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La cárcel de los milagros, donde los pandilleros se vuelven cristianos

Mil 600 reos de pandillas contrarias conviven en paz y buscan la reinserción social a través de la religión

Escrito en MUNDO el

Una guerra entre ejércitos de pandillas ha convertido en El Salvador uno de los países más violentos del mundo, sin embargo, existe un lugar que da esperanza ante la violencia desenfrenada del país centroamericano.

Se trata del centro penitenciario San Francisco Gotera, apodada como la “cárcel de los milagros”, en ella están aprehendidos mil 600 pandilleros, muchos de ellos de bandas rivales, donde conviven en paz y buscan la reinserción social.

¿Cómo lo hacen?, a través de la religión, así lo ha señalado un reportaje del diario español El País.

Desde muy temprano, cientos de los hombres más peligrosos de El Salvador se reúnen en el patio de la cárcel para orar, alaban estruendosamente a Cristo y leen pasajes de La Biblia.

Los reos se entregan completamente a la religión, saltan, lloran, se dan golpes en el pecho y cantan por horas, las alabanzas pueden llegar a durar toda la noche.

Así conviven quienes fueran miembros de la Mara Salvatrucha y de Barrio, todos ellos acusados de homicidio, extorsión o violación.

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El pastor, como es llamado a quien lidera a los feligreses, apodados como ovejas, tiene tatuado un 18 en el rostro como símbolo de la pandilla por la que delinquió, otro más se asoma en su nuca, sin mencionar calaveras, frases y demonios de su pasado.  

Ente los mil 600 reos y ovejas que escuchan al pastor, en una cárcel diseñada solo para 200 personas, hay un hombre con un balazo en la cara, cerca de él está un sujeto sin oreja, uno más con la mano cercenada.

Los “milagros” abundan en esta prisión: “no hay violencia, todo está perfectamente limpio y ordenado a pesar de la masificación, los presos se tratan con respeto”, refiere El País, pero sobre todo, conviven, en el mismo lugar, pandillas diferentes.

Pero no es de a gratis, en la prisión se cumple un riguroso código de conducta impuesto por los propios pandilleros.

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Los castigos por violar dicho código son el ayuno o jornadas enteras leyendo la Biblia junto a una pared, entre otros.

"Me di cuenta de que estaba matando y defendiendo calles que no eran mías, sino de Cristo", dice Jorge Stanley, de 27 años, condenado a 97 años de cárcel.

"Aunque estamos presos nos sentimos libres porque una vez que Dios abre tu corazón ya no hay marcha atrás", señala Daniel Méndez.

El nacimiento de la cárcel de los milagros comenzó en 2015, cuando un grupo de pandilleros de Barrio 18 comenzó a rezar y a pasar cada vez más horas frente a la Biblia, más pandilleros se le sumaron.

Sin embargo, al salir de prisión la tentación de la pandilla y el rechazo de la sociedad sólo por sus tatuajes son latentes, por ello, Nelson Moz, un pastor de 52 años, recibe a quienes cumplen su condena.

Tiene una iglesia donde también mantiene una panadería con la que se gana la vida él y aquellos que ya han cumplido con la ley. Además, en el sótano del templo resguarda a los pandilleros arrepentidos.