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Duda EU de capacidad de AMLO para combatir al crimen organizado

Especialistas del Congreso estadounidense sugieren evitar ir tras cabecillas de cárteles y enfocar la fuerza en el nivel medio para minar su capacidad de regeneración

Escrito en NACIÓN el

A funcionarios y legisladores estadounidenses les preocupa que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador no tenga suficiente capacidad para combatir al crimen organizado y la reducir la violencia, de acuerdo con un análisis del Servicio de Análisis del Congreso de Estados Unidos.

Algunos especialistas sugieren una nueva estrategia para minar a la capa operativa media de los cárteles y frenar su capacidad de regeneración.

En el análisis “México: Crimen Organizado y Organizaciones de Tráfico de Drogas” publicado a fines de agosto, se expresan preocupaciones dado el alto nivel de homicidios en México y el regreso de migrantes centroamericanos precisamente a ciudades fronterizas donde el problema de violencia se agrava.

Además, se establece que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, basó su campaña en combatir la corrupción y encontrar nuevas formas de enfrentar al crimen, incluido el narcotráfico.

Su objetivo era evitar el fracaso de las dos administraciones anteriores y reducir la violencia e inseguridad.

Sin embargo, analistas creen que los desafíos para López Obrador desde su toma de posesión incluyen el tener un enfoque persistente adecuado para combatir la inseguridad, ausencia de estrategia e inteligencia táctica sobre grupos criminales cada vez más fragmentados, un mercado multipolar y opaco, además de corrupción endémica en los sistemas judiciales y policiales.

El análisis dice que el entonces presidente Enrique Peña Nieto prometió que tomaría una nueva dirección en su política de seguridad para reducir la violencia, de forma que estuviese menos orientado a la eliminación del liderazgo de las grandes organizaciones criminales de tráfico de drogas.

“Finalmente, esa promesa no se cumplió. El entonces fiscal general, Jesús Murillo Karam dijo en 2012 que México enfrentaba desafíos de unos 60 a 80 grupos criminales que operan en el país cuya proliferación atribuyó a la estrategia de captura de capos del gobierno del predecesor Felipe Calderón. Sin embargo, a pesar de lo declarado por Peña Nieto de su compromiso de cambiar el enfoque, los analistas encontraron una considerable continuidad entre los acercamientos de Peña Nieto y Calderón”, se puede leer.

Se agrega que el nuevo presidente se comprometió a hacer de México un país más justo y pacífico, y también prometió gobernar con austeridad.

López Obrador apunta a construir infraestructura en sur de México, revivir a la compañía petrolera estatal y promover programas sociales, pero dadas las limitaciones fiscales y la creciente inseguridad, los analistas cuestionan si sus objetivos son alcanzables.

El presidente continúa con una popularidad alta, pese a su rechazo de que los niveles de homicidio son altos y sus críticas a la prensa por no proporcionar una cobertura más positiva. Algunos analistas cuestionan su compromiso para combatir la corrupción y reenfocar los esfuerzos para frenar la violencia relacionada con el crimen en México mediante el uso de las fuerzas armadas para combatir el crimen a enfoques menos convencionales, como la legalización de algunas drogas mencionadas en su campaña. Cualquier realineamiento significativo de su política de seguridad aún no está claro, dice el análisis.

Otra de las preocupaciones del Congreso de Estados Unidos es que los ataques contra candidatos políticos y funcionarios en las elecciones de 2018 obligaron a varios de ellos a retirarse para evitar la violencia para sí mismos, su personal o familia.

“Esta intimidación política abierta plantea otra preocupación que amenaza a la democracia en México. La delincuencia vinculada a la extorsión, desaparición forzada y robo con violencia se ha incrementado, mientras que los grupos del crimen han diversificado sus ‘negocios’”, se expresa.

Los cárteles más grandes y antiguos tendían a ser jerárquicos, a menudo vinculados por lazos familiares, y liderados por capos difíciles de atrapar pero fueron reemplazados por organizaciones más planas y ágiles.

“Es mucho más común en la formación actual de los grupos criminales la subcontratación de ciertos aspectos del tráfico. Las diversas organizaciones más pequeñas resisten la imposición de normas para evitar la violencia. El crecimiento de las rivalidades entre un mayor número de los "jugadores" del crimen organizado genera violencia continua, aunque en algunos casos estos jugadores son menos capaces de amenazar al Estado", refiere.

Se agrega que por otro lado, cuanto más grandes son las organizaciones (Sinaloa, por ejemplo) han adoptado una estructura celular y protegen su liderazgo, como en la fuga de 2015 orquestada para el líder de Sinaloa, Joaquín "El Chapo" Guzmán.

Los cárteles utilizan las herramientas de soborno y violencia, que son complementarias. La violencia está acostumbrada a disciplinar a los empleados, hacer cumplir las transacciones, limitar la entrada de competidores y coaccionar. El soborno y la corrupción ayudan a neutralizar la acción del gobierno contra sus organizaciones, garantizar la impunidad y facilitar operaciones suaves.

El producto de la venta de drogas (ya sea lavado o como contrabando de efectivo) se usa en parte para corromper a funcionarios fronterizos mexicanos y estadounidenses, ya sea para ignorar sus actividades de o para activamente apoyar y protegerlas. Los cárteles mexicanos hacen crecer sus operaciones a través de corrupción. Cuando la corrupción no logra la cooperación o la protección, la violencia está lista como alternativa, lo que preocupa al Congreso de Estados Unidos.