Main logo

Caravanas, inspiración para más centroamericanos a migrar

La primera caravana hizo que otros centroamericanos se animaran para organizarse y viajar en grupos numerosos

Escrito en MUNDO el

Los gobiernos de Estados Unidos y México deportaron a más de 21,000 salvadoreños entre enero y octubre de 2018, un 7.6 % menos que los computados en los mismos diez meses de 2017, informó la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME).

La fuente precisó que EU deportó a 12,534 salvadoreños en este lapso, mientras que los retornados desde México fueron 8,716, para totalizar 21.250.

Esta cifra es inferior en 1,757 salvadoreños deportados en comparación con los 23,007 computados durante los mismos 10 meses del año 2017, según los datos difundidos por la DGME.

Una caravana de 1,345 personas, según cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), salió el miércoles de la capital salvadoreña con rumbo a Estados Unidos para sumarse a la primera que partió el domingo pasado con más de 500 integrantes.

Pero eso no importa.

Fue tan solo la semana pasada cuando una caravana con miles de migrantes centroamericanos pasaron la noche en Tapachula, Chiapas.

Días después, llegó un nuevo grupo con cientos de personas que se quedó en la plaza principal y las aceras cercanas. Ahora, dos caravanas más están en camino.

El hecho de que la primera de estas caravanas de hondureños logró avanzar de San Pedro Sula a Guatemala y después ingresó a México ha inspirado a otros migrantes que se organizaron para viajar en grupos numerosos. Esto revierte la lógica establecida hace muchos años de la migración centroamericana a Estados Unidos: en vez de tratar de moverse sin ser detectados, algunos migrantes sacrificaron la invisibilidad por la seguridad de viajar en grupo.

“Todos quieren hacer otra caravana”, dijo a The New York Times Tony David Gálvez, un trabajador agrícola hondureño de 22 años, quien caminó hasta Tapachula junto a otros migrantes y se detuvo a descansar en la plaza principal.

Aunque muchos migrantes no lo saben, esta nueva manera de viajar ha generado sentimientos antiinmigrantes en Estados Unidos y ha puesto nuevos obstáculos en su camino.

A medida que se aproximan las elecciones intermedias, el presidente Donald Trump intenta motivar a los votantes republicanos a enfocarse en inmigración, un tema que animó a su base electoral durante la campaña de 2016.

Trump calificó a la primera caravana, que partió de Honduras el 12 de octubre, como una horda invasora. Ha enviado militares a la frontera con México y considera tomar acciones ejecutivas para cerrarles la frontera a los migrantes, incluidos aquellos que buscan asilo.

Las personas que viajan en estas caravanas están conscientes de que Trump se opone a su ingreso a Estados Unidos y han escuchado sobre el despliegue militar en la frontera. Sin embargo, muchos afirman que son impulsados por una profunda fe de que cuando lleguen a la frontera, Trump se conmoverá y les abrirá las puertas.

Defensores de los migrantes como Miroslava Cerpas, del Centro de Investigación y Promoción de Derechos Humanos en Tegucigalpa, la capital hondureña, advierten que podrían ser separados, deportados o incluso resultar heridos durante la travesía.

No obstante, muchos de los migrantes son profundamente religiosos y “creen que habrá un milagro y aparecerá algún Moisés” para guiarlos, afirmó Cerpas.

“Para esta gente, esta es la caravana de la esperanza”, dijo.

Varios migrantes que llegaron a Tapachula el 30 de octubre dijeron que el éxito del primer grupo, que atravesó Guatemala y logró ingresar a México con relativa seguridad, los inspiró a iniciar el viaje.

Las imágenes de esta migración masiva muestran el poder de viajar en grupos grandes. Mujeres jóvenes se sienten lo suficientemente seguras para llevar a sus hijos a lo largo de la carretera en carriolas donadas y las familias se amontonan en las camionetas que les ofrecen transporte. En los ríos con fuertes corrientes, las personas forman cadenas humanas para lograr cruzar.

Sin embargo, no hay evidencia de que las caravanas impulsen a más personas a salir de El Salvador, Guatemala y Honduras hacia Estados Unidos, afirman los defensores de migrantes. De hecho, muchas de las personas en las dos caravanas que se mueven en el sur de México dicen que lo más probable es que hubieran migrado sin importar si los grupos se hubieran formado o no.

Lo que esta movilización hace es darle visibilidad “a un fenómeno que se ha dado desde hace mucho tiempo pero que nadie quería ver”, dijo César Ríos, director del Instituto Salvadoreño del Migrante en San Salvador, una organización que trabaja con deportados.

Cuando la primera caravana salió de San Pedro Sula, Honduras, el 12 de octubre, solo estaba conformada por algunos cientos. Pero los noticieros televisivos difundieron la noticia y miles de personas se unieron a la procesión conforme cruzó la frontera con Guatemala y se dirigió hacia México.

Su viaje hacia el norte ha resonado profundamente en los países de Centroamérica donde cientos de miles de personas han huido en los últimos años para escapar de la violencia y la represión política, así como de la pobreza exacerbada por la sequía y los problemas con los cultivos.

Hace alrededor de dos semanas, otra caravana se formó en el pueblo hondureño de Comayagua. Cuando partió estaba compuesta por 350 viajeros, según afirmaron varios migrantes, y para cuando cruzó la frontera con Guatemala ya había crecido a alrededor de 1500.

AJ