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Asesinato del presidente Jovenel Moïse; 35 años de calamidades en Haití

El presidente de Haití fue asesinado, en momentos en los que el país atraviesa una crisis de cuatro décadas, con terremotos, huracanes, pobreza e inestabilidad

Escrito en MUNDO el

PUERTO PRÍNCIPE.- El presidente de Haití, Jovenel Moise, fue asesinado este miércoles por hombres armados en su residencia en Puerto Príncipe, un magnicidio que sucede en momentos en los que el país atraviesa una situación profundamente inestable.


¿QUIÉN ERA MOISE?

Moise nació en Trou de Nord en 1968, en una familia modesta. Tras estudiar en la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Quisqueya, se mudó a Port-de-Paix, donde comenzó un proyecto para producir plátanos orgánicos.

El medio BBC recuerda que Moise era un desconocido en la política hasta 2015, cuando el expresidente Michel Martelly lo nominó como candidato a la presidencia del partido Tèt Kale.

Moise se presentó como un candidato de origen rural, lo cual le consiguió el apoyo de regiones con dificultades económicas. La presidencia fue su primer cargo público.

Pero, ¿por qué fue asesinado? Estas son las claves para entender la crisis en la que se ve sumergido el país.


A LAS PUERTAS DE LAS ELECCIONES

Haití ha convocado elecciones presidenciales y legislativas para el próximo 26 de septiembre, comicios en los que Moise no podía ser candidato.

En esa fecha también estaba prevista la celebración de un referéndum para aprobar una nueva Constitución, un proyecto impulsado por Moise con miras a reforzar la figura del jefe de Estado, aunque aseguraba que él no se beneficiaría de la nueva carta magna.

La nueva Constitución contaba con fuertes resistencias por parte de la oposición y todo el proceso era visto con recelos por parte de la comunidad internacional, por falta de transparencia y por no ser lo suficientemente inclusivo.


UNA SUCESIÓN NO DEL TODO CLARA

En el caso de la muerte del presidente, la Constitución de 1987 establece que el Consejo de Ministros, encabezado por el primer ministro, ejerce el poder ejecutivo hasta la elección de un nuevo gobernante.

En el caso de que la muerte se produzca a partir del cuarto año de los cinco del mandato, la Asamblea Nacional se debe reunir para elegir a un presidente que cumpla el mandato del fallecido, pero desde enero de 2020 el Legislativo está clausurado debido al aplazamiento de las legislativas previstas para 2019.

La situación en la jefatura de Gobierno tampoco es del todo clara, puesto que en estos momentos hay dos primeros ministros nombrados.

Claude Joseph ejerce el cargo de forma interina desde el pasado abril, pero este lunes Moise nombró para ese puesto a Ariel Henry, quien todavía no había asumido de forma oficial.

De momento, la única comunicación oficial sobre los acontecimientos ha partido de Claude Joseph, quien ha asegurado que la Policía y las Fuerzas Armadas tienen el control de la situación.

 

DENUNCIA DE GOLPE DE ESTADO EN FEBRERO

La crisis política se desencadenó en 2018 por denuncias de corrupción de Moise, en torno a los fondos del programa de ayudas venezolano Petrocaribe, y se ha agravado en los últimos años por problemas económicos y un clima político cada vez más tenso.

Las protestas, en muchas ocasiones violentas, han paralizado las actividades en Puerto Príncipe durante varias semanas a lo largo de estos tres años de inestabilidad, y motivaron el aplazamiento de las elecciones legislativas de 2019.

La crisis se agravó el pasado 7 de febrero, día en el que Moise denunció que la oposición, junto a un grupo de jueces de la Corte de Casación (suprema) y altos mandos de la Policía, tramaban un atentado para asesinarle en ese día.

Las autoridades hicieron varias detenciones, pero los implicados en el supuesto intento de golpe de Estado fueron puestos en libertad por orden judicial.


CONTROVERSIA POR EL FINAL DEL MANDATO

La oposición no reconoce la legitimidad de Moise desde el 7 de febrero de 2021, fecha en la que consideran que terminó su mandato, debido a una interpretación de un artículo de la Constitución, que permitiría entender que su Gobierno comenzó en 2015, coincidiendo con la fecha de unas elecciones que acabaron siendo anuladas y no con su investidura, que tuvo lugar en 2017.

