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Así luce Manuela, la hija menor de Pablo Escobar

Los crímenes cometidos por su padre siempre la persiguieron durante su niñez y adolescencia, siendo ella la última víctima de Escobar

Escrito en MUNDO el

Pablo Escobar tenía dos hijos cuando fue asesinado: Juan Pablo Escobar y Manuela Escobar.

El varón primogénito ha estado dentro del ojo público luego de escribir un libro sobre su padre. Sin embargo, la fémina menor se ha mantenido atrás de la línea.

A diferencia de su hermano que tenía 16 años cuando su padre fue abatido, a Manuela le tocó sufrir esa pérdida con tan solo nueve.

Cuando Escobar traficaba droga o realizaba atentados en Colombia, Manuela era un bebé.

Su padre buscaba formas para que su hija menor asimilara las situaciones violentas y extremas como aventuras infantiles.

En más de una ocasión, en los escondites que la familia usaba para escapar del Bloque de Búsqueda, Escobar le pintaba bigotes de ratita en la cara y le contaba que eran ratones que debían despistar a los gatos que acechaban

José Alejandro Castaño, autor de "Cierra los ojos, princesa", el único libro editado dedicado a ella, asegura que Manuela fue la última víctima de Pablo Escobar.

El periodista suele definirla como melancólica, característica que quedó plasmada en su personalidad luego de la muerte de su padre.

“El drama para Manuela comienza cuando el padre muere y ella no tiene manera de agarrarse a la realidad, era demasiado pequeña para comprender", afirma Castaño.

María Victoria Henao y sus hijos huyen de Colombia para encontrar refugio. En Estados Unidos y Alemania les niegan la entrada.

Por ello regresan a Colombia, Manuela duerme con un mechón de la barba de su padre debajo de la almohada y una de sus playeras como pijama. Consiguen asilo en Argentina y cambian de identidad.

En Buenos Aires, Manuela dormía muchas noches bajo la cama, como lo hacía cuando se ocultaban de las autoridades.

Castaño relata una de las situaciones que provocaron a Manuela situarse en la realidad, sobre todo con respecto a su padre.

En su colegio, los profesores proponen que los alumnos elijan a los protagonistas del Siglo XX.

Unos alumnos escogen a Albert Einstein, otros a Adolfo Hitler. Manuela por su parte elige a Chaplin.

Pero un compañero se decide por Pablo Escobar, ahí, en ese momento comienza a escuchar el retrato de su padre, el narcotraficante. Nadie sabía que justo ahí está la hija del capo.

En 1999 detienen a su madre y hermano acusados de lavado de dinero y falsificación de documentos.

Manuela, con el cambio de identidad como Juana Manuela Marroquín, se deprime.

Abandona el colegio y continúa sus estudios con clases particulares en su casa.

Su madre y hermano salen de prisión, luego le buscan ayuda psicológica para Manuela.

Ahora, con 33 años, Manuela es una profesionista alejada de toda esa locura que su padre hizo.

Con información de Debate e Infobae

rgg