Durante meses, ambas partes del Congreso estadounidense han despreciado la industria de la salud, por lo que este año pudiera enfrentar una amenaza existencial para su modelo de negocio.
Según The Washington Post, esta semana, las compañías farmacéuticas, hospitales, compañías de seguros y fabricantes de dispositivos médicos, ocuparon el pleno en el congreso, ganando cientos de miles de millones de dólares gracias a los impuestos y otros obsequios a través del cabildeo tradicional, y volvieron a ejercer su destreza política.
El impulso bipartidista para frenar la práctica de la facturación médica se retrasará hasta el próximo año con la decisión del líder de la minoría del Senado Charles E. Schumer trabajando detrás de escena para presentar objeciones al paquete.
Las empresas farmacéuticas también obtuvieron protecciones extendidas para patentes selectas, ya que los legisladores metieron modificaciones al proyecto de ley que, según los críticos, podría representar miles de millones más en ganancias para la industria.
Tras una serie de cabildeos de parte de los demócratas la industria de la salud obtuvo un amplio apoyo para derogar los impuestos que son centrales para la ley de asistencia económica de 2010, incluso persigue a la oradora Nancy Pelosi, una de las leyes que los arquitectos acordaron aprobar.
El éxito muestra cuán formidable sigue siendo la industria del cuidado de la salud, capaz de abrumar a los demócratas con puntos de conversación bien afilados y republicanos astillados a través de un impulso concertado.