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Libró la guerra, el matrimonio y ahora es rapera

Sonita: la chica afgana que se salvó de la guerra y de una boda arreglada gracias a sus canciones de rap. Ahora es rapera y lucha contra el matrimonio infantil

Escrito en MUNDO el

Sonita Alizadeh solamente tenía diez años cuando sus padres le avisaron que la casarían, contra su voluntad, con un hombre que ella no conocía por 9.000 dólares.

“Tenía 10 años, aunque sólo fui consciente de ello años después. Recuerdo que me vistieron con ropa nueva, me maquillaron y me llevaron junto de un chico. Para mí era como un juego. No estaba triste ni nerviosa, porque no entendía lo que estaba ocurriendo.”

Tal vez Sonita no sabía muy bien lo que significaba, pero sí tenía claro que ella quería cantar, y no una vida de “buena mujer” que la limitara a cocinar a su esposo, tener hijos y cuidar de la casa.

La música era su pasión. Escribía sobre la violencia, la guerra, los derechos de las mujeres.

Los arreglos de matrimonio se vinieron abajo tras desatarse una guerra en Afganistán.

Sonita y su hermano fueron enviados a Irán a un campo de refugiados. Iban a una escuela por la zona y ella seguía escribiendo sus canciones en los tiempos libres.

A los 16 años, su madre fue a visitarlos. Su hermano quería casarse y debía pagar una suma de dinero que su familia no tenía para desposar a su novia. La solución era casar a Sonita y utilizar su dote para pagar por la mujer de su hermano.

“Estaba furiosa y triste. No podía entender cómo mi madre era capaz de comprender a mi hermano y sus necesidades, pero ignorar las mías. ¿Por qué no era capaz de entenderme? ¿Por qué no me escuchaba?”.

Sonita amaba a su familia, pero no quería casarse. Ella quería ser rapera.

 Escribió la canción “Brides for sale” y la subió a Youtube. El video se hizo viral y Sonita se volvió famosa.

En el vídeo, la cantante aparece con un código de barras en la frente y moratones por todo el rostro: “Deja que te susurre mis palabras, para que nadie me escuche hablar de niñas en venta. Mi voz no debe ser escuchada porque va en contra de la sharia. Las mujeres deben permanecer en silencio. Es la tradición. Como otras niñas, estoy aprisionada. Me miran como a una oveja, que debe crecer para ser devorada. Me repiten que es la hora de venderme”.

Al poco tiempo una universidad de Estados Unidos le ofreció una beca para estudiar música. Así fue como Sonita entró a la Wasatch Academy, en Utah.

“Al inicio mi familia se enfadó, pero luego lo entendieron. Incluso mi madre dice que mi canción es buena. No se ha emocionado, ni me ha dicho que está orgullosa, pero para mí este ya es un gran paso”.

Actualmente, Sonita tiene 20 años. Estudia y se dedica a luchar por el fin del matrimonio infantil.

“Esto no tiene nada que ver con el Islam. El Islam permite que las mujeres se casen muy jóvenes, pero no habla de venderlas.”

De acuerdo con la UNICEF, 39.000 niñas son obligadas a casarse cada día a cambio de dinero para sus familias.

“Mi madre no me iba a vender porque no me quisiera. Lo iba a hacer porque es la tradición, porque no conoce otra realidad y porque necesitaba el dinero. Ella se casó con 13 años”

Actualmente, Sonita estudia, rapea y es activista.

“Estoy muy contenta: estudio lo que quiero y estoy en un sitio seguro. Pero quiero volver y trabajar con mi gente. Quiero llevar el cambio a las mujeres afganas”

dast