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Francisco, conservador en Argentina y liberal en Roma

Antes de ser electo como el primer Papa latinoamericano y jesuita, dirigió con firmeza la arquidiócesis de Buenos Aires y perfilaba un pontificado sin sorpresas

Escrito en MUNDO el

CIUDAD DE MÉXICO (La Silla Rota).- El Papa sorprendió al mundo con su postura ante temas como el aborto, el divorcio o la  homosexualidad. “¿Quién soy para juzgar?”, dijo Jorge Mario Bergoglio ante periodistas al ser cuestionado sobre un supuesto Lobby Gay en el Vaticano.

 

“Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”, insistió el líder de la iglesia católica, quien años atrás, siendo cardenal de Buenos Aires, escribió en una carta pública que el matrimonio igualitario era una “movida del demonio”.

 

El sumo pontífice, quien visitará México en próximos días, no siempre fue el carismático liberal que hoy se placea en los medios de comunicación, ahora Francisco está cercano a la teología de la liberación que Bergoglio combatió en Argentina.

 

Antes de ser electo como el primer Papa latinoamericano y jesuita, dirigió con firmeza la arquidiócesis de Buenos Aires y perfilaba un pontificado sin sorpresas.

 

Hoy por hoy, es el primer pontífice en decir que los divorciados no quedan apartados de la comunión y en conceder a los sacerdotes la capacidad de absolver “del pecado de aborto a quienes lo han practicado”.

 

Cuando era arzobispo de Argentina fueron muy sonados las fricciones con la presidenta Cristina Kirchner, principalmente, por su resistente oposición al matrimonio igualitario; ycondenó enérgicamente la decisión del gobierno de Mauricio Macri de reglamentar el protocolo que no criminaliza los abortos en Buenos Aires.

 

“No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una 'movida' del Padre de la Mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios", advirtió en una carta pública el ahora papa Francisco.

 

Jorge Mario Bergoglio inició su carrera en la Iglesia católica a los 21 años tras recibirse como técnico químico, llegó al sacerdocio a los 32 años, y en menos de cuatro, llegó a liderar la congregación jesuita local.

 

Su ascenso coincidió con uno de los períodos más oscuros de la vida política de Argentina y que marcó su carrera diametralmente: la dictadura militar de Videla (1976 - 1982).

 

En 1976, dos curas jesuitas, Francisco Jalics y Orlandio Yorio, quienes trabajaban en una comunidad marginada en Argentina, fueron secuestrados y detenidos en la ESMA, (Escuela Superior de Mecánica de la Armada), como se le conoce al mayor centro de detenciones y torturas que existió durante el régimen militar.

 

De acuerdo con reportes periodísticos, Bergoglio les habría pedido a sus subordinados abandonar su trabajo pastoral, pero al negarse les retiró el apoyo de la congregación.

 

En mayo de 1976 ambos curas fueron secuestrados y torturados por más de cinco meses.

 

Bergoglio fue acusado de entregar a sus subordinados y de haber colaborado con la Junta Militar que gobernó hasta 1983, tal y como lo hizo la cúpula católica argentina en su totalidad.

 

El cardenal nunca se refirió a las acusaciones hasta 2010 en un libro biográfico elaborado por los periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti.

 

“Si no hablé en su momento fue para no hacerle el juego a nadie, no porque tuviese algo que ocultar”, dijo en su momento.

 

Las declaraciones de Bergoglio continuaron sembrando dudas en los organismos de derechos humanos, ya que aún siendo arzobispo, cardenal y sumo pontífice se ha negado a condenar a los dictadores ni a cuestionar el apoyo que la iglesia Católica les dio a los represores.