Main logo

“En mi pueblo no había más que beisbol”

El presidente Andrés Manuel López Obrador cuenta ante empresarios cómo jugaba beisbol de niño entre la pobreza en Tabasco

Escrito en NACIÓN el

CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- Martes. Entre la tropa se sabe que “no es la persona, es la institución y el comandante supremo al que uno le debe lealtad”, dice el sargento Agustín durante la ceremonia con la que el 19 de febrero se conmemora el 106 aniversario del Ejército.


–¿Pero usted como soldado, diría que siente la misma lealtad por el actual Presidente que por el anterior?, se le pregunta y sonríe antes de responder.

“Éste presidente es más cercano, es más pueblo”, asegura el hombre de pocas palabras y gestos parcos.


Por estos días en que el invierno se está despidiendo y la primavera toca la puerta en el norte del país, el viento sopla sin piedad en Saltillo. “Es normal”, consuela Nohemí, una policía militar.

Mientras la carpa que se ha dispuesto en la explanada del batallón 69 de Infantería se azota amenazante y algunos policías militares suben al templete para sujetarla con más fuerza, Nohemí –de uniforme verde olivo, boina, guantes y pechera blancos y botas lustradas, dice que siempre hay emoción por la visita de un Presidente.

“De éste en especial, es la primera vez que lo veremos”, asegura sonriente. Lo anterior se demuestra cuando Andrés Manuel López Obrador llega en una camioneta negra y saluda a la bandera. Nohemí saluda con la mano derecha a la altura de la frente; el soldado abanderado hace un esfuerzo por luchar contra el viento. 

López Obrador camina en medio de un pasillo donde soldados lo ven pasar y lo saludan sacando el pecho y conteniendo la respiración. Auténticas fortalezas humanas que ven pasar a su comandante supremo.  El tabasqueño se planta frente a unos seis mil soldados, la mayoría de ellos Policías Militares, y entra al terreno donde se siente cómodo, la historia.

Todos conocemos la historia, más ustedes, porque se recuerda que un día como hoy, 1913, se suscribió el acuerdo para la creación del Ejército Nacional. Un día muy adverso, porque se dio un golpe de Estado, se derrocó al gobierno legal y legítimamente constituido, el gobierno encabezado por el presidente Francisco I. Madero, apóstol de la democracia”, narra.

Recuerda AMLO, ante los rostros de los soldados que llevan al menos una hora sentados con absoluta disciplina, que el entonces gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, fue el único que enfrentó a Victoriano Huerta.

(Carranza) llamó al pueblo de México para enfrentar al usurpador y el llamado fue acompañado de la creación del Ejército Revolucionario. Días después, en marzo, se firmó el Plan de Guadalupe, como aquí se ha dicho, en la hacienda que lleva ese nombre, y ahí se elaboró el plan para enfrentar al gobierno impuesto, usurpador”.

A las faldas de cerros repletos de huizaches y tierra que se levanta con el viento, López Obrador le pide a los soldados su apoyo para enfrentar al crimen.

…Sin el apoyo de ustedes no tendríamos resultados como ya se están logrando, resultados en cuanto a poner orden y hacer valer la justicia”, finaliza el mandatario arropado por la tropa, el viento manso y el sol despidiéndose de la tierra donde hace 106 años nació el Ejército.


Nostalgia


Miércoles. El Presidente mira hacia abajo y comienza a rascar en el pasado, en una infancia en la que viven niños que sólo juegan al béisbol, lo hacen sin zapatos y sin playera, casi en la desnudez. En esa memoria está él, cuidando el jardín central.

Dentro de esos recuerdos también, cuenta el mandatario a paso lento frente a empresarios regiomontanos, el calor se suma a la lista de agravios –que encabeza la pobreza– con la que tienen que vivir los habitantes del trópico mexicano.

La memoria se acarrea de muy atrás.

“En mi pueblo no había más que beisbol”, rememora el mandatario quien acude directamente al momento en que salía de la primaria en Tepetitán, Tabasco. “Dejar los zapatos porque en el trópico no se acostumbra mucho a usar zapato, no es nada más que no se tenga para comprar un par de zapatos, sino que anteriormente se andaba descalzo… casi andaba uno desnudo”, cuenta ante los promotores más importantes del beisbol en México que han acudido como él a la inauguración del salón de la fama en el Parque Fundidora: Francisco González, Alfredo Harp Helú y Carlos Bremer.


Así a jugar béisbol con pelotas hechizas, con bates hechos también por la misma gente. Yo recuerdo que cuando salíamos de vacaciones y nos llevaban a Veracruz, era el goce más importante, ir a una tienda de artículos de béisbol, al Tigres Deportes a comprar los guantes, las pelotas”, dice AMLO y agrega que era un prometedor center fielder.

“Yo jugué beisbol con los grandes de mi pueblo siendo todavía estudiante de primaria; y en secundaria era yo prospecto para Grandes Ligas… todavía juego y todavía macaneo, y estoy bateando arriba de 300, así como ven”, asegura entre risas y aplausos.

López Obrador añade que el beisbol lo trae hasta como una marca en el cuerpo. El dedo meñique derecho, cuenta, se lo torció en una jugada digna de serie mundial. Las pasiones a veces duelen.

