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El carpintero que pudo cambiar la historia por matar a Hitler

Historiadores por años no creían el hecho de que el carpintero intentó asesinar a Hitler

Escrito en MUNDO el

Un carpintero de origen alemán Georg Elser vivió hace 80 años el fracaso de su plan: atentar contra la vida de Hitler meticulosamente planeado, quien el dictador se libró porque aquella noche en Múnich hacia niebla.

Existieron muchos planes fallidos para terminar con el genocida, Elser fue quien el 8 de noviembre de 1939 estuvo más cerca de lograrlo, en complicidad con Claus Von Stauffenberg y la denominada operación Valquiria, (interpretada por Tom Cruise en el filme homónimo) en un nuevo intento en 1944.

Un plan en el olvido

Este hecho quedó relegado durante años, debido a que muchos historiadores no creyeron que aquel hombre de origen humilde hubiera podido actuar en solitario y pusieron en duda la legitimidad de sus motivaciones.

Durante 30 noches, Elser había acudido a la cervecería "Bürgerbräukeller" de Múnich, donde cada 8 de noviembre Hitler daba un discurso para conmemorar su golpe de Estado fallido de 1923, el conocido como "Putsch de la Cervecería".

La estrategia

Cada noche pedía la cerveza más barata y luego se escondía en el sanitario hasta que cerrara el local, se dedicaba a vaciar meticulosamente la columna delante de la cual el dictador se rodeaba de su plana mayor, iba a dirigirse a sus

Cada noche, pedía la cerveza más barata y luego se escondía en el baño hasta el cierre del local. A continuación, se dedicaba a vaciar meticulosamente la columna delante de la cual el dictador, rodeado de su plana mayor, iba a dirigirse a sus ayudantes.

Elser colocó en un hueco una bomba de fabricación casera, que construyó a partir de explosivos robados de una cantera y con un reloj a modo de temporizados programado con tres días de anticipación.

Por su observación meticulosa el carpintero pensó que Hitler hablaría por lo menos una hora y media, lo cual programó su bomba para lo que esperaba fuera el desarrollo del discurso, a las 9:20 de la noche.

En otras ocasiones Hitler acortó su intervención y salió del lugar, antes de lo pensado por el carpintero para llegar a tiempo al tren que lo regresaría a Berlín, la espesa niebla no le hubiera permitido realizar el trayecto en avión.

La bomba de Elser funcionó a la perfección y explotó puntual, llevándose a ocho personas, siete miembros del partido nazi y una camarera, además hiriendo a otras 63.

Cambiar la historia

Georg Elser nació en 1903 en Hermaringen al sur de Alemania, el carpintero intentaba modificar el curso de la historia y evitar el conflicto intermancional.

La invasión de Polonia había comenzado seis semanas atrás, cuando Elser ya se encontraba diseñando el atentado, pero los historiadores coinciden en que, si su plan hubiera tenido éxito, la Segunda Guerra Mundial hubiera sido muy distinta y el Holocausto probablemente se habría evitado.

Intento fallido del hombre libre

No obstante, Hitler sobrevivió y Elser fue detenido esa misma noche cuando intentaba cruzar ilegalmente la frontera con Suiza; consigo llevaba pruebas que le incriminaban, que pensaba usar para evitar la extradición o en caso de que fuera inculpado un inocente.

A pesar de su insistencia en que había actuado solo, los nazis acusaron a los servicios secretos británicos de estar detrás del carpintero.

El movimiento opositor en Alemania también desconfió de aquel solitario desconocido y consideró que el ataque era probablemente un atentado de falsa bandera diseñado por Hitler para reforzar su apoyo entre la población.

Tras ser interrogado y torturado por la Gestapo (la temida policía política), Elser pasó cinco años y medio en confinamiento solitario en el campo de concentración de Dachau; allí mismo fue ejecutado de un disparo, por orden personal de Hitler, pocos días antes de que el lugar fuera liberado por los aliados.

"Con mi acción, quería evitar un derramamiento de sangre aún mayor," había declarado Elser, según la transcripción de su interrogatorio, que fue descubierta por un historiador en los años 60.

"He sido un hombre libre hay que hacer lo que es correcto. Si el ser humano no es libre, todo lo demás muere," dijo, haciendo hincapié en que nadie le había incitado a la acción y él mismo no se la había confiado a nadie.

Según quienes le conocieron, en sus treinta y cinco años de vida anteriores al atentado, Elser siempre había destacado por su ansia de independencia.

Perfeccionista y parco en palabras, valoraba su libertad por encima de todo, pero aún así era sociable; aunque estaba afiliado a una organización vinculada al partido comunista, nunca militó de forma activa ni parece que la ideología desempeñara un papel en su acción.

De acuerdo con testigos presenciales, sentía un rechazo visceral ante el régimen de Hitler; se negaba a realizar el saludo romano, abandonaba la habitación si la radio transmitía un discurso del dictador, y en una ocasión había declarado: "prefiero que me peguen un tiro antes que dar un solo paso por los nazis".

En las últimas décadas, los historiadores han rescatado la figura de Elser del olvido, y en 1998 se levantó el primer monumento en su honor.

El memorial

En la actualidad 66 calles y plazas, así como varios colegios, llevan su nombre en Alemania. Con motivo del 80 aniversario del atentado fallido, el presidente de la República Frank-Walter Steinmeier inauguró esta semana un monumento en el pueblo natal del carpintero.

En su discurso, destacó que Alemania le debe "reconocimiento, respeto y agradecimiento".

Mors.