Un proyectil atravesó la cabeza de Daniel Rodríguez la noche del jueves, 18 de mayo, cuando manifestaba en Santa Ana del Táchira (occidente, frontera con Colombia). La bala le entró por la nuca y le salió por la frente al joven de 18 años que estudiaba el primer año de Derecho en la Universidad Católica del Táchira (Ucat).
Aunque nunca protestaba, el jueves sí lo hizo. Participó en las manifestaciones organizadas por la oposición ese día en su comunidad. “Daniel salió a marchar porque estaba cansado de esto”, aseguró Yoiber Ortega, amigo del estudiante.
Desde el 17 de mayo, los residentes de la comunidad de Santa Ana viven en medio de la zozobra. Ese miércoles en la noche, el hampa saqueó los comercios del mercado municipal Plaza Mercado Manaure. Pizzerías, mercados, licorerías y 60 locales en total quedaron destrozados.
¡NOCHE TENSA! Santa Ana del Táchira vivió una noche de angustia con saqueos - https://t.co/GuklG2ng3i pic.twitter.com/5BpfeKykHp
— Un Bombazo (@UnBombazo) 18 de mayo de 2017
“El miércoles hicimos un cabildo abierto y la gente reclamó su derecho a la propiedad”, contó a Efecto Cocuyo la alcaldesa de Córdoba, Virginia Vivas. Después, los habitantes marcharon por distintos puntos de la ciudad, entre ellos las sedes de la policía y la Guardia Nacional. Más tarde, a las 7:00 pm aproximadamente, los vecinos salieron a las calles para resguardar sus urbanizaciones.
Daniel Rodríguez participó en las convocatorias. En la noche, se encontraba cerca de su casa en Santa Ana cuando se fue la luz en la comunidad. Los vecinos empezaron a quemar basura en las calles y, de inmediato, comenzó el horror. Grupos de civiles armados pasaron en moto disparando. Una de esas balas alcanzó al joven estudiante.
“Mi amigo salió anoche. No le gustaba protestar, pero ayer dijo que había que hacerlo porque quería un cambio”, relató Any, una amiga del joven. Tras recibir el disparo, Daniel fue trasladado a un CDI cercano a la comunidad, pero no resistió.
Quienes lo conocieron aseguran que era un joven tranquilo. Ni para protestar ni para rumbear salía de su casa; lo de la noche del pasado miércoles fue una excepción. “No rumbeaba ni tomaba. A él lo que le gustaba era el dibujo y leer”, aseguró su amiga.
Daniel era vecino de Santa Ana “de toda la vida”, donde vivía con su mamá y su hermano, Enrique Rodríguez, quien tenía una hija. “Él no se merecía un tiro en la frente. Era un chamo que no se metía con nadie, no le gustaba tomar, no le gustaba andar por ahí”, dijo su hermano mayor desde la morgue. “Se llevó parte de mí, parte de mi mamá y nos dejó una enseñanza: vale la pena luchar. Ojalá yo hubiera sido como él”.
Este viernes 18 de mayo el Ministerio Público comisionó a los fiscales 22ª nacional y 4° del estado Táchira, Otilia Gallego y Virgilio Molina, respectivamente, para investigar la muerte de Daniel Rodríguez. “Fue un buen amigo”, recordó Yoiber Ortega.
Con la cortesía de Efecto Cocuyo
am