Tenía yo buen brazo y cubría yo mucho terreno; y salió una línea en un juego, salí por ella, me tiré de cabeza, la cogí, pero me quedó el brazo abajo y el dedo recargado en el cuerpo. Entonces tiré, está uno caliente, no siente uno nada, sentí algo raro, y traía yo el dedo por acá. Y era cosa de ir con el curahueso, pero se fue pasando el tiempo y yo creo que le cayó rebaba y ya no lo enderecé”.

La jugada, asegura, concluyó en atrapada.

En noviembre pasado, en su pueblo Tepetitán, donde según sus memorias los niños jugaban casi desnudos y con más ingenios que con artículos deportivos, el año pasado se llevó a cabo un primer cuadrangular infantil de beisbol.

Participaron equipos de la Escuela de Beisbol de Tepetitán, los Ángeles de Tenosique, Jaguarcitos de Palenque y Chontalitos de Nacajuca. Registros gráficos quedaron como testigos de la pasión con la que los pequeños jugaron.


Contra la corrupción


Son las 7:30 de la mañana y entre los miembros del gabinete que acompañan al Presidente en la conferencia matutina uno está cabeceando discretamente. Tiene el celular en las manos y mira hacia abajo, por momentos cierra los ojos y respira despacio, como administrando el cansancio y cuidando que no lo venza el sueño. 

Si alguien no ha dormido en estos días es Santiago Nieto, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, dicen sus cercanos.

Con la mirada perdida, casi escondido para pasar desapercibido, en la sala de espera de algún aeropuerto, Nieto Castillo pedía un tequila y un plato de cacahuates para pensar a dónde lo llevaría el futuro.

Nieto Castillo se ha convertido ahora en el hombre que le ha dado datos duros a las estrategias del Presidente. En el caso del combate al huachicoleo, López Obrador encargó cerrar la llave de los ductos por donde circula el dinero ilícito.

Veinte acuerdos de bloqueo que en su totalidad bloquearon a 38 cuentas de manera directa y 188 de manera relacionada, dando un total de 226 personas bloqueadas con montos de 925 millones de pesos y más de 738 mil dólares congelados por el sistema financiero”.

Nieto fue hombre clave en la semana del Presidente. El titular de la UIF fue el encargado de exponer una supuesta red de complicidad y de conflicto de interés en la que está inmerso el comisionado presidente de la Comisión Reguladora de Energía, Guillermo García Alcocer.

El ex fiscal electoral señaló al cuñado, Mario Barreiro Castellanos y al primo político del Comisionado, Santiago García Castellanos, por presuntamente haber cometido los delitos de lavado de dinero y defraudación fiscal.

Santiago Nieto cabecea discretamente. Quizás por estos días su preocupación más relevante sea la de dormir más de dos horas seguidas y no la de ser un perseguido político en las salas de espera de los aeropuertos.

Madero para principiantes

El toque de silencio en el Patio de Honor enmarca el momento en que Andrés Manuel se para frente a lo que fue la intendencia de Palacio Nacional y coloca una ofrenda floral frente al retrato de Francisco I. Madero.

Lo hace después de hablar del “Apóstol de la democracia” por alrededor de madia hora. Como es su costumbre, el tabasqueño más que relatar pasajes de la historia, los platica como si fueran parte de sus días.

Su abuelo (de Madero), don Evaristo, era simpatizante y amigo de Porfirio Díaz. En una ocasión le escribió diciéndole que no tomara muy en serio a su nieto. Le dice en una carta que su nieto, entre otras cosas, es espiritista: ‘Nos hace pasar mucha pena a la familia’”, cuenta.

López Obrador ha encontrado en las anécdotas de la historia el imán que atrae la atención de quien lo escucha. En el patio de Honor, una centena de militares e invitados especiales escuchaban con curiosidad.

“Así como llegó a tener muy buena amistad con Villa la tuvo con Zapata, incluso lo invitaba a que juntos platicaran en Tehuacán, porque al presidente Madero le gustaba ir ahí a descansar, a reflexionar a las aguas termales de Tehuacán, Puebla”, continúa el Presidente.

Cuando iba a haber elecciones en los estados, le escribía a los gobernadores… ‘Le pido, general, que por favor cuide que las elecciones sean limpias y sean libres; porque yo, general, acepto a quien sea, siempre y cuando sea fruto de la democracia, de elecciones limpias y libres. Yo me entiendo con cualquiera, con el que resulte triunfador en los procesos democráticos’. Y así le escribía al de Veracruz y a los gobernadores en vísperas de las elecciones”.

La ceremonia para Francisco I. Madero en Palacio Nacional cuenta una historia aparte, la de Andrés Manuel siguiendo los pasos del presidente depuesto por Victoriano Huerta.

Si hay un personaje que dice admirar en especial el mandatario, es a Madero. Quizás por eso su tercer intento por ganar la Presidencia lo inició en Ciudad Juárez el 1 de abril de 2018 y dos días después, el 3, estuvo en San Pedro de las Colonias, Coahuila, donde se escribió “La sucesión presidencial”. 

A 106 años de ser depuesto y asesinado junto con su vicepresidente José María Pino Suárez, López Obrador encabezó una ceremonia. 

“Se decidió hacer este acto por la importancia histórica que tiene recordar este día de agravio a la democracia de nuestro país (…) Madero quería establecer la democracia en un país sin hábito democrático (…) el compromiso que en este sexenio va a quedar establecida la democracia como sistema de gobierno y como forma de vida”, aseguró el Presidente.

Y así se enfila López Obrador a los primeros 100 días de gobierno.




lrc