta transformación. 

En el arranque de su comparecencia no pedida, López Obrador conjugó la caricia con la advertencia, recalcó el respeto entre los poderes de la unión, pero adelantó que "la presidencia de la república no tiene partido ni privilegia a representantes de sindicatos, organizaciones sociales o grupos de intereses creados” y conjugó.

Durante hora y veinte minutos de monólogo el mandatario habló de las garantías para disentir y de que gobernará escuchando al pueblo. Paradójicamente, no se escuchaban las protestas que fuera de Palacio encabezaron trabajadores de Mexicana de Aviación ni del programa Prospera.

“Sin retórica, ni demagogia existe la determinación de mandar obedeciendo", citó el Ejecutivo Federal.

La posición del sol fabricó un ángulo de sombra que se acercaba cada vez más a los invitados especiales con la amenaza de incomodarlos con la infamia del calor de una incipiente primavera.

En el repaso de éxitos intangibles, los asistentes le aplaudieron al enumerar los 62 compromisos de 100 que, asegura, ha cumplido. Le aplaudieron al hablar de los resultados de su estrategia contra el huachicoleo y al hablar de los compromisos para respetar el medioambiente, también cuando enfatizó sus programas sociales a los que les prometió recursos aunque tenga que “quitarse la camisa”.

La aprobación de 500 asistentes fue también para el momento en que AMLO parafraseó a de Benito Juárez “entre los individuos como entre las naciones el respeto al derecho ajeno es la paz" para delinear los alcances de su política exterior.

El elogio se presentó cuando aseguró que su administración se centrará en terminar con obras inconclusas y no heredará proyectos a otras administraciones como quien deja en obra negra la casa que ha habitado por seis años. 

"Imagínense, hay 70 hospitales inconclusos, no los podríamos terminar este año ni el año próximo, es un plan para terminar todas estas obras que significan inversión (…) El Tren Maya, la refinería el corredor transístmico, las carreteras, el aeropuerto y todo lo que hagamos deberá concluirse y quedar funcionando en el sexenio", dijo y acumuló más palmas.

En la antesala del final de su discurso, López Obrador reconoció –por primera vez en 100 días– que no le ha ganado a la delincuencia. Las cifras –ahora también sus cifras– no lo dejaron contradecir la realdad violenta.

"De enero a noviembre de 2008 fue de 91.3 homicidios diarios y de diciembre a marzo de 2019 ha sido de 88.2; el robo de vehículo en el mismo periodo del gobierno anterior, fue de 669.6 robos diarios de vehículos y ahora 636", detalló el Presidente que tuvo que esperar al día 100 para reconocer que los números no dejan mentir.

“Ya empezamos a escribir el prólogo de la gran obra de la transformación nacional”, señaló después de asegurar que la economía se encuentra en un momento inmejorable aunque también reconoció que existe escepticismo respecto a la meta de crecer al cuatro por ciento

Las palmas de los asistentes elogiaron al presidente 23 veces en una hora y 20 minutos de discurso. La última muestra de aprobación fue para cuando al final de su discurso y de su día, AMLO aseguró: “antes muerto, que traidor”.

JGM