Un ruido los despertó, era la mañana del año nuevo chino, los altavoces de los postes fuera de su casa resonaban, eran las autoridades del gobierno de China que alertaban sobre el nuevo virus que avanzaba a pasos agigantados en el país asiático: el coronavirus o COVID19. En ese momento Araceli y su familia cayeron en cuenta de la magnitud de la epidemia.
Araceli es originaria de Naucalpan, Estado de México, en 2011, ganó una beca para estudiar en la Universidad de Beijing, calificada por la mexiquense como la mejor universidad para estudiar Ciencias de la Salud. Estuvo en china por un año realizando investigaciones en el laboratorio de patología del Instituto de Fisiología de la Universidad de Beijing.
Regresó a México, donde trabajó dos años, sin embargo, con los deseos contantes de regresar a China, por lo que estuvo buscando trabajo en el gigante asiático a través de ferias de empleo internacionales, hasta que lo encontró. Desde entonces vive allá, en Chengdú, en la provincia de Sichuan.
En China, Araceli labora en el área de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos de su empresa: “Mi trabajo es administrar los proyectos, eso significa que ayudo a contactar con instituciones académicas u otras compañías que quieran codesarrollar productos farmacéuticos”.
Las primeras noticias del coronavirus
Las primeras noticias sobre el coronavirus llegaron a oídos de la mexicana a principios de enero, cuando leyó sobre una infección surgida en un mercado de marismos al este de China, sin embargo, no le tomó importancia, aún nadie sabía de la magnitud del virus.
“Nadie sabía la magnitud (del coronavirus), poco a poco vimos en las noticias como escalaba la intensidad, las preocupaciones por las infecciones originadas en el mercado de Wuhan”.
Días antes del año nuevo chino, cuenta Araceli, todos comenzaron a usar cubrebocas, ella acudió a una farmacia, pero no encontró. Sin embargo, en China es normal que todos tengan cubrebocas en su casa, debido a la contaminación y a los aires fríos, así que ella usó los que tenía.
La poca importancia ante el surgimiento del coronavirus en un principio fue tal, relata Araceli, que en su trabajo, donde desarrollan productos farmacéuticos, no estaban trabajando sobre antivirales o antiretrovirales, ni en diagnósticos sobre coronavirus. Ahora sí.
“Justamente por mi trabajo, empecé a saber más, por la necesidad de hacer evaluaciones técnicas y económicas de posibles proyectos de desarrollo”.
Unos altavoces nos despertaron, caímos en cuenta de la magnitud de la epidemia
Para el año nuevo chino, Araceli viajó en avión a otra ciudad donde vive su familia, notó que en el aeropuerto todos traían cubrebocas. Luego, en plenas celebraciones, la joven mexicana y su familia cayeron en cuenta de la magnitud de la epidemia.
“Estábamos en familia celebrando el año nuevo chino, cuando de repente en la mañana nos despiertan los altavoces afuera de la casa, nos empezaron a decir que nos laváramos las manos, que reportáramos cualquier síntoma, que saliéramos con nuestros documentos de identificación –eso fue muy impactante– para tramitar un pase de entrada y salida residencial porque iban a controlar los accesos”.
Desde entonces, la estrategia del gobierno de China y su comunicación con las empresas ha sido –en palabras de Araceli– espectacular.
“Han implementado controles de seguridad e higiene en las entradas de los trabajos, tapetes llenos de cloro para que los trabajadores se limpien, los policías toman la temperatura y te ponen alcohol o desinfectante en las manos, cualquier persona que estornude es mandada a casa a observarse síntomas, todos llenamos reportes dos veces al día de cómo nos sentimos”.
Araceli menciona que el gobierno ordenó el cierre de varios lugares, dejando abiertos sólo farmacias y centros comerciales, pero con muchísimas medidas de prevención y quien se niegue al cierre es multado.
“Los parques y las canchas están acordonadas para que la gente no se reúna […] Si alguien no se pone el cubrebocas, un policía lo persigue y le va a pedir por las buenas que se lo ponga, sino se lo quiere poner no dudo que lo arresten por eso. Lo toman muy enserio”.