Los partidos opositores, en especial los de izquierdas, trataban a Moise como un "dictador" por el polémico modo que ha gobernado por decreto desde la clausura del Parlamento, algo por lo que también ha sido criticado por la comunidad internacional.

Sin embargo, Moise siempre ha asegurado que su intención era dejar el poder el 7 de febrero de 2022, al cumplirse cinco años de su investidura, y cederlo a quien fuera elegido en las votaciones.

 

ENEMIGOS DE LA OLIGARQUÍA Y LAS BANDAS

Conforme la crisis se ha agravado, Moise se ha granjeado enemigos entre las familias adineradas que controlan negocios claves en el país, como la energía, la telefonía o la banca, a los que ha responsabilizado de la corrupción sistémica y de la inestabilidad crónica que vive el país.

Recientemente, Moise también se ha ganado enemigos entre las poderosas bandas armadas que controlan numerosas barriadas pobres de Puerto Príncipe.

La violencia de las bandas se recrudeció desde comienzos de junio, en especial por la acción de G9 an Fanmi e Alye, una federación de pandillas que hasta hace poco se consideraba en la órbita del Gobierno y que en las últimas semanas declaró la guerra a Moise.

Los conflictos entre las bandas han causado decenas de muertos y heridos y al menos 17 mil desplazados desde el comienzo de junio por los enfrentamientos en barrios como Martissant y Delmas. 

 

LA SITUACIÓN EN HAITÍ A LARGO PLAZO

Haití llegó a ser una de las colonias más adineradas en América. Sin embargo, el país es ahora el más empobrecido del hemisferio occidental, con más de la mitad de su población viviendo en situación de pobreza, según un reporte del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR).

En años recientes, “las catástrofes naturales, las enfermedades, la inestabilidad política, la mala gestión de la ayuda humanitaria” y la depreciación de la moneda han golpeado al país y lo han dejado en deuda.

 

INESTABILIDAD POLÍTICA

A esto se le suma la inestabilidad política que existe en Haití desde hace más de un siglo. Al comienzo de las Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos envió soldados al país, supuestamente para restaurar el orden, ya que, en los cinco años anteriores, siete presidentes haitianos habían sido destituidos o asesinados.

Estados Unidos ocupó el país durante casi dos décadas, en las que controló la seguridad y las finanzas del país. En ese tiempo, se impusieron medidas como “la segregación racial, los trabajos forzados y la censura de la prensa”, y se destituyó a los presidentes que se oponían a la presencia estadounidense.

Tras la retirada de Estados Unidos, llegó una serie de gobiernos inestables, que culminaron en 1957 con el establecimiento de la dictadura, de 29 años, de François y Jean-Claude Duvalier. Este gobierno se caracterizó por su corrupción y violaciones de derechos humanos, según informa el CFR.

Sin embargo, la inestabilidad persistió tras la salida de los Duvalier. Jean-Bertrand Aristide, el primer presidente democrático de Haití, fue depuesto en dos ocasiones mediante golpes de Estado en 1991 y 2004. Los sucesos provocaron intervenciones de Estados Unidos, apoyadas por la ONU.

La situación continuó cuando Michel Martelly se convirtió en presidente en 2011, tras unas elecciones cuestionadas por acusaciones de intromisión de Estados Unidos a su favor.

 

DESASTRES Y EPIDEMIAS

Haití está situado en una falla geológica, en una región que además es propensa a las tormentas. En 2010, un terremoto mató a 220 mil personas y desplazó a 1.5 millones adicionales. Los costos de reconstrucción superaron el PIB del país, según el CFR.

Las epidemias que surgieron en Haití tras el terremoto, como el dengue, la malaria y el cólera, complicaron las cosas aún más. Se estima que al menos 10 mil personas fallecieron por esta última enfermedad, que fue introducida al país por trabajadores de la ONU tras este desastre.

A esto se le sumó una sequía que entre 2015 y 2017 provocó la pérdida del 70% de las cosechas, y el huracán Matthew, que golpeó el país en 2016 y diezmó la infraestructura del país.


ACV