Este miércoles, Joe Biden se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en oponerse abiertamente a la pena de muerte.
Cuando Biden era senador por el estado de Delaware llegó a apoyar este castigo e incluso dijo lo siguiente con respecto a la ley general sobre crimen de 1994: "Prevé 53 delitos de pena de muerte. ... Hacemos todo menos colgar a la gente por cruzar la calle en este proyecto de ley".
Sin embargo, Biden prometió en su campaña para las elecciones de 2020 que detendrá las ejecuciones a nivel federal y que propondrá cambios para abolirlas. Además, presentará iniciativas para que lo mismo suceda a nivel estatal. Su página explica que esto se debe en parte a que no siempre se puede asegurar la culpabilidad en los casos de pena de muerte.
En julio del año pasado, el gobierno del ahora expresidente Donald Trump comenzó las ejecuciones de 13 personas, lo cual representó casi una quinta parte de los presos federales condenados a muerte. Habían pasado 17 años desde la última ejecución federal y la decisión generó críticas a nivel internacional.
Aunque el equipo de Biden se declaró en contra de la decisión, aún no se sabe la prioridad que se le dará al asunto en esta administración. La revista Slate explica que el hecho de que Biden eligiera al juez Merrick Garland, quien nunca se ha opuesto abiertamente a la pena de muerte, como fiscal general significa que abolir el castigo no es exactamente una prioridad. Sin embargo, se espera que el juez hable más sobre el tema en su confirmación al puesto.
También se debe tomar en cuenta la presión bajo la cual está Joe Biden para actuar. En diciembre, 35 congresistas demócratas presentaron un plan de acción para que el nuevo presidente detenga la pena capital a nivel federal sin necesitar aprobación del Congreso. El grupo le pidió a Biden lo siguiente: prohibir a los fiscales de Estados Unidos que soliciten la pena de muerte, desmantelar el corredor de la muerte en el complejo correccional de Terre Haute, y pedir que se vuelva a sentenciar a las personas que actualmente están condenadas a muerte.
Además, el día de hoy el grupo envió una carta al presidente pidiéndole que perdone a las 50 personas que restan en el corredor de la muerte federal. Las representantes Ayanna Pressley y Cori Bush explicaron que esperan “abogar por un sistema de justicia que busque rehabilitar y restaurar en lugar de penalizar y ejecutar".
El apoyo hacia la pena capital ha disminuido considerablemente en Estados Unidos y se encuentra en su punto más bajo en casi 50 años. Hasta ahora, 22 estados y la ciudad de Washington han abolido el castigo. Se espera que Biden, quien es católico, puede usar la fe para cambiar la postura de los estadounidenses que aún están a favor de la pena capital.