Los votantes demostraron su desencanto por los partidos tradicionales de Francia dejando a los dos grandes fuera de la carrera y apostando por dos alternativas a la presidencia del país.
La victoria de Macron y Le Pen representa una ruptura con la tradición política de Francia: socialistas y republicanos.
Adiós a los mismos de siempre
La candidatura de Benôit Hamon no fue suficiente para terminar con el descontento del pueblo francés con el Partido Socialista a causa de los escándalos e impopularidad del gobierno de François Hollande en el 2012. Hamon alcanzó solamente el 6.3% de los votos el pasado domingo.
Aunque la desaprobación del bloque de izquierda debería impulsar el voto para Los Republicanos, el mandato de Nicolás Sarkozy y su intento por regresar a la silla presidencial afectaron la imagen del partido. Fillon, candidato del bloque republicano, tampoco logró devolver el poder ejecutivo al partido.
Dos candidatos “diferentes”
Emmanuel Macron, el favorito para ganar las elecciones el 7 de mayo, superó las expectativas de sus oponentes, quienes en principio lo consideraban con pocas posibilidades de triunfo al postularse sin partido. Su postura centrista, diferente a sus contrincantes, le dio la ventaja que necesitaba para ganar popularidad en su campaña política.
Su política pro-europea, en contra de la salida de Francia de la UE, y su imagen “anti-sistema” son los puntos fuertes de su candidatura. Después de los resultados electorales, el candidato comenzó con “negociaciones políticas” para obtener la mayoría en el Parlamento, en las legislativas de junio, esencial para gobernar y aplicar sus políticas prometidas en campaña.
Por su parte, la candidata de extrema derecha, Marine Le Pen, logró un segundo lugar para el partido Frente Nacional gracias a sus promesas nacionalistas y su postura a favor de la salida de Francia de la Unión Europea. Le Pen asegura que es “el primer paso” hacia la victoria por la presidencia.
Los atentados terroristas, a tres días de la votación, aumentaron las posibilidades de la candidata y su discurso de endurecimiento de leyes migratorias para proteger al país europeo. Su política pro-nacional fue esencial para la obtención de votos el domingo pasado.
Rumbo a la elección final
El principal reto que enfrentan Le Pen y Macron es ganar los votos de un país fraccionado: "Hay que recordar que aunque Emmanuel Macron es el claro vencedor de la primera vuelta de la votación, y probablemente el próximo jefe de Estado, el país está profundamente dividido", sostiene el periodista de la BBC, Hugh Schofield.
Sin embargo, Marine Le Pen enfrentará un obstáculo mayor por la respuesta de las distintas corrientes políticas en Francia tras las primeras elecciones, quienes se unen en contra de la extrema derecha pidiendo el voto por Macron.
"La presencia de la extrema derecha hace correr nuevamente un riesgo a nuestro país (...) Frente a este riesgo, se imponen la movilización y las decisiones claras. Por mi parte, votaré por Emmanuel Macron", aseguró el expresidente François Hollande.
Benôit Hamon, François Fillon han hablado, después de la primera votación, a favor de Macron; y es de esperarse que los líderes de la Unión Europea se unan para evitar el “Frexit”.
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