Millones de migrantes podrían no ser censados en Estados Unidos por la desconfianza que existe hacia funcionarios públicos por las políticas de la administración del presidente Donald Trump.
Esta situación ha encendido las alertas, por ejemplo, en los líderes políticos de California a quienes les preocupa recibir menos dólares del presupuesto federal, que se asigna por número de habitantes. Sin contar que podrían perder un asiento en el congreso, si el conteo refleja una gran reducción en la población, a pesar de que este sea erróneo.
Tenemos este otro reto: debido a la atmósfera de profunda desconfianza creada en Washington D. C. y al temor legítimo creado por el gobierno, nuestro conteo podría reflejar una reducción errónea de millones de personas”, declaró Daniel Zingale, un estratega que trabaja para el gobernador Gavin Newsom.
Este censo se lleva a cabo cada diez años y su importancia radica en que los datos recopilados sirven para determinar el financiamiento federal que se destinará a programas públicos, como de educación y transporte, explicó la especialista Diana Elliot en entrevista con The New York Times
De no incluir a comunidades latinas en el censo, las cuales se suelen encontrar en distritos electorales demócratas, el poder político podría inclinarse en el congreso y las legislaturas hacia el Partido Republicano.
(The New York Times)
El 27 de junio pasado, la Corte Suprema evitó que la Oficina del Censo pregunte a los habitantes si son ciudadanos estadounidenses, lo que fue tachado como un intento del gobierno de Trump por intentar disuadir a las comunidades de inmigrantes de participar en el censo.
El fallo de la Corte fue percibido como algunos demócratas como una victoria, sin embargo, expertos coinciden que el daño ya se hizo.
Es verdad, el daño está hecho en términos del miedo que se creó en torno al censo”, mencionó Maricela Rodríguez, quien trabaja en la oficina del gobernador californiano. “No importa si está incluida o no la pregunta sobre la ciudadanía, ya hay mucho miedo inculcado en la comunidad inmigrante”.
En los vecindarios de Los Ángeles, California, estado donde vive una cantidad enorme de inmigrantes, predominaba la preocupación por la inminente llegada de los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) a los vecindarios para realizar redadas.
La población latina vive con un sentimiento de confusión, pues los mismos activistas que les han sugerido no abrir las puertas a los agentes del ICE, les han dicho que las abran para los trabajadores gubernamentales del censo para poderlos contar, dijo Elliot.
La desconfianza de la población latina hacia los encuestadores aumenta con el hecho de que el gobierno estadounidense destinó menos dinero que en el censo de 2010 para ir de puerta en puerta, pues puso un mayor énfasis en el autorregistro en internet, cambio que podría producir un conteo menor, en particular en zonas de bajos ingresos donde no todos tienen un acceso a internet.
(The New York Times)
La alternativa de los estados es complementar esos esfuerzos con dinero y una participación adicional. California busca la participación de los quince millones de habitantes que se estima que corren un alto riesgo de no ser contados.
El gobernador Newsom anunció la intención de gastar hasta 187 millones de dólares para apoyar los esfuerzos de participación en el censo dentro del estado. “Si no participas en el censo, gana Trump”, afirmó el 27 de junio.
cmo