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¿Por qué es tan peligroso que las pandillas se mezclen en El Salvador?

Ahora los maras los demás pandilleros van a dormir con su enemigo por eso las consecuencias de lo que originará esta apuesta son hoy por hoy impredecibles

Escrito en MUNDO el

Esposados, peloneados, en calzones, uno tras otro sentados en el suelo, despatarrados, casi pecho contra espalda, son las imágenes que han dado la vuelta al mundo en plena pandemia de covid-19, sobre cientos de pandilleros amontonados por el gobierno de El Salvador.

Los apelotonados son activos de la Mara Salvatrucha o MS-13, el Barrio 18-Sureños y el Barrio 18-Revolucionarios, estructuras criminales que son piezas claves para entender por qué El Salvador es un habitual en los ránking de países más homicidas del mundo.

Pero, ¿por qué es tan peligrosos mezclarlos en las cárceles?

La clave está en el “en las mismas celdas”. 

A tenor del anuncio gubernamental, ya están durmiendo “en las mismas celdas”, en uno de los sistemas carcelarios más hacinados del mundo.

Hace 15 años, algo así sería inconcebible entre pandilleros activos. Incluso hace diez, hace cinco o hace uno.

El odio a muerte entre los maras y los dieciocheros es legendario. Ese odio es el que llevó al Estado a la segregación total de los pandilleros y asignar cárceles exclusivas para cada mara.

La iniciativa, celebrada por las pandillas como una victoria contra el sistema, sirvió para contener por años el número de motines y asesinatos en el interior de las prisiones, pero consolidó el poder y la organización interna de estas estructuras criminales.

El gobierno anterior dio en 2016 los primeros pasos para revertirla, pero ha sido durante la administración Bukele cuando se ha acelerado más.

Una a una cada cárcel asignada a pandilleros fue cerrándose en algunos casos (como las de Cojutepeque y Chalatenango), o repoblada con miembros de pandillas rivales, aunque en sectores independientes.

Luego, de a poco, compartieron pabellones y galeras.

Lo novedoso y lo trascendente del anuncio actual es el hecho de que emeesesdieciocheros y demás pandilleros van a dormir con su enemigo.

(María José Pardo)