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Corinna, la princesa rubia “amiga” del rey Juan Carlos y el escándalo que lo obligó a abdicar

Recientemente salen a la luz grabaciones de la alemana en la que implica al monarca emérito en sobornos millonarios

Escrito en MUNDO el

El escándalo sigue salpicando a la familia real de España. En 2014, el rey Juan Carlos abdicó al trono. Varios elementos se sumaron para que el monarca se viera obligado a tomar tal decisión.

El primero un mal paso en un viaje que recordará toda su vida. Los españoles se enteraron de que, en plena crisis económica, el rey había ido de cacería de elefantes a Botsuana.

Pero es era lo de menos, no lo había hecho solo, sino que había viajado en compañía de una mujer que no era su esposa. Desde entonces se habla de la “amiga íntima” del rey, Corinna zu Sayn-Wittgenstein.

También hubo otros motivos, como la imputación de su yerno en el llamado caso Nóos. La solución fue ceder la corona a su hijo Felipe VI, quien ha hecho todo lo posible por limpiar las manchas de un reinado que se consideraba oportuno después de la dictadura franquista.

El pasado jueves, el excomisario de policía José Manuel Villarejo se presentó ante la Audiencia Nacional, uno de los máximos tribunales de la justicia del país, para declarar en torno a grabaciones secretas que hizo de una conversación de Zu Sayn-Wittgenstein sobre posibles irregularidades del rey Juan Carlos.

Villarejo aseguró que se reunió con Corinna como “enviado de Estado”, para solucionar problemas que ella tenía con el exjefe del Estado

Villarejo dijo que registró en Londres, en 2015, una comprometedora charla en la que ella afirmaba haber sido utilizada como testaferro por el entonces monarca, quien se habría beneficiado con el cobro de comisiones. La grabación se encontró en la casa del abogado Rafael Redondo, exsocio de Villarejo, que también se encuentra en prisión provisional.

El juez Diego de Egea decidió separar el audio del expediente que se adelanta contra el comisario Villarejo, acusado de haber organizado una red de tráfico de información e inmigración ilegal conocida como el ‘caso Tándem’.

El excomisario de policía se ocupó durante 25 años de grabar ilegalmente a jueces, fiscales y empresarios, y en la actualidad se halla bajo prisión preventiva. Se encargaba de buscar los trapos sucios de diferentes personas y recibir pagos a cambio de la información obtenida. Está imputado por los delitos de organización criminal, cohecho y blanqueo de capitales.

Según la grabación hecha a Zu Sayn-Wittgenstein mediante un micrófono oculto, cuya veracidad revisan expertos de la policía, el hoy rey emérito cobró comisiones por actuar como intermediario en la construcción del tren de alta velocidad que conduce a La Meca, Arabia Saudí. La obra costó 7 mil millones de euros y en el consorcio participaron 12 empresas españolas. Juan Carlos habría recibido casi 100 millones de euros.

Corinna también sostenía en la grabación que el monarca manejaba cuentas en Suiza, a través de su primo Álvaro de Orleans Borbón, quien ha negado ello. La empresaria también manifestaba en el audio haber escuchado al rey emérito pedir a varias personas que suscribieran contratos a favor de la fundación de su yerno, Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina y hoy preso por prevaricación, malversación, tráfico de influencias y fraude fiscal.

Corinna, por otra parte, habría sido utilizada por el rey como testaferro en la compra de terrenos en Marruecos.

HISTORIA DE UNA RELACIÓN

El rey emérito Juan Carlos conoció a Corinna a inicidos del 2004, durante una cacería en la finca de La Garganta, en Ciudad Real, una población situada a 160 kilómetros de Madrid.

El terreno es propiedad del duque de Westminster y tiene una extensión de 15 mil hectáreas. Es considerado el espacio de caza más grande de España y es el lugar donde, además, los herederos de la Corona británica celebran juergas cuando acuden de cacería.

Por aquellas fechas Juan Carlos era rey de España y tenía 66 años, mientras Corinna, que fungía de princesa alemana, contaba con 39. No obstante haberse separado conserva el apellido de su segundo exmarido, poseedor de un título nobiliario del siglo XIV.

En aquel entonces, el rey le pidió que se sentara a almorzar a su lado. Los rumores no han cesado desde ese día. Se ha dicho que se convirtió en amante del monarca y que, incluso, la llevó a vivir cerca de él en un pabellón de El Pardo, a poca distancia del palacio la Zarzuela, donde el rey residía al tiempo con su esposa, la reina Sofía.

Entre otras labores, a petición de Juan Carlos I, Corinna organizó la luna de miel de Felipe VI y Letizia Ortiz. Además, respaldó negocios de Urdangarin, acudió a uno de los foros de turismo y deporte que este organizaba con el Instituto Nóos y su nombre figura en varios correos electrónicos que fueron estudiados en el juicio al yerno del rey emérito.

Es hija de quien fue el director europeo de la compañía de aviación brasileña Varig, quien falleció, el danés Finn Bönnig Larsen, y de la alemana Ingrid Sauerland.

Ella hace su vida entre Londres y Mónaco, y estudió relaciones internacionales en París. Tiene dos hijos. Organizaba safaris para ricos y famosos y así fue como acompañó al rey a cazar elefantes en Botsuana.

El escándalo en España fue enorme, pese a que la Casa Real explicó que el viaje al África era de carácter privado. Juan Carlos I tuvo que ser operado de la cadera en un hospital de Madrid y la reina lo visitó pocos minutos, sin ocultar su molestia.

En aquel momento el diario La Stampa de Italia señaló: “En España hay dos reinas: Sofía, casada desde 1962 con el rey Juan Carlos; y la oficiosa, la provocadora y rubia princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, separada y amante desde hace cuatro años del soberano más tombeur de femmes (casanova) de España”.

Juan Carlos tuvo que excusarse públicamente, en un acto no visto hasta entonces. Al salir del hospital, en abril de 2012, dijo: “Lo siento mucho. Me he equivocado. No volverá a ocurrir”. Pero la esclusa ya estaba abierta.

Con información de eltiempo.com

JGM