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El misterio de los regalos en la tumba de su hermano

Después del sepelio del boy scout comenzaron a aparecer en la lápida flores, juguetes y poemas

Escrito en MUNDO el

En 1947, el pequeño boy scout Karl Smith murió en un accidente cuando tenía 12 años; desde entonces, una persona misteriosa ha colocado juguetes, flores y poemas en su tumba.

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La BBC cuenta la historia de Ann Kear, la hermana del menor, quien por casi 70 años ha estado en la búsqueda de ese alguien que deja éstos regalos en el sepulcro.

Durante el verano de 1947, el pequeño Karl se encontraba en un campamento de Boy Scouts en una playa de Gales, en Inglaterra, cuando él y un grupo de amigos se adentraron al mar, sin la supervisión de un adulto. Todos salieron después, menos Karl.

El niño de 12 años murió ahogado, sin que nada pudieran hacer para reanimarlo.

“Mi mamá me dijo que cuando murió, me corrió una lágrima por la mejilla y le dije ¡no importa, mami, lo veremos otra vez algún día!”, contó su hermana Ann BBC.

Ann tenía sólo siete años cuando Karl murió, y, aunque tiene pocos recuerdos de él, visita la tumba de su único hermano muy frecuentemente.

Sin embargo, después del sepelio del boy scout comenzaron a aparecer en la lápida flores, juguetes y poemas.

Desde entonces, la ahora anciana de 77 años ha buscado incansablemente la identidad de esa persona, ya que no es ninguno de sus familiares o amigos cercanos.

“Cuando vengo me pregunto qué voy a encontrar aquí ahora y si alguien pasa cerca y me saluda y pienso ''¿eres tú?'', ''¿eres tú?”, dijo de visita en el cementerio.

En algunas ocasiones, Ann también había encontrado una mazorca de maíz, una pluma de faisán, y mensajes con el nombre de Karl en el encabezado.

“Hay tres hortensias y una rosa que juro, no estaban el domingo. Así que alguien ha estado aquí desde que yo puse mis flores ahí el domingo”, relató.

La mujer ha intentado de todas las formas para encontrar a la persona misteriosa. Un día dejó un mensaje en la tumba, donde pedía hablar con quién dejara los obsequios. También colocó un mensaje en el mural de la parroquia de la villa, pero nadie respondió.

“Era mi hermano, así que me gustaría saber (quién es el extraño que va a visitar su tumba). Si se toma el trabajo de hacer todas estas cosas, Karl debe haber dejado una gran impresión en esta persona. Podría decirme algo sobre él. Me encantaría y creo que podría darle un cierre a esta historia".

Ann se reunió con algunos Scouts y había hablado por la radio y en televisión. No consiguió respuestas tampoco.

El misterio no solo es de la hermana de pequeño Karl. Su muerte conmocionó a todo el pueblo, por lo que otros lugareños también se preguntan quién será el que le deja estos regalos.

“Puede ser alguien que estaba en el coro, el colegio o en los Scouts con él. No sabemos”, indicó un vecino.

Como siguiente intento para encontrar alguna pista, llevaron los poemas dejados en la tumba de Karl a Stephen Regan, especialista en poesía sobre muerte y duelo, de la Universidad de Durham, en el norte de Reino Unido.

Regan le dijo que uno de los poemas pertenecía a Robert Stephen Hawker, un autor del siglo XIX que asistió a la misma escuela de Karl, Chentelham.

Concluyeron que el visitante podía ser alguien que estudió con Karl en ese mismo colegio. Pero con esta información no alcanzaron ningún resultado.

Cuando casi perdían las esperanzas, Ann dio con la lista de personas que asistieron al funeral en 1947 y dieron con un nombre.

Se trataba de un niño llamado Ronald Westborough que había estado con Karl el día del accidente, también había testificado los hechos ante la policía.

Cuando lo contactaron dijo: “Oh, de hecho, voy a la tumba muy seguido" y agregó que la había estado visitando casi toda su vida.

El anciano de 84 años se reunió con Ann por fin. Conversaron sobre Karl y cómo lo había conocido en el grupo de los Scouts y cómo comenzó con dejar flores en la tumba, muy seguido.

El día de la tragedia, todos salieron del mar después de bañarse, menos Karl. Westborough entró con alguien más a buscarlo, lo encontraron bocabajo en el agua y lo sacaron a la arena.

"Cosas así se quedan en tu mente. Es horrible", señaló el visitante cuando se encontró con Ann. "Fue una conmoción".

Karl había sido el amigo más cercano de Westborough en los Scouts y había compartido la carpa con él la noche anterior a su muerte.

El hombre también contó que a veces va a la tumba y simplemente pone su mano en la lápida. "Hablo con él y le pregunto ''oye, Karl, ¿cómo estás? Algún día subiré y te veré ahí arriba", dijo.

"Me quedé muy conmovida por esto", le dijo Ann a Westborough, "ante la idea de que todavía hubiera alguien ahí con quien pudiera hablar. Es encantador conocerte, Ron".

Sin embargo, el anciano afirmó que sólo dejaba flores en la tumba de Karl, no juguetes, ni poemas. El misterio aún continúa…

PMRS