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El castigo maya, el método para mantener a raya la tasa de homicidios en Guatemala

La cohesión ancestral de comunidades mayas deriva en el involucramiento, lo mismo para decidir qué calle adoquinar, como para castigar a algún trasgresor

Escrito en MUNDO el

Por el denominado ‘castigo maya‘, método que involucra la investigación y sanción de delitos a mano los habitantes de una comunidad, dentro del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras, El Salvador), región que la ONU etiquetó como la más violenta del mundo, el departamento guatemalteco de Quiché, específicamente en el municipio de en Chichicastenango, presenta índices de violencia homicida propios de Europa occidental.

Lograr estos números en zonas donde la etnia maya k''iche'' es mayoría casi absoluta, se debe a que la cohesión de los habitantes de estas comunidades guatemaltecas es ancestral y remonta a sus orígenes. Como resultado, a mayor porcentaje de población indígena, mayor involucramiento de los vecinos, lo mismo para decidir qué calle adoquinar, como para castigar a algún trasgresor.

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En Chichicastenango, población que ronda los 170 mil habitantes, en 2017 se registraron sólo tres asesinatos, ninguno con arma de fuego. En comparación, en 2016 se presentó un homicidio y dos en 2015.

En tanto, al cierre del año pasado, Quiché, con una población de 1.2 millones de habitantes, reportó tres homicidios por cada 100 mil habitantes. Cifra que lo sitúa por debajo de Chile, Uruguay, y Estados Unidos. A nivel nacional, Guatemala cerró el año pasado con 26 homicidios por cada 100 mil habitantes. Por su parte, Honduras registró 44 y El Salvador 60 homicidios. En México la taza es de 20.5 homicidios por 100 mil habitantes.

JAFET ABSALÓN XIRUM CHINOL

Luego de un caso ocurrido el 18 de octubre de 2017 en el cantón Pachoj del municipio de Chichicastenango, en el que un niño de nombre Jafet Absalón y 12 años de edad resultó muerto por uno de los ladrones que hurtaban su casa, la frustración y la venganza desembocaron en una mayor organización.

Desde entonces, luego de dar con el homicida y lincharlo, con el fin de impedir el ingreso de personas ajenas al cantón por la noche, alrededor de 250 vecinos acordaron crear tres grupos de patrullaje obligatorio, uno para cada sector del cantón. De 8 de la noche a 4 de la madrugada. Armados y comunicados. Sólo hombres, entre 15 y 20 por patrulla y el k''iche'' como lengua para entenderse.

Respecto al fenómeno, Carlos Mendoza, miembro de la asociación civil Diálogos y de la ONG Humanistas Guatemala, expone: "Con los linchamientos parece haber un efecto de contagio, en el que un municipio o cantón que escucha que en otro lincharon a alguien y que por eso ya no pasa nada ahí, entonces como que copian el método, y se da cierto contagio geográfico".

DJH