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Controlador aéreo da su vida para salvar a pasajeros de un avión

El gobierno indonesio abre fosas comunes para las víctimas del terremoto y posterior tsunami; pide ayuda internacional tras la tragedia

Escrito en MUNDO el

Anthonius Gunawan Agung, un controlador aéreo del aeropuerto de Palu, cumplió con su deber hasta el último minuto de su vida. Gunawan murió este viernes a causa del terremoto y posterior tsunami que se produjo en Indonesia.

El controlador fue la última persona en permanecer en la torre de control del aeropuerto de Palu. Todos sus compañeros fueron evacuados, pero él tenía el control sobre un vuelo que tenía que despegar. Se trataba de un avión de Batik Air al que tenía que guiar hasta la pista de despegue en medio del caos que estaba dejando el terremoto y al que Anthonius salvó, aguantando en la cabina hasta que consiguió despegar. Gracias a su generoso acto, todos los pasajeros están vivos hoy.

Cuando logró su objetivo se produjo el último temblor y la torre de control colapsó. Consiguió lanzarse por una ventana para no ser engullido por los escombros, y eso le costó romperse los brazos, las piernas y múltiples costillas. Anthonius Gunawan Agung fue trasladado a un hospital local, pero falleció antes de que pudiera ser evacuado en helicóptero a un centro especializado ante la gravedad de sus heridas.

Yohannes Sirait, portavoz de la Navegación Aérea de Indonesia, aseguró a ABC News que la decisión del controlador salvó “cientos de vidas”. De hecho, la entidad que controla los vuelos comerciales en el país asiático utilizó el acto heroico de Anthonius para elevar en dos niveles su categoría profesional a título póstumo por su “sobresaliente dedicación”.

Decenas de personas han utilizado las redes sociales para dar su último adiós al héroe del aeropuerto de Palu, que ha sido enterrado con honores y homenajeado por el gobierno indonesio.

ABREN FOSAS COMUNES PARA LAS VÍCTIMAS DEL TERREMOTO Y EL TSUNAMI

Las autoridades indonesias anunciaron este lunes el entierro de las víctimas mortales del tsunami y el terremoto del pasado viernes en fosas comunes en las afueras de Palu, no lejos de un pueblo donde centenares de personas han quedado sepultadas por avalanchas de barro.

Los funestos anuncios continúan aumentando la tragedia en la provincia de Célebes Central y su capital Palu, donde los muertos superan los 800 y donde se sufren cortes en el suministro de luz, escasez de alimentos y gasolina, además de falta del personal necesario para asistir a los afectados.


En el caso de las fosas comunes, situadas en un cementerio de la capital provincial, la razón ofrecida por las autoridades que comenzaron hoy los enterramientos es la prevención de enfermedades y epidemias.

El terremoto ha causado 844 muertos, 821 en Palu, 12 en Parigi Moutong y 11 en el distrito de Donggala, según los últimos datos oficiales, aunque el registro del puesto de comandancia militar en la capital provincial alcanzó hoy más de 900 muertos.

La lista se completa con 90 desaparecidos, 632 heridos y 48,000 personas atendidas en más de un centenar de centros de acogida. Cabe mencionar que el Equipo de Intervención Rápida, citado por la agencia Antara, aumenta la cifra de fallecidos hasta los 1,203.

Indefinido el número de muertos por terremoto y tsunami en Indonesia

Las perspectivas son sombrías: centenares de personas siguen atrapadas bajo los escombros, los equipos de rescate operan con enormes dificultades y el país ha pedido ayuda humanitaria para hacer frente al desastre.

La situación en Palu, ciudad de unos 350,000 habitantes en la costa occidental de la isla de Célebes, es crítica. La ayuda humanitaria entra principalmente a través del aeropuerto porque el acceso por tierra es difícil debido a los corrimientos de tierra.

Las comunicaciones y el suministro de luz son intermitentes y los equipos de rescate usan sus propias manos para buscar a los posibles supervivientes enterrados bajo las ruinas ante la imposibilidad de que llegue la maquinaria pesada.

Indonesia, a través del presidente Joko Widodo, ha autorizado formalmente la apertura de la zona a la ayuda humanitaria internacional. Naciones Unidas calcula que unas 191,000 personas requieren de esta ayuda de forma urgente.

Por su parte, la organización Oxfam prevé aportar ayuda a 100,000 personas, fundamentalmente alimentos, equipos de purificación de agua y de tiendas, indicó Ancilla Bere, responsable de esa ONG en Indonesia.

Apenas hay noticias sobre los daños en la región de Donggala, una franja de costa de 300 kilómetros de largo al noroeste con una población de 300,000 habitantes, más cercana al epicentro del sismo de magnitud 7.5, a la que no se ha podido acceder.

Una de las zonas más afectadas en los alrededores de Palu, según las autoridades, es el pueblo de Petobo, donde decenas de viviendas han sido parcial o totalmente engullidas por el barro. 

Calculamos que solamente allí hay cientos de personas sepultadas”, afirmó el portavoz de Antara.

mlmt