A los 93 años, tras 37 años en el poder, y siendo el presidente más viejo del mundo, Robert Mugabe renunció a su cargo, tras la presión social, política y militar.
La imagen de Mugabe se ha ido transformando con el tiempo. Cuando comenzó a gobernar Zimbabue desde 1980 era visto como un héroe de la independencia.
Sin embargo, su hambre de poder lo convirtió en un dictador acusado de fraude electoral y de represión. Todo con tal de mantenerse en el poder.
En las elecciones del 2008, al menos 200 seguidores del opositor Movimiento por el Cambio Democrático (MDC) fueron asesinados y miles de personas torturadas en una ola de violencia.
En aquel entonces, Mugabe declaró que "sólo Dios" podía apartarle del poder.
Pero no fue Dios lo que lo separó del poder, sino la presencia de tanques militares que lo atrincheraron en su domicilio, marchas multitudinarias en las calles y la espalda que le dio su partido.
Mugabe nació el 21 de febrero de 1924 cerca de la capital de Zimbabue,Harare.
Hijo de un carpintero y una maestra, se formó en escuelas maristas y jesuitas hasta convertirse en profesor.
Comenzó su lucha política a los 36 años y militó en varios grupos en la incipiente lucha independentista zimbabuense del Reino Unido, por lo que fue encarcelado en 1964. Tras 10 años en prisión, se exilió.
Mugabe fue uno de los firmantes de los "acuerdos de Lancaster House", que enterraron a la antigua Rodesia y dieron pie a la nueva República de Zimbabue, que vio la luz en 1980.
En las primeras elecciones, se convirtió en el jefe de Gobierno de la naciente república, cargo que fue abolido en 1987 para crear el de presidente, el puesto que ha ocupado hasta la fecha tras varias elecciones de dudosa credibilidad.
Durante su mandato, Mugabe tomó decisiones muy polémicas, como las expropiaciones, iniciadas en el año 2000, de miles de granjas a propietarios blancos en una reforma agraria caótica, a fin de distribuir la tierra entre la población negra del país.
Dejó ver su homofobia al llamar a los homosexuales como “peores que los cerdos”.
Robert calificaba de traidores a quienes fueran críticos contra su régimen, incluso aseguró que Estados Unidos y Reino Unidos le fabricaban “diabólicas mentiras”.
Ante la mayor presión de que dejara la presidencia, Mugabe intentó transformar su imagen, sin beneficio alguno.
Entorno a su edad, se habló también de varios rumores sobre su salud, más cuando sus últimas apariciones en público, se le veía débil.
Hoy dejó la presidencia, abriendo la puerta a una primera alternancia, una opción más para que Zimbabue se acerque a la democracia.
Con información de EFE
rgg