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Músico en favela en Río de Janeiro se adaptan a su nueva normalidad

Músicos de favela en Río de Janeiro cambian la tarima por la calle durante la pandemia por el coronavirus y así ganarse el sustento, sin desistir de su arte

Escrito en MUNDO el

Jazz, samba y hasta clásicos como la novena sinfonía de Beethoven hacen parte del repertorio de dos jóvenes músicos de una favela en Río de Janeiro que no desisten de trabajar con acordes y melodías, aunque su escenario ahora sea la calle, por culpa de la pandemia.

Acostumbrados a tocar en eventos, fiestas y celebraciones, Glauber y Rodrigo Silva cambiaron las tarimas por las aceras para ganarse el sustento en la icónica ciudad de Brasil, sin desistir de su arte.

"La disminución (del trabajo) fue muy grande porque antes era frecuente que tocáramos en fiestas, eventos, matrimonios y sobre todo en fiestas de 15 años", explicó a Efe el saxofonista Glauber Silva.

Junto con el violinista Rodrigo Silva, su compañero, este par de músicos de la favela de Santa Marta tuvieron que adaptarse a una nueva normalidad con tal de no abandonar su sueño de llegar a ser reconocidos.

Aunque ambos rondan la treintañez, su vínculo con la música comenzó tiempo atrás.

Glauber, a los 8 años, empezó con la flauta traversa y luego siguió con el saxofón, pero lo abandonó por cinco años y recientemente volvió a retomarlo en Río, adonde llegó desde su natal Guaraciba, un pequeño municipio del norestino estado de Ceará, una de las regiones más emprobrecidas del país.

Rodrigo, en cambio, empezó con el violín más tarde, a los 18 años, en un programa desarrollado en la propia favela de Santa Marta, una de las más famosas de Río por haber sido visitada por artistas de talla mundial como Michael Jackson y Madonna.

"Madonna vino a esta favela en esa época y yo ni la conocía, pero ella tocó aquí y yo estaba a su lado. Ella vino a visitar a la comunidad y mi orquesta se presentó para ella", recordó el violinista.

Sin contar con mayores recursos, estos dos jóvenes han encontrado en la música una pasión que también les ha servido como refugio y forma de vida.

Con el apoyo de sus familias y amigos siguen en la lucha y no se rinden, aunque la batalla actual se dé en las calles.

Su sueño es pertenecer a una orquesta sinfónica o a una banda famosa y llegar a ser reconocidos, pero, sobre todo, poder sostenerse con la música y "manteniendo siempre una buena imagen".

(María José Pardo)