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Robert, detenido injustamente, por una falla en reconocimiento facial

Policías de Detriot lo detuvieron en el patio de su casa, enfrente de su esposa y de sus hijas pequeñas, por un robo que no cometió

Escrito en MUNDO el

Robert Julian-Borchak Williams, un hombre afroamericano de Michigan, Estados Unidos, recibió una llamada de la Policía de Detroit en la cual le advertían que tenía que presentarse en la estación para ser detenido. Colgó, pensó que era una broma.

Sin embargo, fue la antesala de un infierno que Robert sufrió a manos de la Policía de Detroit.

Una hora después de la llamada, el hombre afroamericano fue detenido en el jardín delantero enfrente de su esposa y sus dos hijas pequeñas. 

Melissa, la esposa de Robert, preguntó a los uniformados a dónde lo llevaban, ellos solo atinaron a decir que “buscara en google”. Williams solo alcanzó  a leer un documento con su foto acusándolo de robo. 

Robert fue llevado al Departamento de Policía de Detroit, le tomaron fotografías, las huellas digitales y el ADN. Pasó la noche en prisión.

Al medio día del día siguiente, dos detectives lo llevaron a la sala de interrogatorios donde colocaron tres hojas sobre la mesa boca abajo. 

Uno de los detectives preguntó a Robert cuando fue la última vez que fue a Shinola, una tienda de artículos de lujo con sede en Detroit. Él respondió que, junto a su esposa, la habían visitado cuando la tienda abrió por primera vez en 2014. 

Entonces, el detective dio la vuelta a la primera hoja puesta sobre la mesa, era la imagen fija de un video de vigilancia que mostraba a un hombre corpulento, vestido de negro y con una gorra roja parado frente a una vitrina de relojes. De ahí cinco relojes con un valor de 3 mil 800 dólares fueron robados.

Los detectives voltearon la segunda hoja donde se ve al mismo hombre en primer plano, aunque un poco borrosa. Uno de ellos la colocó junto a su cara y le preguntó si era él. 

Williams rechazó que era él, para luego soltar una pregunta a los oficiales: ¿Crees que todos los hombres negros se parecen?

Foto: The New York Times

Robert sabía que no había cometido el crimen en cuestión, lo que no sabía era que su caso fue ocasionado por una coincidencia defectuosa de un algoritmo de reconocimiento facial.

Su caso, ocurrido en enero pasado, fue difundido esta semana por el diario estadounidense The New York Times. 

Los sistemas de reconocimiento facial han sido utilizados por la policía en Estados Unidos por más de dos décadas.

Si bien, estudios de diferentes universidades e institutos en Estados Unidos sostienen que  la tecnología funciona relativamente bien en los hombres blancos, los resultados son menos precisos para otras características demográficas, en parte debido a la falta de diversidad en las imágenes utilizadas para desarrollar las bases de datos.

El año pasado, durante una audiencia pública sobre el uso del reconocimiento facial justo en Detroit, James White, un jefe de policía expresó su preocupación sobre el algoritmo: "Sobre la cuestión de los falsos positivos, eso es absolutamente fáctico y está bien documentado. Así que eso me preocupa como un hombre afroamericano".

Clare Garvie, abogada del Centro de Privacidad y Tecnología de la Universidad de Georgetown, ha dicho que las autoridades deben considerar cuando es factible o no usar el reconocimiento facial. 

“Hay algoritmos mediocres y hay buenos, y la policía solo debería comprar los buenos", sostiene Garvie.

Sobre el caso de Roberto, la abogada confía en que no es el primer sospechoso acusado erróneamente por el mal uso del reconocimiento facial. 

El día de su captura, Williams festejaba su cumpleaños 42. El día del interrogatorio fue el primero en cuatro años de asistencia perfecta que no acudía al trabajo, su esposa avisó que él tenía una emergencia familiar. 

En el interrogatorio, luego de la pregunta que Robert hizo a los uniformados, estos se recostaron en sus sillas y se miraron, luego, uno de ellos aparentemente disgustado, le dijo a su compañero: "Creo que la computadora se equivocó".

Foto: The New York Times

Williams preguntó si era libre de irse. "Lamentablemente no", respondió un detective. Estuvo bajo custodia por 30 horas hasta que pagó una fianza de mil dólares para poder ser puesto en libertad. 

Cuando llegó a casa, pasadas las 10 de la noche, su hija de cinco años todavía estaba despierta, ella lo estaba esperando porque, cuando su papá fue detenido, él dijo que volvería pronto. 

La familia Williams contactó a abogados para defenserse, la mayoría de los cuales asumieron que Robert era culpable del crimen, por lo que cotizaron precios de alrededor de 7 mil dólares para representarlo. Por suerte, la Unión Americana de Libertades Civiles de Michigan tuvo un interés inmediato.

Dos semanas después de su arresto, Robert acudió a comparecer ante un tribunal del condado de Wayne para ser procesado. En la audiencia, el fiscal propuso desestimar el caso pero con la posibilidad de volver a acusarlo, pues hay un testigo del robo que podría acusar a Williams y, entonces, podrían presentar cargos de nuevo.

Maria Miller, una portavoz del fiscal, dijo que un segundo testigo había estado en la tienda en 2018 cuando ocurrió el robo, pero no se le había pedido que mirara una lista de fotos. Si el individuo hace una identificación en el futuro, dijo, la oficina decidirá si emitirá cargos.

Nicole Kirkwood, portavoz de la policía de Detroit, dijo que el departamento actualizó su política de reconocimiento facial en julio de 2019 para que solo se use para investigar crímenes violentos y aclaró que no realiza arrestos basados únicamente en el reconocimiento facial.

La Unión Americana de Libertades Civiles de Michigan exigió a las autoridades desestimar en su totalidad la acusación contra Robert, una disculpa y la eliminación de su información en las bases de datos criminales de Detroit.

Por su fuera poco, Robert recordó que la noche del robo estaba conduciendo a casa desde el trabajo y había publicado un video en su Instagram porque apareció una canción que le encantaba: "We Are One" de 1983, de Maze y Frankie Beverly. Tiene una coartada. 

 

Con información de The New York Times

rgg