Mónica, originaria de la zona rural de El Salvador, aceptó viajar a la ciudad de San Salvador cuando le ofrecieron un trabajo como empleada doméstica.
El trabajo parecía normal, hasta que pasadas tres semanas fue trasladada a otra casa, ahí un hombre amenazante de advirtió que si no cumplía lo que decía mataría a sus familiares. Aceptó.
Se trataba de un miembro de la “Mara Salvatrucha”, la pandilla más peligrosa de todo el continente.
Ella pensó que sería esclavizada: trabajos forzados o explotación sexual, pero no fue así. La obligaron a casarse con un desconocido.
Se negó y entonces vino lo que temía: violencia física, verbal, psicológica y hasta sexual.
En tanto, el hombre con quien Mónica se casaría también era engañado, le aseguraban que conocían a una mujer era originaria de Estados Unidos y, sí se casaba con ella, tendría la nacionalidad para residir en suelo estadunidense.
Sin embargo, una de las condiciones para casarse era contratar un seguro de vida en un banco, argumentando que así el matrimonio es más real.
Luego de las vejaciones, Mónica aceptó contraer matrimonio. La unión duró apenas un par de semanas, cuando el esposo fue asesinado por miembros de la “Mara Salvatrucha”.
Mónica tuvo que seguir el guion, hizo un funeral, lloró a cantaros la muerte de su “esposo”. Luego vendría la recompensa: cobrar el seguro que sumaba entre 15 mil o 30 mil dólares, es decir, entre casi 300 mil pesos o más de medio millón de pesos.
Fue al banco, sacó el dinero y luego a unos metros de las sucursales bancarias los entregó a los “Maras”, quienes esperaban a bordo de una motocicleta.
Con casos como el de Mónica, la “Mara Salvatrucha” se hizo de hasta 100 mil dólares, casi dos millones de pesos, con la práctica de las “Viudas Negras”, como la pandilla llamaba a las mujeres obligadas a casarse.
Autoridades de El Salvador lograron detener a un grupo de pandilleros que estaban detrás de las “Viudas Negras” y sentenciados a entre 15 y 30 años de prisión por el delito de trata de personas en la modalidad de matrimonio forzado.
El caso de Mónica fue fundamental para evidenciar esta nueva modalidad de trata que afecta dos tipos de víctimas: hombres esperanzados con ir a Estados Unidos y encontrar trabajo, así como mujeres engañadas y obligadas a casarse con varones que serán prontamente asesinados.
Esmeralda Flores, señalada como líder de las “Viudas Negras”, quien contrató a “Mónica” como empleada doméstica, sostiene que ella es víctima y fue extorsionada por pandilleros tras llevar a su casa a “Mónica”.
Sin embargo, autoridades salvadoreñas aseguran que Esmeralda salía a bares para conocer hombres, con quienes comenzaba relaciones sentimentales, para luego contarles sobre una supuesta sobrina que estaba dispuesta a casarse para que algún centroamericano pudiese irse a vivir a Estados Unidos.
Con esta investigación, fueron rescatadas cinco mujeres víctimas de esta modalidad de trata de personas, aunque presuman hay mucho más féminas en esta situación.
Los casos de trata de personas se han elevado en El Salvador, según Violeta Olivares, jefa de la Unidad Fiscal Especializada contra Delitos de Tráfico Ilegal y Trata de Personas de la Fiscalía salvadoreña.
Olivares detalla que desde 2016 se han registrado entre 50 y 60 casos al año por trata de personas, sin embargo, en lo que va de 2019 son ya unos 40.
Esta modalidad de matrimonio forzado no se había detectado en las pandillas centroamericanas, un grupo criminal que se ha caracterizado por diversificar sus actividades delictivas.
Con información de la BBC
rgg