Un día en la vida en la China del coronavirus
La joven mexicana relata a La Silla Rota como es un día en la China del coronavirus:
“Cuando salgo de mi casa ya tengo que tener el cubrebocas puesto. Antes había muchas salidas de mi fraccionamiento, ahora sólo hay una, donde hay policías revisando el pase de salida –los primeros días las empresas emitían un documento que decía este trabajador está tramitando un permiso para salir de su residencial– te toman la temperatura y te dejan ir”.
“Yo vivo muy cerca de mi trabajo, camino para allá, llego, meto los pies en el tapete desinfectante, otro policía me toma de nuevo la temperatura, me desinfectan las manos y ya puedo entrar en el trabajo”.
“En la empresa pusieron ganchos para dejar la ropa que traes de la calle, se quede en el pasillo y ya entres en el trabajo, pero hace mucho frío y la gente se deja la ropa porque apagaron el sistema de calefacción debido a que éste hace que recircule el aire entre los pisos y eso es lo que quieren evitar”.
“Antes durante la comida nos sentábamos todos juntos en el comedor, pero ahora vas, haces tú fila, te dan tu comida empaquetada y en desechable, antes te la daban en loza y era más rica, ahora es muy sencilla y no tan rico. Esto está medio triste”. No te pueden sentar en el comedor, tienes que ir al estacionamiento o algún espacio abierto para que te puedas quitar el cubrebocas, sepas que nadie te va a toser ahí alado y comer”.
“En mi trabajo era común hacer horas extra, ahora no, no hay tanta presión, porque los proveedores tampoco están trabajando, no están parados, diría que están adormecidos. No podemos viajar, en mi trabajo es muy común viajar a conocer a personas que tiene proyectos, ahora no lo hacemos, desde febrero se cancelaron todos los viajes”.
“Me regreso a mi casa, me encierro porque no hay lugar donde salir. No nos falta nada, tengo la alacena llena porque cuando comenzó la epidemia me panqueé y compré mucho. Veo Facebook, duermo mucho, estudio para mis exámenes de la maestría”.
El pronóstico de Araceli
Como empleada del el área de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos de su empresa, Araceli ha leído muchos estudios de epidemiología y charlado con expertos en su empresa, con lo cual ha podido hacer un pronóstico de lo que sucederá con la epidemia.
“Es una cuestión de tiempo para que el coronavirus llegue a todas partes, es súper contagioso, eso no significa que sea mortífero, tiene una tasa de mortalidad menor a la del H1N1, por ejemplo, que sí mató al 17% de los enfermos”.
Araceli explica que el coronavirus es una enfermedad viral, es decir, los antibióticos no sirven, ella sostiene que la mejor forma de curarte del virus es estar en tu casa, tomar agua, dormir mucho y comer sano: “es igual que curarte de cualquier enfermedad viral. Mucha gente se va a poder curar en casa”.
La joven mexicana alerta que el estado de salud de las personas infectadas podría complicarse si tienen enfermedades cardiovasculares, diabetes, cáncer, otras enfermedades respiratorias crónicas como asma.
Araceli asegura que se están probando medicamentos existentes para tratar el coronavirus como un antiviral que se usó para el SARS, un antiretroviral que se utiliza para el VIH y otro medicamento que se emplea para la malaria.
Sin embargo, refiere que los medicamentos no son la solución completa, lo ideal es dejar que se siga avanzando en las investigaciones para que se desarrolle una vacuna que generara certidumbre, lo que ahora no tenemos.
¿Por qué no regresó a México?
Cuando detonó la emergencia de salud por la epidemia del coronavirus, varios mexicanos solicitaron ayuda a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) y a otros países para salir del país asiático. Araceli no dejó China porque allá está su trabajo y considera que la situación está controlada.
“En China sé que hacer si me contagio, me han dicho cuál es el hospital al que tengo que ir, yo sé que primero debo llamar para ir, me dicen en que puerta entrar, que es donde están ingresando todos los contagiados por coronavirus, hasta los policías han venido a ponerse a tu disposición, si te sientes mal, hasta te traen el súper, son súper lindos”.
En tierras asiáticas, Araceli se siente segura, no regresa a México porque en China está bien.
“Me preocupa que muchos países no están preparados como aquí, donde hicieron hospitales rapidísimos, tienen protocolos muy claros. En México qué vamos a hacer si se rebasa el sistema de salud”.