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La millonaria industria del ciber-sexo en Rumania

Las ‘cam girls’ o ‘chicas en cámara’ aprovechan este negocio sexual como una opción que deja buenas ganancias tras la crisis económica que aquejó al país en 2008

Escrito en MUNDO el

Lana y Sandy son algunas de las miles de mujeres de Rumania que trabajan como ‘cam girls’ o ‘chicas en cámara’, un negocio sexual que deja buenas ganancias tras la crisis económica que aquejó al país en 2008.

Este mercado que es uno de los que ha presentado un gran crecimiento en la industria pornográfica, funciona las 24 horas del día los siete días de la semana puesto que su clientela abarca desde América del Norte hasta Europa Occidental.

Studio 20 es un lugar ubicado en Bucarest donde trabajan algunas de las “cam girls”, a la vista podría parecer un edificio común y corriente, donde varias mujeres platican, ríen y conviven; sin embargo, las chicas utilizan atuendos reveladores y maquillajes más elaborados, distintos a los que usan otras mujeres de la ciudad rumana.

El lugar está compuesto por varias decenas de cuartos, en los que si una de las puertas está cerrada se puede deducir que una mujer está interactuando con un cliente internacional a través de una cámara web.

Studio 20 es la mayor franquicia de estudios de este tipo en el mundo. Tiene nueve sucursales en Rumania, incluyendo una que emplea "chicos en vivo" para el mercado gay.

Sus otras sucursales están en Cali, en Colombia, en Budapest (Hungría) y en Los Ángeles (EE.UU.).

Lana

Lana trabaja en el cuarto número 8. La habitación tiene una gran cama circular con almohadones y hay un armario con algunos de sus atuendos.

Gana en promedio de 4 mil 700 dólares al mes, 10 veces el salario promedio de Rumania. 

Se había graduado en la universidad y trabajó en el sector inmobiliario hasta que en su país llegó la recesión tras la crisis económica del 2008. Fue entonces que decidió ser una "chica en vivo". El recuerdo de su primer día frente a la cámara nunca se le ha borrado.

"Estaba sola en el cuarto, pero sentía que había cientos de personas a mi alrededor. No podía seguir el ritmo de todas las cosas que me decían y me pedían. Fue un verdadero shock. Pero luego aprendí a ser más perceptiva, a distinguir quién era un cliente dispuesto a pagar y a no perder el tiempo”, explica Lana.

Ella explica que las sesiones online le han permitido ganar suficiente dinero para educar a su hija y asegura que invertirá el resto de sus ganancias y dejará el negocio en dos años.

Sandy Bell

La joven diseñadora de interiores tiene dos títulos universitarios y conversa con sus clientes desde su casa, como muchas otras jóvenes en Rumania. Sandy gana aproximadamente 120 dólares al día con sus sesiones, que complementan su salario como diseñadora.

Explica a BBC que una de las ventajas de trabajar desde casa y tratar directamente con las compañías que hacen hosting online o alojamiento web es la independencia. Otra es que las jóvenes se quedan con un porcentaje mayor de lo que pagan sus clientes.

"La mayoría de mis clientes son tipos normales y agradables", dijo Sandy.

"Muchos buscan amor. Quieren sentir conexión. Algunos te piden que los llames por su nombre de pila. O que les hables mientras bailas o haces strip tease. Yo soy muy honesta con ellos. Saben que tengo un novio y que jamás tendremos sexo en el mundo real".

No es solo sexo

La directora de relaciones públicas de Studio 20, Andra Chirnogeanu, explica que "durante unos 10 minutes puedes jugar a ser sexy y adorable, pero luego más vale que tengas algo de qué hablar o el cliente se irá."

"Éste no es sólo un negocio de sexo, como piensan muchos. Las modelos deben poder conversar con sus clientes como si se tratara de una relación normal online. Si hablan de muchos temas la sesión es mucho más agradable para ambos".

Salida fácil

Feministas como Irina Ilisei señalan que se trata de un problema más complejo de lo que parece.

"¿Hacen una elección estas jóvenes? ¿O acaban en esta industria porque pueden ser manipuladas psicológicamente o no tienen estabilidad económica? Probablemente se trata de una combinación de los dos elementos", opina Irina.

Ilisei cree que dos factores ayudan a entender qué lleva a las jóvenes a convertirse en "chicas en vivo". Por un lado, Rumania tiene un alto índice de embarazo adolescente. Por otro, el 30 por ciento de los graduados universitarios no consigue empleo.

"Hay anuncios en los campus de las universidades", dijo Ilisei, quien considera que esta industria todo lo posible por atraer mujeres jóvenes.

Oana, una ex “cam-girl” sentencia que “hay chicas que siguen pensando que sólo estarán frente a una cámara y ganarán mucho dinero. Pero todo lo que sucede en esas sesiones afecta tu mente. El próximo paso es la prostitución".

Con información de BBC

fmma